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Un cartel anuncia el cierre del Capitolio de Washington por tercer día consecutivo. :: Carlos Barria / reuters
Un pacto temporal reabre el Gobierno

Un pacto temporal reabre el Gobierno

Los republicanos consiguen el apoyo de los demócratas para liberar fondos que garanticen los servicios federales hasta el 8 de febrero

MERCEDES GALLEGO

NUEVA YORK.

Martes, 23 de enero 2018, 00:21

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La dramática medida de cerrar el Gobierno por falta de fondos terminó ayer con un acuerdo de mínimos que permite dotarlo para que reabra hasta el 8 de febrero. Los demócratas del Senado capitulaban así sin haber obtenido nada de lo que buscaban, ni la renovación de la situación migratoria de 700.000 hijos de inmigrantes conocidos como 'soñadores', ni la estabilidad de un presupuesto anual a la antigua usanza que permita al Pentágono y a las agencias federales planificar sus operaciones.

Cinco senadores de otros tantos estados ganados por Donald Trump que tienen que renovar su asiento en noviembre fueron los primeros en plegarse durante las negociaciones con republicanos moderados, abanderadas por la senadora de Maine Susan Collins. El temor era que sus electorados les culparan por este cierre, el primero desde 2013, que habla más de su incapacidad para negociar que de una auténtica falta de fondos.

Los dieciséis días de entonces retrasaron los cheques de los militares y costaron al Gobierno 24.000 millones de dólares (19.500 millones de euros), según Standard & Poor, que estimó una reducción del PIB en un 6%. Durante el fin de semana cada agencia del Gobierno tuvo que decidir qué empleados serían calificados de esenciales y cuáles no. Las oficinas de Correos siguieron funcionando a pleno potencial, pero Hacienda tuvo que prescindir de la mitad de su personal y la Nasa del 85%. En total, 800.000 de los 1,3 empleados del Ejecutivo federal tuvieron que quedarse en casa sin trabajo ni sueldo. Los que siguieron trabajando lo hicieron sin saber cuándo cobrarían.

Los senadores que deben renovar sus cargos fueron los primeros en claudicar

Fiesta de recaudación

Para Donald Trump el mayor daño colateral de esta medida de presión fue la fiesta de recaudación de fondos por el aniversario de su investidura que había preparado en Palm Beach. Sus asesores le advirtieron de que no se vería bien que estuviera de celebración mientras el resto del país sufría, por lo que el Air Force no llegó a despegar y el presidente apareció solo por videoconferencia. En su lugar envió a su hijo Eric y su esposa Lara para tranquilizar a los asistentes, que habían pagado alrededor de 100.000 dólares (81.500 euros) por cabeza con la promesa de que esto dañaría más a los demócratas y facilitaría la victoria republicana en noviembre.

Los senadores debieron de estar de acuerdo. Lo único que Mitch McConnell les ha prometido es que si el 8 de febrero no han llegado a un acuerdo sobre una ley migratoria, la solución para los 'soñadores' pasará a debatirse en el pleno del Senado, donde la pondrá a votación. «El Senado volverá a ser el Senado, con debates y enmiendas», se congratuló el republicano de Arizona Jeff Flake. Desde la apabullante victoria del partido conservador en las elecciones de noviembre de 2016, sus líderes han utilizado esta mayoría para saltarse cualquier negociación con los demócratas y darles las cosas hechas. Algo que no podían hacer con la apropiación de fondos, para lo que necesitan una mayoría absoluta y, por tanto, del voto de nueve demócratas. Es por eso que los republicanos han preferido financiar el Gobierno con pequeñas aportaciones temporales en lugar de un presupuesto anual.

Cansados de ese juego cortoplacista y presionados por las bases que demandan una solución para los 'soñadores', los demócratas aprovecharon la rebelión de algunos senadores republicanos como Lindsey Graham, comprometido con una ley migratoria. «Ahora estamos más cerca de obtener un acuerdo», informó ayer el senador de Carolina del Sur.

En gran parte porque durante las negociaciones del fin de semana el líder del Senado, Chuck Schumer, aceptó aprobar fondos para financiar el muro que Trump ha prometido construir en la frontera, aunque no se sabe la cantidad. El presidente pidió en su presupuesto 18.000 millones de dólares (14.600 millones de euros), que luego ha transformado verbalmente en 20.000 (16.300).

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