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Apenas 16 años y cuatro millones de visitas.
Las bromas del malagueño Andros revolucionan Internet

Las bromas del malagueño Andros revolucionan Internet

Las grabaciones con cámara oculta de este joven de 16 años arrasan en la Red. Su canal de YouTube tiene 120.000 suscriptores y sus 35 vídeos suman en total casi cuatro millones de visitas

Iván Gelibter

Domingo, 27 de julio 2014, 18:56

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Une vez a la semana Andros repite el ritual que lo ha llevado al éxito. Es una operación sencilla, rápida; pero imprescindible para saber que en ese momento empieza todo. Cámara chequeada y micrófono encendido y colocado. Ahí es cuando tiene que esconder su timidez al menos eso es lo que dice, y sacar la poca vergüenza que debe tener si quiere que su trabajo salga bien ese día. Convencer a personas desconocidas de algo que realmente no está pasando es más complicado de lo que parece.

La figura de Prankster, un villano enemigo de Superman (conocido también como El Bromista), es la gran inspiración para una nueva corriente de humor en internet. Precisamente, unos años antes de la aparición de YouTube, la red social por excelencia en subida de vídeos, un grupo de jóvenes que se dedicaban a hacer bromas con cámara oculta se reunieron y trasladaron a la gran pantalla algunas de ellas. Se calcula que a día de hoy, y solo en Estados Unidos, hay más de cuatro millones de fans de este tipo de humor. A la práctica, se trata de parar por la calle a algún desconocido y hacer que suceda algo fuera de lo normal, aunque siempre dentro del respeto y del buen humor. Andros, este malagueño de apenas 16 años de edad, es uno de los pranksters punteros en España. Su canal de YouTube ( MrAndrosLB) tiene 120.000 suscriptores (con un crecmiento diario de mil), y sus 35 vídeos suman en total casi cuatro millones de visitas Además, este furor ha hecho que ya haya superado los 10.000 seguidores en la red de microblogging Twitter, lo que lo convierte en uno de los youtubers (usarios de YouTube) más reconocidos en el país.

algunos de sus vídeos

Aunque ya había realizado «alguna que otra cosa», no fue hasta hace apenas siete meses cuando su canal comenzó a triunfar. «Al principio me ayudaba mi padre con todo esto, ya que el era el que se encargaba de grabar», cuenta Andros. «Ahora», añade, «el viene a veces y opina sobre el tipo de broma, el lugar para hacerla y las personas que podrían picar mejor». Para el asunto de la cámara suele llevarse ahora a su amigo el Chino, con el que también ha vivido alguna experiencia curiosa. «Nos ha pasado de todo. Pese a que la mayor parte de la gente se lo toma bien, siempre hay alguien que se enfada, a veces, creo yo, demasiado». Por lo demás es todo muy sencillo, una cámara y un micro para que se escuchen los diálogos con las víctimas de las bromas.

Pero las risas no lo son todo. Este joven, que empieza ahora 4º de ESO, tuvo la idea hace un tiempo de hacer «una especie de estudio» para ver hasta qué punto las personas se quedan impasibles cuando pasa algo que es injusto. El asunto consistía en disfrazar de mendigo a un amigo y dejar una canasta con dinero al lado. Andros pasaba por su lado y de una manera muy descarada iba robando el dinero que la gente supuestamente le había ido dejando. Cual fue su sorpresa al ver que solo 14 de las 61 personas que vieron esta escena se pararon a decirle que dejara de hacerlo, y solo una de esas 14 iba solo por la calle.

El efecto fan

Hay pocos intentos en los que Andros no consiga colar la broma, pero la mayor parte de ellos son de fans que lo reconocen por la calle tras ver los vídeos. «Es cierto que estoy contento del éxito, pero cada vez son más las veces que tengo que parar porque me reconocen y no se lo tragan», asegura. Por otro lado, Andros afirma que debido a los millones de visitas que ya tiene el canal, con tan solo 16 años ya tiene un pequeño sueldo que cada mes YouTube le manda a su casa en concepto de publicidad. «Para un chaval de 16 años como yo está muy bien, aunque no lo hago por eso». Ya saben, si ven a este chico por la calle, pueden estar siendo testigos (o víctimas), de una divertida cámara oculta.

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