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Los negocios del El Palo se quejan del ruido que provoca el camión.
Ruidos que espantan a clientes

Ruidos que espantan a clientes

Molestos sonidos hacen perder consumidores a algunos negocios de la capital en pleno verano

mariví morilla

Martes, 4 de agosto 2015, 13:12

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Agosto dio el pistoletazo de salida hace tres días con un llenazo en los hoteles de la Costa del Sol, que han arrancado con más del 90% de ocupación. Esa primera riada de turistas no sólo ocupa habitaciones de hoteles, sino también terrazas de bares y restaurantes. Sin embargo, algunos de estos establecimientos están teniendo problemas en plena temporada alta para atraer clientes, y no por el servicio que ellos ofrecen, sino por ruidos provocados por diversas circunstancias que hacen que los consumidores huyan los más lejos que pueden. Es lo que ocurre, por ejemplo, en El Palo. Las Estaciones de Bombeo de Aguas Residuales Jaboneros y Gálica siempre han sido un sufrimiento para los vecinos de esa barriada porque son malolientes y generan suciedad y otras muchas molestias. La estación de Gálica fue construida en 1983 y la de Jaboneros data de 2005. Anterior a la de Jaboneros había otra similar en la que ahora parece que el Consistorio ha decidido instalar una estación de baldeo. Así lo explica uno de los vecinos de la zona que prefiere no desvelar su nombre. «Si ponen una estación de baldeo lo que van a hacer es destruir y arruinar todos los negocios de la zona porque están a escasos minutos», denuncia. Desde hace unos días, un camión cisterna aparca a las nueve de la mañana en la avenida Salvador Allende número siete y permanece allí hasta las cinco de la tarde provocando un ruido ensordecedor. «Los camiones cisterna traen agua para llenar el depósito de la estación y después baldean toda la zona de El Palo, es decir, que va a haber camiones cisterna por aquí todos los días», cuenta el ciudadano, quien se ha puesto en contacto con otros grupos municipales para saber de dónde surge esta medida: «Ningún grupo tiene idea de cómo se ha empezado este proyecto y tampoco han consultado ni con vecinos ni con negocios». Los establecimientos son los más afectados por esta situación junto con los residentes. «Por aquí hay heladerías, bares, cafeterías, pizzerías y todos están muy preocupados porque no hacen clientes, pero es que ese ruido tan monstruoso te echa para atrás», aclara el vecino de El Palo. Por el momento, parece que el proyecto sigue adelante porque los propios operarios han comunicado a los vecinos que también estarán por la zona en los próximos días. «Me han dicho que van a seguir viniendo, aunque los trabajadores no tienen culpa, sólo cumplen órdenes y tienen que ganarse el sueldo», añade.

Una situación similar es la que se está produciendo estos días en la calle Larios. La instalación por las noches de los tradicionales toldos para aliviar el calor ha levantado las quejas de los clientes de uno de los hostales de la calle. «De las doce de la noche a las siete de la mañana hay máquinas taladrando las paredes y de momento sólo han puesto seis toldos de los 40 que hay que poner», explica el dueño del hostal, quien señala que ha tenido que devolver ya 1.500 euros a los usuarios que han decidido marcharse antes de tiempo. «El problema ya no es el dinero, sino que esos clientes jamás van a volver y los comentarios que me van a hacer en Internet ya son para toda la vida», puntualiza el propietario. Los toldos se han colocado otros años durante el mes de junio, cuando había menos turistas en la ciudad. «Hacen las cosas de noche para no molestar y al final me molestan a mí, se están cargando un negocio», concluye.

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