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Refugiados sirios tratan de saltar a un bote tras llegar a la isla griega de Lesbos. :: Alkis Konstantinidis / reuters
La UE se blinda con campos de migrantes

La UE se blinda con campos de migrantes

El Consejo propone de cara a la cumbre de la semana que viene crear espacios fuera del área Schengen para controlar los flujos migratorios

ADOLFO LORENTE

Miércoles, 20 de junio 2018, 00:38

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bruselas. Ya está escrito negro sobre blanco. La cosa va en serio. El primer borrador de conclusiones de la cumbre de jefes de Estado y de gobierno de la UE que se celebra a finales de la semana que viene en Bruselas recoge la idea de crear campos de refugiados fuera de la UE para reordenar los flujos migratorios, como sugirió hace un par de semanas Dinamarcar o Austria. La redacción provisional, según el texto al que ha tenido acceso este periódico, dice así: «El Consejo Europeo apoya el desarrollo del concepto de plataformas regionales de desembarco en estrecha cooperación con Acnur y la OIM (Organización Internacional para las Migraciones). Esas plataformas deberían permitir un procesamiento rápido para distinguir entre los migrantes económicos y los que necesitan protección internacional, así como reducir el incentivo para embarcarse en viajes peligrosos».

El presidente del Consejo, Donald Tusk, se encuentra de gira por las capitales europeas buscando un mínimo consenso que permita superar la grave fractura política que existe en el club en torno al fenómeno migratorio y cuestiones como el asilo. Ayer, de hecho, estuvo en Madrid para conocer a Pedro Sánchez. El papelón de Tusk vuelve a ser de aúpa, como ya sucedió en su día antes de firmar el polémico acuerdo con Turquía para que acogiese a todos los refugiados. Ahora, además, la crisis se ha visto agraviada por la situación interna de Angela Merkel, que está viendo peligrar su futuro. Palabras mayores.

Entre las posibles soluciones que se manejan ahora en la sala de máquinas del Consejo es, precisamente, recuperar el 'plan Turquía' pero en otros pasíses terceros, sobre todo africanos o incluso bálticos. Siempre fuera de la UE, siempre fuera de las fronteras que marcan el inicio del espacio Schengen de libre circulación de personas. Esta es la clave de todo. Las fronteras de España, Italia o Grecia no son nacionales, sino europeas, de ahí que la Comisión Europea haya decidido echar el resto para controlar mejorar estas fronteras e intentar salvar Schengen a toda costa.

El borrador de conclusiones no habla de campamentos de refugiados, sino que se opta por una eufemismo muy del estilo bruselense: «plataformas regionales de desembarco» ('regional disembarkation platforms', en inglés). 'Grosso modo', lo que se busca es una migración más ordenada, un lugar dónde se pueda decidir quién tiene y quién no derecho a llegar a la UE en función de si es migrante económico (ilegal) o, por contra, puede pedir asilo al proceder de países en conflicto donde sufren algún tipo de persecución racial o política. Lo que se busca es 'desactivar' a los traficantes de seres humanos y evitar que mares como el Mediterráneo sigan siendo un cementerio.

Pese a la crisis vigente, el Consejo cree que las medidas adoptadas en los últimos años sí están funcionando ya que «el número de llegadas ilegales a territorio comunitario se ha reducido un 95% desde el pico máximo registrado en octubre de 2015». En el texto, además, el Consejo subraya la necesidad de seguir apoyando a Italia (su nuevo Gobierno ha provocado parte de esta crisis) y hace especial hincapié a colaborar estrechamente con Libia, donde las mafias hacen y deshacen a su antojo. Por otra parte, el Consejo reitera la necesidad de que los países se ayuden de forma solidaria y pide redoblar los esfuerzos para que la relación con terceros países a la hora de repatriar a sus nacionales por no ser beneficiarios del asilo sea mucho más ágil.

Tan importante es lo que se dice como las ausencias y aquí, destaca la decisión del quipo de Tusk de obviar las polémicas cuotas obligatorias de reparto de refugiados que siempre rechazaron países como Hungría, Polonia, Eslovaquia y República Checa. La política de cuotas está muerta, la duda es saber qué instrumentos de solidaridad se diseñarán entre los Estados miembros para que Italia (ya ha dicho basta), España, Grecia o Malta asuman siempre toda la responsabilidad. No hay que olvidar que el actual sistema de Dublín obliga a los demandantes de asilo a solicitarlo en el primer país europeo que pisan, algo que los países del Sur exigen cambiar sin mucho éxito.

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