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Netanyahu, junto a Mogherini, en la comparecencia conjunta del primer ministro israelí y la jefa de la diplomacia europea. :: eric vidal / efe
Portazo de la UE a Israel sobre Jerusalén

Portazo de la UE a Israel sobre Jerusalén

Los 28 comunican a Netanyahu que no seguirán los pasos de Trump y defienden la idea «realista» de la capital compartida

ADOLFO LORENTE

BRUSELAS.

Martes, 12 de diciembre 2017, 00:30

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Fue la primera visita a la Unión Europea que realizaba un mandatario israelí en los últimos 22 años y a tenor del resultado de la reunión, no es difícil imaginarse algunos de los porqués. Ayer se corroboró que la diplomacia comunitaria está a las antípodas de Donald Trump, como pudo comprobar el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu. Llegó sonriente y se marchó contrariado. Bruselas no es Washington. El club dijo no al reconocimiento de Jerusalén como capital del Estado hebreo. Ni el fondo ni las formas han gustado a los 28 con la salvedad del verso suelto húngaro.

«Sé que espera que otros sigan la decisión de Trump de trasladar sus embajadas a Jerusalén. Puede mantener sus aspiraciones para otros, porque del lado de la UE y sus Estados miembros esta decisión no llegará». La frase, tajante, la suscribió Federica Mogherini, alta representante de Política Exterior. Muy comprometida con el proceso de paz en Oriente Próximo desde que llegó al cargo el 1 de noviembre de 2014, no ha ocultado su preocupación por el penúltimo volantazo unilateral protagonizado por Trump socavando el 'statu quo' internacional en un tema, además, de enorme sensibilidad.

Bruselas madrugó ayer algo más de lo habitual para recibir a la numerosa y ultraprotegida delegación israelí minutos antes de las ocho de la mañana. Hacía un día de perros. La nieve, de hecho, obligó a Netanyahu a suspender su encuentro con el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, para que su avión pudiese despegar sin sobresaltos al ser una jornada caótica en el tráfico aéreo.

LA FRASE «Sé que esperan que otros sigan la decisión de Trump pero del lado de la UE y sus estados no llegará»

Cancelada su cita con Juncker, su visita oficial a la UE se redujo a un desayuno informal con los ministros de Exteriores de los 28 que duró algo más de dos horas. Fue un encuentro «cordial», pero en el que Netanyahu no escuchó lo que quizá pretendía oír. De hecho, llegó repartiendo optimismo por doquier en la breve comparecencia junto a Mogherini. No hubo preguntas. «Creo que todos o la mayor parte de los países europeos trasladarán sus embajadas a Jerusalén, reconocerán que es la capital de Israel y se implicarán con nosotros en seguridad, prosperidad y paz (...) No tenemos un acuerdo al respecto pero estoy seguro de que esto es lo que pasará en el futuro», zanjó el primer ministro hebreo. Se equivocó.

Condena de la violencia

Si lo que buscaba era meter presión antes del desayuno, la respuesta ofrecida por la italiana a primera hora de la tarde fue contundente. No sólo dijo que no llame a la puerta de una UE «muy unida» en torno a la opinión de que «la única solución realista y viable es la de dos Estados, el de Israel y Palestina, con Jerusalén como capital de ambos según sus fronteras delineadas en 1967». «La UE seguirá respetando el consenso internacional sobre Jerusalén hasta que el estatuto final de la ciudad sea resuelto mediante negociaciones directas de las dos partes», apostilló.

Para Netanyahu, sin embargo, la paz sólo llegará con decisiones como las adoptadas por el presidente estadounidense. De hecho, calificó el anuncio de trasladar su embajada de Tel Aviv a Jerusalén como «un oportunidad para la paz». «Ha puesto claramente los hechos sobre la mesa: la paz se basa en la simple realidad y la aceptación de la realidad es la base para todo», zanjó antes de lamentar que a pesar de «tender la mano durante cien años», los israelíes «hemos sido atacados constantemente».

En este campo, la solidaridad y respaldo de la UE es total, como evidenció la condena explícita de Federica Mogherini de «la violencia contra los judíos, Europa incluida, así como contra Israel y ciudadanos israelíes». Eso sí, advirtió de que este nuevo escenario «podría abrir más espacio para las fuerzas radicales de todas las partes y en la región». «Ahora tenemos que unir fuerzas, las fuerzas de la razón y las determinadas a encontrar una solución», recalcó antes de hacer un guiño a Washington. «No hay ninguna iniciativa de paz, ningún intento de restablecer las conversaciones de paz entre palestinos e israelíes, que pueda ocurrir sin su implicación. Ninguna».

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