Borrar
Miguel Melero, ene l vestíbulo que comparten las facultades de Educación y Psicología.
López Melero: "La Lomce es un mecanismo del PP para cambiar el rumbo ideológico de la sociedad"

López Melero: "La Lomce es un mecanismo del PP para cambiar el rumbo ideológico de la sociedad"

Este catedrático de Didáctica y Organización Escolar de la Universidad de Málaga dirige el Proyecto Roma, un programa pedagógico que ha hecho posible que 150 niños malagueños con dificultades hayan demostrado que son capaces de llegar muy lejos en su aprendizaje

Francisco Gutiérrez

Lunes, 31 de agosto 2015, 00:33

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Con casi 40 años de docencia a sus espaldas, este maestro formado en la Escuela Normal de Granada y doctor en Pedagogía por la Complutense es catedrático de Didáctica y Organización Escolar de la UMA. Desde 1990, Miguel López Melero dirige el Proyecto Roma, un programa pedagógico que ha hecho posible que 150 niños malagueños con hándicaps o dificultades hayan demostrado que son capaces de llegar muy lejos en su aprendizaje. El caso más exitoso, el de Pablo Pineda, que se diplomó en Magisterio. Su metodología solidaria e inclusiva se extiende por Perú, Uruguay, Méjico... con el mismo propósito con el que la inició hace 25 años, poner en valor la diferencia.

El nuevo curso está próximo y la aplicación de la LOMCE será ya una realidad en colegios e institutos. ¿Cómo cree que va a influir la nueva ley?

Si queremos entender la LOMCE, debemos comprender primero las políticas del Partido Popular, un gobierno supra-conservador en todos su ámbitos: sanidad, justicia, seguridad ciudadana, etcétera. El PP en todas sus políticas tiene la misma finalidad: un cambio de rumbo ideológico, pues hay que construir otra ciudadanía, otra sociedad. Es una ley que beneficia a las élites y clases sociales altas y castiga y margina al resto, especialmente a las clases populares y a los colectivos más desfavorecidos.

¿Por qué cree que perjudica a los colectivos más desfavorecidos?

Todos los cambios que ofrece esta ley con respecto a la LOE repercuten en las personas y colectivos más necesitados de manera más acusada que en el resto. La LOMCE, institucionalmente, desmonta un modelo comprensivo e inclusivo de escuela que hablaba de solidaridad, cooperación, respeto, justicia, democracia, etcétera, por un modelo elitista, segregador y discriminatorio.

Y para un profesional como usted, tantos años trabajando por una escuela inclusiva, ¿qué supone?

Personalmente mata las ilusiones de aquellas personas que confiábamos en que era posible construir una escuela sin exclusiones. Para ello utilizan los recortes como pretexto, que significan menos oportunidades para los colectivos más pobres y para los que tienen más dificultades, y la creación de itinerarios para segregar, porque no sólo se hacen recortes económicos sino recortes de derechos.

¿Qué margen de maniobra le queda a la Junta, que tiene las competencias en Educación, o a los profesores.

La situación es complicada, por cuanto es una ley orgánica de obligado cumplimiento. A los maestros les diría que la mejor manera de afrontar la LOMCE es estar bien preparados, ser competentes científicamente y que pongan en marcha un proyecto educativo que dé respuesta a las necesidades de los niños y niñas. Independientemente de la LOMCE, los niños van a la escuela a aprender a pensar, a convivir, a saber ser personas democráticas y buenos ciudadanos.

Y al nuevo ministro, ¿qué le pediría?

La paralización inmediata de la ley y que se abra un proceso de diálogo y negociación con todos los sectores implicados en la enseñanza para lograr un verdadero pacto por la educación. La escuela pública es la escuela de todos y para todos, y es un bien universal que debemos cuidar. Es la escuela que cumple con los derechos humanos y del niño, una escuela de calidad debe dar respuesta a todos los niños y niñas, no dar respuesta sólo a unos pocos niños.

Habla de escuela pública. ¿Qué opinión le merecen los centros concertados?

Estoy totalmente en contra de los conciertos. Desde que en el año 1979 se acordó el concierto con el Vaticano ningún gobierno, ni de izquierdas ni por supuesto de derechas, ha querido enmendar ese error. El dinero público debe ser para la escuela pública, que es donde no hay ningún tipo de discriminación ni por el género, ni por la etnia, o religión o hándicap. La escuela pública es la que respeta la diversidad como elemento de valor.

