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Fernando Martín, en la puerta de uno de los negocios que regenta en la calle Strachan.
Fernando Joyeros cierra por jubilación después de 27 años en el Centro

Fernando Joyeros cierra por jubilación después de 27 años en el Centro

La firma malagueña comienza a liquidar los artículos para bajar la persiana de los dos negocios ubicados en la calle Strachan

Juan Soto

Sábado, 20 de diciembre 2014, 01:50

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Otro histórico que echa el cierre en el Centro. Fernando Joyeros ha decidido bajar la persiana por la jubilación de sus propietarios. Tras 27 años ubicado en la calle Strachan, ha comenzado a liquidar toda la mercancía para cerrar los dos negocios que posee en la vía.

A sus 70 años, Fernando Martín, uno de sus propietarios, ha decidido que es el momento de echar el freno. Recuerda que tanto él como sus dos socios han superado la edad de jubilación y tienen problemas de salud, por lo que han decidido que es lo mejor para todos. Aunque aún no han decidido la fecha exacta del cierre, han comenzado a liquidar todos los productos «a precio de coste, para devolver a los malagueños todo el cariño que nos han dado».

Abierto en el año 1989, Fernando se muestra orgulloso de haber dado empleo a once familias. Este empresario, que ha estado 56 años trabajando en el mundo de la joyería, decidió montar el negocio por su cuenta junto a otros dos compañeros de fatigas. «Fueron inicios complicados, sobre todo porque la calle era la peor de todo el Centro, pero poco a poco nos fuimos haciendo una clientela que nos ha sido fiel a lo largo de todos estos años».

A pesar de los años vividos y del cariño recibido, Fernando Martín se marcha con un ligero malestar a consecuencia de los negocios de hostelería que han invadido la calle. «El Ayuntamiento ha olvidado a su suerte al comercio; cuando les expones el problema te oyen pero no te escuchan», lamenta. Considera que la política municipal no ayuda en nada al comercio y por ello no se extraña de que estén cerrando todos los negocios tradicionales. «A mi me gustaba pasear por las plazas de Málaga, pero ahora sólo son mesas, sillas y sombrillas», resume.

Despedida dolorosa

Sin embargo, él prefiere quedarse con lo bueno de todos estos años, en donde «más que clientes hemos tenido amigos, hasta el punto de que muchos han venido a despedirnos con lágrimas en los ojos». Más aún, Fernando se congratula de haber atendido hasta a la cuarta generación de una misma familia. «Lo digo con modestia, pero hemos sido uno de los negocios más emblemáticos de la ciudad». Ypor ellos dice que están liquidando a precio de coste, para devolver parte de lo recibido. «Málaga no es madrastra, como dicen algunos; para nosotros Málaga ha sido madre porque siempre nos ha tratado de una forma maravillosa», agradece.

Desgraciadamente, el cierre de Fernando Joyeros no es el único que se ha gestado en los últimos meses. Desde que comenzó el año han cerrado en el Centro negocios tan emblemáticos como Pérez-Cea, Rally, la ferretería El Compás, la droguería San Juan o la zapatería Carducci. Ya sea por jubilación o por los estragos que está haciendo el fin de la renta antigua, el comercio tradicional termina el año resintiéndose en la capital. Ypor este motivo, Fernando Martín espera que sus críticas no caigan en saco roto: «La hostelería va en contra de las normativas y eso no se debe permitir».

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