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La pelota, el juego playero por excelencia.
Toby, no te vayas a lo hondo

Toby, no te vayas a lo hondo

La primera playa para perros de Málaga y Rincón de la Victoria se estrena este fin de semana con notable afluencia de público

Nuria Triguero

Domingo, 15 de junio 2014, 00:54

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¿Cree que ir a la playa con los niños es estresante? Eso es porque no ha estado en una para perros. Tomar el sol tiene serios riesgos aparte de los dermatológicos en el Arroyo Totalán, el lugar elegido por los ayuntamientos de Málaga y Rincón de la Victoria para dar rienda suelta a los canes. Nada más tumbarse en la toalla existen altas probabilidades de recibir una rociada de agua o arena, o un lametón. Y si se quiere nadar, hay que compartir el espacio con los aficionados al deporte perruno por excelencia, ése de ir a buscar la pelota. Ladridos, gritos de «Ven aquí», «Sienta» y «No te comas eso», mascotas aficionadas a las sombrillas y toallas ajenas... Vamos, que no es una playa para el relax, al menos para el humano. Claro que sarna con gusto no pica, así que los numerosos malagueños que ayer inauguraron extraoficialmente este reducto canino hoy a mediodía lo harán con todos los honores los alcaldes de los dos municipios estaban encantados de la vida. Y sus amigos peludos, más. El que no lo estaba tanto era el vecino de La Cala que, después de «toda la vida viniendo a esta playa» según reprochaba a quien quisiera escucharle, se encontró ayer con la invasión canina. A media mañana claudicó y se trasladó a la zona sólo para humanos, a pocos metros.

«Ya era hora, estaba deseando poder venir a la playa con Sia, es lo que más le gusta del mundo», exclamaba Carmen, una joven de Rincón que, mientras cogía la mochila del maletero, apenas podía sujetar a su perra de lo ansiosa que estaba por llegar a la arena. Previamente se había informado bien de las normas: portar la documentación de su mascota y un bozal, ya que pesa más de 20 kilos.

El civismo y el buen rollo reinaban ayer en Arroyo Totalán. «Aquí hay menos cacas que en cualquier calle de Málaga», aseguraba Salvador, un padre de familia canina numerosa que se mostraba convencido de que la convivencia humano-canina es posible «siempre que haya educación». Claro que siempre puede haber accidentes, pero se toman con buen humor. Como cuando Golfo, un bichón maltés que hace honor a su nombre, decidió orinarse en la cesta de playa de su dueño, y dos perros más acudieron a seguir su ejemplo. O como el saqueo de patatas fritas que sufrió una incauta bañista en cuanto descuidó la bolsa junto a la toalla.

Consejos para una jornada playera sin riesgos

  • Para que el día de playa perruno acabe bien es importante tener en cuenta algunas pautas de salud. El veterinario Manuel Garrido recuerda que, para evitar golpes de calor, es conveniente evitar las horas centrales del día, especialmente en razas braquicéfalas como los bulldogs inglés y francés, los carlinos y los boxer. Hay que poner a disposición de las mascotas abundante agua potable y algún lugar de sombra donde descansar; y evitar que beban agua del mar y traguen arena, ya que les puede provocar una gastroenteritis. En perros de capas claras y pelo corto es aconsejable aplicar un protector solar en hocico y orejas. Y una vez terminada la jornada, enjuagarlos con agua dulce para eliminar arena y sal.

Familias equipadas con el dispositivo dominguero habitual sombrillas, sillas, mesas y nevera eran ayer el público mayoritario de esta playa para perros. Todos los consultados se mostraban satisfechos de cómo ha sido acondicionada, con sitio para aparcar, una ducha y varios bidones de basura. Sin embargo, algunos usuarios alertaban de la presencia de anzuelos ocultos en la arena siempre ha sido un lugar frecuentado por aficionados a la pesca, aunque ahora esta práctica ha quedado prohibida, con el peligro que conlleva para las mascotas si se los tragan o se los clavan. Otra queja que surgía en las conversaciones era sobre la obligación de llevar bozal de los perros grandes y la prohibición de razas consideradas peligrosas, ya que como recordaban algunos, la agresividad no depende de la raza o el tamaño, sino de la educación que haya recibido el animal.

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