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Silvio Berlusconi muestra el documento que recoge sus propuestas fiscales. :: massimo pinca / reuters
Berlusconi busca su sitio

Berlusconi busca su sitio

El magnate no escatima promesas electorales como bajar impuestos, una pensión mínima de 1.000 euros y expulsar a 600.000 inmigrantes

DARÍO MENOR

ROMA.

Lunes, 26 de febrero 2018, 01:09

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Si uno le hace caso a Silvio Berlusconi, él «no es un político». Es más, ese mundo siempre le «ha dado asco» porque todas sus «traiciones» hacen ver que se trata de «un ámbito muy lejano de lo que podría ser lo mejor de la actividad humana». Lo dijo hace unos días en un encuentro con empresarios en Milán. El líder de Forza Italia (FI) debe de tener vocación de mártir, pues lleva ya veinticuatro años en la primera línea política, un tiempo considerable en el que ha alternado períodos como jefe de Gobierno y otros como líder de la oposición. Pese a esa larga trayectoria y a que tiene ya 81 años, no da señales de querer abandonar ese mundo que tanto le repugna. Es más, cuando los italianos acudan a las urnas en las elecciones legislativas del próximo domingo volverán a encontrarse con su apellido en las papeletas. Aunque no puede ejercer cargos públicos por su condena en firme por evasión fiscal, el ex 'Cavaliere' aspira a recuperar el poder a través de un hombre de su confianza y seguir siendo protagonista de la política en Italia. Tiene buen estómago el magnate para aguantar el asco durante tantos años.

Si uno le hace caso a Berlusconi, la coalición de centroderecha que aglutina a Forza Italia, la Liga y la formación ultraderechista Hermanos de Italia va a alcanzar la mayoría absoluta en los inminentes comicios. Los sondeos del 16 de febrero, último día que la ley permitía la publicación de estos estudios, señalaban que la alianza conservadora estaba lejos de llegar al 40% necesario para formar Gobierno, pero el líder de FI dice tener otros datos. Provienen de encuestas privadas más actuales y colocan al centroderecha algo por encima de ese porcentaje.

Lo reveló ayer durante el mitin que ofreció en el Teatro Manzoni de Milán, de su propiedad. Con envidiable energía y una inacabable labia, estuvo hablando durante más de dos horas. Era un Berlusconi en estado puro que hizo gozar a sus seguidores, muchos de los cuales tuvieron que quedarse en la calle porque la sala había completado el aforo. Pese a que dio la victoria por cierta, a todos les pidió que no se duerman en los laureles y se conviertan en «misioneros de democracia y libertad» para convencer a los indecisos y a los desencantados con el Partido Democrático de Matteo Renzi.

LA CLAVE El líder de Forza Italia sigue sin desvelar quién sería primer ministro durante su inhabilitación hasta 2019

Si uno le hace caso a Berlusconi, a partir del próximo lunes Italia va a ser un paraíso. No ya por sus innegables bellezas naturales, culturales y culinarias, que seguirán siendo las de siempre, sino porque no va a quedar ni rastro de sus problemas. Adiós a la burocracia, adiós a los juicios infinitos y adiós a la inmigración ilegal, pues promete echar a 600.000 extranjeros. Pero, sobre todo, adiós a las penurias económicas. Se acabaron la fiscalidad opresiva y las pensiones de miseria.

Con FI en el Gobierno todo el mundo tendrá derecho a recibir una renta mínima de 1.000 euros mensuales, mientras que los impuestos quedarán reducidos a una tasa única del 23%. Poco importa que los economistas adviertan de que no hay recursos para sostener esta medida, que iría además en contra del principio reconocido en la Constitución de la proporcionalidad impositiva: a más ingresos, aumenta el porcentaje de la tasación.

Estabilidad

Si uno le hace caso a Berlusconi, el próximo Ejecutivo, de centroderecha, por supuesto, dará la estabilidad que el país tanto precisa y que en tan pocas ocasiones ha conocido. Basta recordar que desde 1949 ha encadenado 64 gobiernos. Duran de media poco más de un año.

El discurso del magnate choca con la incógnita que todavía mantiene cuando falta menos de una semana para los comicios: a quién colocaría como primer ministro FI si gana las elecciones y consigue los escaños suficientes, pues él seguirá inhabilitado hasta noviembre de 2019 si no lo impide la Corte Europea de Derechos Humanos. A ese tribunal de Estrasburgo apeló para que le levante la prohibición para ejercer cargos públicos que conllevó su condena a evasión fiscal. Aquella pena también supuso que le retiraran el título honorífico de 'Cavaliere'. El magnate querría que el jefe de Gobierno fuera Antonio Tajani, presidente del Parlamento Europeo, pero aún no está claro si sus aliados tragarán con él.

¿Pero quién le hace caso a Berlusconi? «Hay una parte del electorado que le ama», asegura Giovanni Orsina, profesor de Ciencia Política en la Universidad Luiss-Guido Carli de Roma. «El próximo domingo puede ser el día de su resurrección. Muchos lo ven como la solución menos mala. Es el usado seguro, sabes que se ha equivocado muchas veces, pero no meterá a Italia en grandes líos. Su gran habilidad ha sido sobrevivir y conseguir que su competencia parezca más vieja y desgastada. Renzi está quemado y resulta detestable para muchos, mientras que el Movimiento 5 Estrellas a una parte del electorado le da miedo. ¿Qué haces? O te quedas en casa o votas a Berlusconi».

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