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El ‘Brexit’ sacude la Costa del Sol

El ‘Brexit’ sacude la Costa del Sol

La salida de Reino Unido de la UE tendrá efectos sobre el turismo, las inversiones, las exportaciones y también sobre la vida de más de 50.000 residentes en la provincia

Héctor Barbotta

Sábado, 25 de junio 2016, 00:32

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La única buena noticia que la salida de Reino Unido de la Unión Europea deja en la Costa del Sol es que el referéndum se ha celebrado a finales de junio, cuando la mayor parte de las vacaciones de verano ya están concertadas y el margen para cambiar de planes es escaso. Por ello es posible que las repercusiones del Brexit apenas tengan repercusión durante la inminente temporada turística, pese a que no habría que descartar algún sobresalto sobrevenido. Pero a partir de ahí todos son pronósticos oscuros y, en el mejor de los casos, incertidumbres.

Cuando la Costa del Sol inició su larga y prolífica relación con el Reino Unido, España no vivía aún en democracia y los británicos se disponían a entrar en la Unión Europea. Por ello no hay antecedente al que pueda referenciarse para saber qué pasará en el futuro. Todas son incógnitas.

Aquella relación que comenzó en el turismo fue abrazando otros campos a medida que quienes habían llegado para disfrutar de unos días bajo el sol veían en la Costa del Sol un destino para quedarse a vivir. Primero fueron los jubilados a quienes la cotización de la libra les disparaba la capacidad adquisitiva de las pensiones. Después, el turismo residencial y todas las industrias que crecieron a su alrededor. El éxodo siguió a medida que las nuevas tecnologías ampliaban las posibilidades de trabajar o de controlar las inversiones a distancia. Hoy, tras el terremoto de la crisis que generó un movimiento migratorio de regreso de cierto volumen, los británicos que viven en la provincia son más de 56.000, según los últimos datos actualizados facilitados ayer por la Subdelegación del Gobierno, y no todos son pensionistas. De hecho, 9.055 trabajadores de esa nacionalidad cotizan a la Seguridad Social española en la provincia de Málaga. Un 20 por ciento de los vecinos británicos de la provincia reside en Mijas y otro 35 por ciento se reparte entre Fuengirola, Benalmádena, Estepona y Marbella. Pero no se trata sólo de un fenómenos de la Costa del Sol. Alhaurín el Grande es la sexta localidad con más vecinos británicos, que están presentes en 96 de los 101 municipios malagueños.

De la influencia de lo británico en la vida social, económica y cultural de la provincia más allá del turismo dan cuenta también los 16 colegios que imparten la enseñanza en inglés en los de la Costa, donde está la mayoría, la mayor parte de sus alumnos son de familias británicas o la implantación que ha alcanzado en sus más de 30 años de historia SUR in English, el periódico en inglés de mayor difusión de la Europa continental.

El Brexit ha puesto patas arriba toda esta relación entre lo británico y la Costa del Sol. El turismo es el primer afectado. La brusca caída que sufrió la cotización de la libra apenas abrieron ayer los mercados y la que posiblemente siga en los próximos días se traducirá en una menor capacidad adquisitiva de los turistas actualmente son los extranjeros que más gastan en la provincia de Málaga y también seguramente en una menor cantidad de viajeros.

Un efecto similar puede preverse sobre las inversiones en la Costa del Sol, donde proliferan los proyectos inmobiliarios dirigidos principalmente al mercado del Reino Unido y sostenidos financieramente desde la city londinense, que posiblemente pierda peso como epicentro de las finanzas europeas. Del mismo modo, las exportaciones agrícolas de la provincia al mercado británico se resentirán por el menor peso de la libra y el fin de la libre circulación de capitales y mercancías.

También todo el entramado de pequeñas y medianas empresas tejido en torno a los más de 56.000 británicos residentes en la Costa del Sol, que perderán poder adquisitivo en la medida en que sus ingresos dependan de la cotización de la libra esterlina, se verá seriamente afectado.

Pasar por la burocracia

Desde el punto de vista administrativo, los residentes británicos deberán comenzar a pasar por el siempre incómodo filtro de la burocracia. El director de uno de los colegios británicos de Marbella, que prefiere no ser identificado, se preguntaba ayer en voz alta a qué dificultades se enfrentará en el futuro próximo a la hora de contratar profesores nativos.

Se trata sólo de un ejemplo, pero que evidencia hasta qué punto la decisión tomada por los electores británicos pueden afectar a sus connacionales de la Costa del Sol.

Las preocupaciones de los vecinos británicos de los municipios de la provincia de Málaga abarcan todos los campos: el administrativo, el sanitario, el fiscal, el económico y hasta el de los derechos políticos.

Administrativamente, en el momento en que Reino Unido deje de ser un país miembro de la Unión Europea, un proceso que culminará en unos dos años con la firma de un tratado de desconexión, sus nacionales dejarán de ser residentes comunitarios. La situación en la que quedarán dependerá del contenido de ese acuerdo, aunque pasarán a tener que tramitar un permiso de residencia, y en su caso de trabajo, por la vía ordinaria. Esto supone restricciones a la hora del trabajo por cuenta ajena, donde la legislación da prioridad a los trabajadores españoles y comunitarios.

La sanidad es otro de los campos en el que se abre una incógnita y uno de los motivos de mayor preocupación para los británicos residentes, que perderán su tarjeta sanitaria europea. Aunque todas las personas que cotizan en España tienen derecho a la atención sanitaria en el sistema público, la situación en la que quedan los pensionistas es motivo de incertidumbre. La nueva situación puede acabar con el mal llamado turismo sanitario las personas que viajaban desde Reino Unido para intervenirse en la sanidad pública española aunque se trataba de un fenómeno residual si se compara con el volumen de turistas que visitan España. La atención sanitaria a los turistas es otro de los puntos que deberá fijar el tratado de salida.

Fiscalmente, los residentes británicos en España tributan en ambos países, aunque su estatus podría modificarse al consumarse la salida. Del mismo modo se podrán ver afectadas las pensiones, ya que Reino Unido actualiza las prestaciones por jubilación para sus residentes en la Unión Europa pero no así en algunos terceros países, como en el caso de Canadá. Se desconoce que política seguirá cuando se consuma la salida de la Unión, aunque las pensiones sí se verán afectadas, y con ello la capacidad adquisitiva de los residentes, por la devaluación de la libra.

En el plano de los derechos políticos, los vecinos británicos de los municipios españoles actualmente tienen derecho a votar y a ser elegidos en las elecciones municipales por su condición de ciudadanos de la Unión Europea. Sólo podrán preservar este derecho si España y el Reino Unido firman un onvenio de reciprocidad como el que se mantiene actualmente con Noruega, Ecuador, Nueva Zelanda, Colombia, Chile, Perú, Paraguay, Islandia, Bolivia, Cabo Verde, República de Corea y Trinidad y Tobago.

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