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«Me puse a correr al ver que la puerta me había pillado el brazo y pensé: ‘A ver si para el autobús’»

La joven que fue arrastrada el domingo por un vehículo de la EMT sufre fracturas en la tibia y el codo izquierdos, y un desgarro en la pierna derecha

Juan Cano

Martes, 3 de febrero 2015, 02:03

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Del accidente le han quedado algunas imágenes y múltiples heridas por todo el cuerpo. «Sólo recuerdo el brazo... caerme... mi hermana encima... la sangre y ya está». La joven que el domingo fue arrastrada por un autobús de la Empresa Malagueña de Transportes (EMT) permanece ingresada en el Hospital Carlos Haya con fracturas en la tibia y el codo izquierdos y un desgarro en la pierna derecha que requirió más de 40 puntos de sutura, entre otras lesiones. «Estoy hecha un cromo», dice con resignación.

>Había estado cenando con su hermana y un par de amigos. A las 1.13 horas del domingo la hora quedó registrada en el tique, que aportó a su declaración se subieron en un autobús de la línea 11. La joven, de 29 años, se disponía a volver a su casa, en Pedregalejo, mientras que el resto del grupo se dirigía hacia el centro. Se apeó en una parada de la avenida Juan Sebastián Elcano junto al arroyo Jaboneros. Cuando se giró para despedirse de su hermana y sus amigos, la puerta se cerró. «No me dio tiempo, tenía el brazo derecho dentro», cuenta la víctima del accidente, que prefiere conservar el anonimato. «Mi hermana tres años menor que ella comenzó a gritar y a golpear los cristales para que detuvieran el vehículo. Ella lo vio todo».

Lo poco que recuerda es que intentó seguir el ritmo del autobús. «Me puse a correr al ver que me había pillado el brazo y pensé: A ver si para». Antes de que el conductor se percatara de lo ocurrido y pisara el freno, la joven cayó al suelo y se golpeó contra el bordillo. Calcula que pudo arrastrarla unos 10 metros: «Soy consciente de que volé».

La primera cara que vio fue la de su hermana. «Me taponó la herida y estuvo conmigo hasta que vino la policía, no dejó que perdiera el conocimiento. Lo pasó muy mal». Ella fue quien avisó a su madre. «Al principio estaba consciente. Sólo quería irme a casa, pero no me podía levantar porque no me sentía las piernas. Supongo que perdí el conocimiento por el dolor. Creo que tuve una parada cardiorrespiratoria». Pese al daño y a la situación, su obsesión era recuperar del suelo «un anillo» con un valor sentimental para ella.

Dice que ha recibido una llamada del alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, interesándose por su estado, pero que aún no ha vuelto a ver al conductor del autobús. «Sé que pasó un mal rato, no fue su culpa. Le he dicho a mis padres que puede venir si quiere al hospital y ver que estoy bien». Lo que no tiene tan claro es si volverá a coger el autobús con la misma tranquilidad. «Soy más de bici», confiesa.

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