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Los mandatarios asistentes a la cumbre de ayer en Bruselas posan para la foto de familia mientras observan un dron. :: e. d. / AFP
La UE muestra su unidad en la desunión

La UE muestra su unidad en la desunión

Los 28 escenifican su euforia en el bautizo de la Europa de la Defensa, pero evidencian una grave división en la gestión migratoria

ADOLFO LORENTE

B RUSELAS.

Viernes, 15 de diciembre 2017, 01:06

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La frase de la última cumbre del año la suscribió el primer ministro belga, Charles Michel. No, nada de Cataluña, nada sobre la huida de Puigdemont y el conato de crisis diplomática con España Esto, por suerte para él y otros muchos, ya es agua pasada. Hablaba de Europa, de la desunión europea. «El mensaje no puede ser que la UE se usa como una tarjeta de crédito cuando uno lo necesita sin mostrar responsabilidad y solidaridad cuando es necesario. No deberíamos ser ingenuos, algunos países están demostrando mala fe». Sí, hablamos de inmigración. En efecto, seguimos hablando del controvertido bloque del Este formado por Polonia, Hungría, República Checa y Eslovaquia. El también llamado Grupo de Visegrado.

La última cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de los 28 comenzó ayer con un popurrí de grandes temas que dejaron sensaciones contradictorias. Euforia histórica sobre todo en materia se seguridad, donde celebraron por todo lo alto el bautizo de la Europa de la Defensa (Pesco en jerga comunitaria). «El sueño se hace realidad», se felicitó el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk. «Son malas noticias para nuestros enemigos», apostilló exultante. «Es un hito en la construcción europea, juntos somos más fuertes», se felicitó Mariano Rajoy en Twitter.

Fue creada por 25 de los 28 socios del club (quedan fuera Reino Unido, Dinamarca y Malta) y cuenta con todos los parabienes de la OTAN. Entre los invitados, ahí estaba el secretario general de Alianza Atlántica, Jens Stoltenberg, para dar fe de ello. «Exactamente diez años después de firmar el Tratado de Lisboa, convertimos en realidad una de sus provisiones, la Pesco, en lo que sin duda es una decisión histórica», se felicitó la jefa de la diplomacia comunitaria, Federica Mogherini, quien recordó que ya han diseñado 17 proyectos de cooperación.

También hay unidad en la agenda social, cultural (acordaron ampliar el programa Erasmus y crear una veintena de universidades europeas en 2024), climática o en las negociaciones del 'brexit', donde muchos se han llegado a sorprender gratamente del grado de fortaleza del club. No todo es tan bonito como lo pintan, como se evidenciará hoy en la Eurocumbre sobre el futuro de la Unión Económica y Monetaria. Este debate, sin embargo, parece un juego de niños comparado con el migratorio, donde la división es total.

El debate se ha enconado después de que Tusk sorprendiese esta semana con una propuesta de debate en la que criticaba por ineficaces las polémicas cuotas obligatorias de reparto de refugiados. Unas cuotas apadrinadas por la Comisión. Angela Merkel ayer levantó la voz para advertir de que «no puede haber una solidaridad selectiva». «No sólo la necesitamos para gestionar las fronteras, también dentro de la UE», aseguró.

36 millones

«El posicionamiento de Tusk es desafortunado. No se puede acabar con el sistema del reparto de un plumazo», apostilló el belga Michel. Especialmente duro se mostró el canciller austríaco, Christian Kern. «Lo rechazo categóricamente. Es incomprensible. La UE consiste en que aprovechamos juntos las ventajas y nos repartimos la carga. No puede ser que uno no colabore cuando no le gusta de lo que se habla, la cooperación conjunta no puede funcionar así»

Fue una noche movidita. Ayer, precisamente, comenzaban las 'nuevas' cumbres diseñadas por el propio Tusk en las que pretende que los líderes debatan a calzón quitado en torno a una mesa para desbloquear los grandes temas que los burócratas son incapaces de solventar.

El presidente del Consejo arriesgó y para esta primera cena puso de primer plato la inmigración. No sólo eso, lo hizo posicionándose a favor de sus 'paisanos', de un bloque del Este que anoche volvió a decir que no aceptarán las cuotas obligatorias, asunto por el que la Comisión les llevó la semana pasada ante el Tribunal de la UE.

Antes de la cumbre, los primeros ministros de Hungría, Polonia, República Checa y Eslovaquia mantuvieron una minicumbre con Italia y la Comisión en la que anunciaron el desembolso de 36 millones para ayudarle a gestionar la crisis migratoria con Libia. «Con 36 millones no puedes comprar tu salida de una decisión europea», recriminó Kern.

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