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Los alumnos de primero, que empezaron las clases el miércoles pasado, reciben sus uniformes.
El restaurante de La Cónsula no puede abrir al público por la falta de servicio de limpieza

El restaurante de La Cónsula no puede abrir al público por la falta de servicio de limpieza

La escuela de hostelería afronta un nuevo problema una semana después de incorporar a los alumnos de primero

Francisco Gutiérrez

Martes, 13 de enero 2015, 01:17

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Los estudiantes recogieron al mediodía de ayer sus uniformes de trabajo. Poco después llegaba la empresa de jardinería con los centros de flores, orquídeas moradas para adornar las mesas del comedor principal. Pero la escuela de hostelería de Málaga afronta un nuevo problema, imprevisto hasta el momento, pero que supone un serio revés tanto para los estudiantes como para la propia economía del centro: no hay limpiadoras. Algo que es bastante evidente en sus instalaciones, salón o exteriores. Y sin limpieza no se puede poner en marcha el restaurante para los clientes, que se ha convertido en una importante fuente de ingresos y que al menos ha dado la suficiente liquidez como para que el centro pueda pagar a los proveedores los suministros diarios, toda vez que las deudas que acumula el centro llevaron a muchos de ellos a dejar de llevar materia prima o suministros y ahora cobran por lo que sirven.

Mañana ajetreada la de ayer en La Cónsula. Furgonetas de reparto entraban y salían de sus instalaciones. Llegaban mantelerías, suministros varios y hasta las flores de los centros de mesa. En el salón del restaurante Isabel García, profesora de prácticas de Servicio, ponía a punto el material que se iba a entregar un poco más tarde a los alumnos de primer curso, el uniforme compuesto por dos camisas blancas, dos mandiles, dos pantalones, dos chaquetas blancas, una chaqueta negra, un par de zapatos y pajarita. Material que para 44 alumnos suma 4.460 euros, que abona íntegramente el centro.

Poco después del mediodía, en un descanso entre clases, los alumnos de primero, los que se incorporaron el miércoles pasado a clase, pasaron por el salón a retirar sus uniformes. El profesor José Antonio Jiménez entregaba el material y daba instrucciones a los alumnos: desde mañana debe ir uniformados a las clases. Y deben cuidarlo y mantenerlo en perfecto estado.

Pero a La Cónsula le está costando trabajo recobrar la normalidad anunciada por la presidenta Susana Díaz. El problema ahora se llama limpieza. El 31 de diciembre se rescindió el contrato con la empresa que presta este servicio, Clece, y desde el día 1 no se limpian sus instalaciones. Algo evidente en los salones, clases y exteriores, donde se acumulan las hojas caídas dando la impresión de un cierto abandono o descuido. Son seis las trabajadoras de la limpieza, que cada mañana acuden a su puesto de trabajo a la espera de alguna noticia. «Llevo trabajando aquí 21 años y, aunque cambien las empresas, están obligadas a contratarnos a nosotras», comentaba Paqui, una de las veteranas.

Sin prácticas de cocina

Y la falta del servicio de limpieza ha impedido que el restaurante abriera al público ayer, como estaba previsto. Y sin restaurante tampoco hay prácticas de cocina, ni para los de primero ni para los de segundo. El restaurante cerró el pasado 19 de diciembre, para las vacaciones de Navidad, y no ha vuelto a abrir sus puertas. Su última oferta, menú degustación maridado a 35 euros, ha tenido muy buena aceptación, y ha sido una fuente de ingresos que permitía pagar a los proveedores.

Los alumnos asisten, perplejos, a esta ceremonia de la confusión. Contentos de que por fin hayan empezado las clases, ahora esperan ansiosos pasar a las cocinas y meterse entre fogones o comenzar a servir en el restaurante. «Nos están metiendo mucha caña», comentaba Rubén. Antonio Ortiz, elegido delegado de clase, decía que los compañeros están «con muchas ganas de aprender», pero Rubén, un joven madrileño, mostraba su preocupación por la falta de materia prima y reprochaba que se haya jugado con su futuro y su dinero: «dejé mi trabajo y me he pagado un alquiler todos estos meses, y eso nadie me lo va a devolver».

Hasta que se abra al público el restaurante tendrán que contentarse con servir y cocinar para sus compañeros. El próximo lunes está previsto que abra el comedor de los alumnos, donde almuerzan tanto los estudiantes como los profesores, sin coste para ellos. Aquí practican tanto los de cocina de primero como los de servicio de primer y segundo curso. Cuando pueda abrir el comedor principal, y después de unas semanas de formación, los estudiantes de segundo acompañarán a los de primero en el servicio de comedor.

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