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Los caballistas recorren la ciudad después de no poder entrar en la feria.
Prohíben la entrada a la feria a una treintena de caballistas llegados de Almería

Prohíben la entrada a la feria a una treintena de caballistas llegados de Almería

Este grupo se presentó cinco minutos tarde en la oficina para tramitar los permisos y no pudo acceder al Real

Álvaro Cabrera

Sábado, 22 de agosto 2015, 01:11

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Habían madrugado para disfrutar de la feria de Málaga. Subieron los animales a un trailer que habían alquilado y partieron hacia la capital de la Costa del Sol para vivir una intensa jornada de fiesta. Sin embargo, todo acabó en un gran disgusto para esta treintena de caballistas de Almería, a los que finalmente se prohibió la entrada al recinto de Cortijo de Torres con sus animales.

Francisco Puente es una de las personas que forma este grupo, que pertenece al club hípico El Manolete. Explica que todo ocurrió el pasado jueves, cuando llegaron frente a las puertas del Real. Allí debían buscar una oficina en la que presentar la documentación de los animales e inscribirse, para poder acceder al recinto.

Sin embargo, como cuenta Francisco, eran las 14.03 horas y la oficina había cerrado a las dos. «Hablamos con el personal de seguridad, con la Policía Local, pero finalmente no pudimos pasar. Ni siquiera para dar de beber a los caballos, nos negaron hasta el agua para los animales», recuerda este vecino de Almería aún alterado.

Mientras tanto, desde el Ayuntamiento aseguran que no tenían conocimiento de que este grupo llegaría en la citada fecha al Real. Fuentes municipales precisan que la oficina tiene su horario y que, si el grupo se hubiera puesto en contacto antes de las dos, se le habría esperado. Además, añaden que en esta edición de la feria se han expedido más de 3.000 pases para caballistas sin ningún tipo de problema.

Tras una inversión de 2.300 euros a sus espaldas, para cubrir gastos como el alquiler del camión y del autobús, Francisco cuenta que el grupo se montó en sus caballos y se dio una vuelta por la ciudad, en busca de algún lugar en el que reponer fuerzas tras el viaje: «No tiene sentido que podamos ir en nuestros caballos, perfectamente ataviados y con todos los permisos, por la ciudad y no podamos entrar al Real».

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