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Varios imputados han declarado que trataron de engañar a la mujer entregándole estas fotos y, como ‘prueba de muerte’, le dieron la camiseta manchada. Al día siguiente, la sangre, que compraron en un bazar chino, se volvió verde.
Investigan la supuesta extorsión a una mujer con el falso crimen de su expareja

Investigan la supuesta extorsión a una mujer con el falso crimen de su expareja

Un ex guardia civil, un abogado, un fotógrafo y dos amigos de la víctima, detenidos por su presunta implicación en la trama

Juan Cano

Lunes, 2 de marzo 2015, 02:21

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En las fotos aparece tumbado en el suelo, con las manos a la espalda y cubierto por unas sospechosas manchas de sangre que le recorren el lado izquierdo de la cabeza y acaban en su camiseta blanca de Tarifa, que fue la prueba de muerte supuestamente entregada a su expareja para hacerle creer que lo habían asesinado. Pero nada era lo que parecía. Al día siguiente, la sangre, que habían adquirido en un bazar chino, como la que se usa para los disfraces de Halloween, se volvió verde. El muerto, en realidad, estaba muy vivo.

El guión del caso, que investiga el Juzgado de Instrucción número 3 de Marbella, parece sacado de una película de Berlanga, o más bien de una producción de cine de clase B. El reparto lo formarían, de un lado, la presunta víctima, una residente alemana de unos 60 años, y de otro, los supuestos artífices de la trama: su excompañero sentimental, de la misma nacionalidad, dos amigos de ambos, un ex guardia civil, un abogado y un fotógrafo profesional.

A todos ellos se les acusa de integrar una organización criminal ideada para extorsionar a la mujer haciéndole creer que habían matado a su expareja y conseguir que les pagara una suma de dinero con el fin de evitar que la investigación policial del (falso) crimen se dirigiera contra ella. También se les imputa un supuesto delito de amenazas, según confirmaron fuentes judiciales.

La rocambolesca historia tiene, como todas, dos versiones. Incluso más. La investigación surgió por casualidad. La Unidad de Asuntos Internos de la Guardia Civil indagaba en las actividades del exagente en relación a un caso que instruye un juzgado de Algeciras.

Un pinchazo destapó el caso

En uno de los pinchazos telefónicos, los investigadores descubrieron su presunta implicación en una trama para extorsionar a la mujer alemana a la que, según declararía ella más tarde, reclamaban un millón de euros. La cantidad pagada sería sensiblemente inferior en el atestado se habla de menos de 100.000 euros, aunque la cifra real sigue siendo una incógnita.

Las intervenciones telefónicas se extendieron al resto del grupo. A finales de abril del año pasado, Asuntos Internos desató una redada que acabó con todos los supuestos implicados detenidos y en prisión, donde pasaron unos meses. Todos menos el excompañero sentimental de la mujer, que evidentemente no estaba muerto y que, según las fuentes consultadas, se encuentra en paradero desconocido desde entonces.

Los agentes contactaron con la mujer, residente en Marbella, que acudió a denunciar los hechos acompañada por su hermano y dos abogados, uno alemán y otro español. Al parecer, manifestó que estaba siendo amenazada por un grupo de personas a las que habría llegado a entregar varias sumas de dinero por miedo a su integridad física y a la de su hija, que vive en el extranjero.

La mujer contó que dos hombres que decían ser guardias civiles se habían presentado en su casa y le habían mostrado unas fotos de su expareja en un depósito de cadáveres. Según su versión, los supuestos agentes, que habrían llegado incluso a mostrarle una placa, le exigían dinero para dar por finalizada la investigación del crimen ya que, de lo contrario, podría pasarse 21 años en la cárcel.

El caso pasó del juzgado de Algeciras al de Marbella por una cuestión de competencia territorial, ya que los hechos investigados habrían ocurrido en la ciudad malagueña. Algunos de los detenidos, que en un primer momento habían rehusado declarar ante el juez al estar el asunto bajo secreto de sumario, empezaron a cantar. Sus testimonios dieron una nueva vuelta de tuerca a la historia, tanto que situarían a la mujer como supuesta inductora del asesinato, en lugar de como víctima.

La otra versión, respaldada por al menos tres de los imputados, coincidiría en que ella supuestamente encargó a dos examantes aunque la mujer niega haber tenido una relación con ellos el crimen de su expareja, despechada por sus infidelidades y por el tren de vida del que disfrutaba a su costa. En lugar de eso, los dos hombres le habrían contado el plan al exmarido, quien, siempre según esta tesis, les propuso fingir su muerte y sacarle el dinero a la mujer como si realmente hubiera sido ejecutado.

En un primer momento, los implicados trataron de convencerla de que habían contratado a un sicario ruso para que lo matara. Cuando ella les pidió una prueba de muerte, le mostraron la documentación del finado y, como seguía sin creérselo, pergeñaron el primer montaje fotográfico, según declararon varios de los imputados ante el juez. El resultado no pudo ser más burdo, como demuestran las fotos a las que ha tenido acceso este periódico. Tras mostrarle las imágenes, le habrían entregado la camiseta que lucía el fallecido con unas manchas producto de sus supuestas heridas. Pero la sangre, que habían comprado en una tienda de chinos, se volvió verde con el paso de las horas. Aunque las fotos han sido aportadas al procedimiento por las defensas de los sospechosos, la mujer al parecer negó haberlas visto antes y que formaran parte de la extorsión.

La historia daría un nuevo giro con la incorporación a la plantilla de un fotógrafo profesional y el ex guardia civil. El primero habría reconocido en su declaración que hizo unas fotografías en un depósito de cadáveres simulando que el excompañero sentimental de la ciudadana alemana estaba muerto, imágenes que, según aseguró, seguían estando en la memoria de su cámara.

Así fue como el grupo acabó recurriendo al ex guardia civil, cuya supuesta intervención fue clave para dotar de mayor credibilidad a la treta, apoyándose además en unas fotos profesionales con las que pretendían demostrar que el asesinato se había consumado. Pero el grupo, lejos de estar cohesionado, empezó a fragmentarse y uno de los bandos presuntamente recurrió al abogado para ahuyentar a la otra parte del negocio, según explicaron las fuentes consultadas.

Tras esta nueva pirueta del guión, las defensas de varios de los sospechosos han instado al juez a que modifique la acusación de extorsión por la de estafa, y a que retire las de amenazas y pertenencia a una organización criminal al considerar que no estarían acreditadas. También han solicitado la imputación de la mujer como inductora del asesinato, petición que fue denegada por el juzgado de Marbella que instruye el caso, que sigue considerándola víctima de la trama. La resolución ha sido recurrida por alguna de las partes a la Audiencia Provincial de Málaga, que aún no ha tomado una decisión al respecto. Con el planteamiento y el nudo ya escritos, sólo queda por conocer el desenlace de la historia.

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