Ya que habla de diversidad, me gustaría preguntarle su opinión sobre lo que se ha denominado educación diferenciada por sexos en centros también subvencionados...

Los niños y las niñas y los jóvenes tienen que ir al colegio o al instituto a aprender a convivir y a respetarse en el género y como personas, mas allá de los pensamientos particulares de cada uno. Es un grave error segregar por sexo.

Volviendo a la LOMCE, hay un par de cuestiones que han sido muy criticadas y me gustaría plantearle. Por una parte los exámenes de reválida en tercero y sexto de Primaria.

Las reválidas hay que relacionarlas con la evaluación, si ésta se entiende como proceso de inclusión o de exclusión del alumno. Se habla de estándares de aprendizaje como unos topes o límites a los que todos los alumnos tienen que llegar. Me parece todo esto exagerado para camuflar el mal sistema de partida. Los maestros y maestras en cada uno de los cursos hacen una evaluación continua, desde el primer día. Y esta evaluación continua es suficiente para emitir un informe final en tercero o sexto sin necesidad de que llega una empresa externa.

Si, como dice, hay una evaluación continua, ¿a qué responde, a su juicio, esta nueva evaluación?

Todo esto es una manera de selección, discriminación y exclusión. ¿Quiénes caen? Los de siempre, los colectivos más pobres, las personas que tienen algún tipo de peculiaridad. Me parece bien conocer el desarrollo evolutivo o cognitivo, lingüístico o afectivo, del alumno, y la evaluación debe ser un motivo de aprendizaje, y de mejorar los procesos de enseñanza y aprendizaje, no un ajuste de cuentas.

La otra cuestión, para terminar con la LOMCE, es la controvertida FPBásica, una primera forma de segregación de alumnos en la ESO.

Entiendo que la Formación Profesional debe vincularse a la promoción de empleos dignos y necesarios para el bienestar de la sociedad y para el mantenimiento de unas condiciones de vida de las personas adecuadas. Es necesario revalorizar la Formación Profesional y dotarla de recursos suficientes para que sea apreciada socialmente y que proporcione una formación integral que ayude a la inserción laboral y social del alumnado. Sin embargo, La Formación Profesional Básica está en una vía muerta.

Estando aquí, en la Facultad de Ciencias de la Educación, es obligado abordar la formación de los futuros profesores.

En estos últimos años, la formación del profesorado ha mejorado, al prolongar un curso la formación inicial de los docentes de Educación Infantil y Primaria y crear un máster específico para el profesorado de Secundaria. Pero una buena práctica docente no se aprende memorizando teorías sin conexión con la realidad escolar, sino desarrollando un conocimiento práctico riguroso que sirva para tomar decisiones fundamentadas sobre para qué enseñar, qué enseñar, con qué metodología actuar y de qué manera evalur.

Y, ¿cómo se puede conseguir esa buena práctica docente?

En primer lugar seleccionando con rigor a los candidatos y candidatas a estos estudios, procurando incorporar a aquellos que posean aptitudes y capacidades para esta profesión mediante pruebas específicas en las facultades de Educación. Considero también necesario que al finalizar la carrera los alumnos hagan una especie de mir que les familiarice con la práctica docente. Las que se hacen durante la carrera son prácticas de inmersión en los centros, en las que los muchachos se socializan pero sin ningún tipo de responsabilidad.

Para algunos profesores, aprobar las oposiciones significa dejar de estudiar...

La formación permanente del profesorado es una necesidad creciente y es reconocida como un derecho y un deber que se extiende a todas las funciones que pueden desempeñar los docentes.

No puedo dejar pasar la ocasión de preguntarle por Pablo Pineda, el joven síndrome de Down al que usted, como a otros 150 en Málaga, ayudó a progresar en sus estudios. ¿Qué siente cada vez que uno de estos chicos demuestra su capacidad?

Personal y pedagógicamente es una gran satisfacción. Llevo 40 años trabajando en el ámbito congnitivo con personas con alguna peculiaridad. Pero socialmente es muy denigrante, porque Pablo no puede presentarse a unas oposiciones; Ramón, que estudió cocina, no puede abrir un bar, o Alma, que estudió Restauración, tampoco puede trabajar, porque jurídicamente no son personas capacitadas. La sociedad no está madura para comprender que ellos pueden desempeñar un papel social como ciudadanos de pleno derecho.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios