Los negros de Alabama truncan el plan de Trump

Impiden con su voto la victoria cantada de Roy Moore, acusado de abuso sexual, y reduce la mayoría en el Senado de los conservadores
El estrecho margen de los republicanos en el Senado sufrió el martes el mayor varapalo posible, «y nadie está más contento que los propios republicanos», contó divertido el exvicepresidente Joe Biden, que ha hecho campaña en Alabama por su correligionario demócrata Doug Jones. Su observación no necesitaba lupa. El senador republicano Bob Corker dijo estar «muy, muy contento» por la derrota de su partido en ese Estado sureño, al igual que otros muchos legisladores. Así de extremo era el juez Roy Moore, candidato de Trump. Sus propios compañeros de partido temían trabajar con él. Pese a que sin ese escaño será mucho más difícil aprobar la agenda conservadora, han respirado aliviados.
El exjuez del Supremo de Alabama que quería ilegalizar la homosexualidad y prohibir a los musulmanes que sirvieran en política fue a votar en caballo y con sombrero de cowboy, seguido de su esposa vestida en atuendo similar. La víspera de los comicios Kayla Moore, que le ha defendido frente a las acusaciones de nueve mujeres con las que mantuvo relaciones cuando ellas eran menores, intentó echarle un capote para demostrar que su marido no es ni pervertido ni racista. «Tenemos un abogado judío y hasta algunos amigos negros», afirmó. Con ello solo logró aumentar las sospechas sobre alguien que ha tenido nexos con organizaciones supremacistas y confederadas.
Su rival demócrata no necesitaba credenciales. En 1998, tras ser nombrado fiscal federal por Bill Clinton, Jones logró la condena de los últimos dos miembros del Ku Klux Klan implicados en los atentados de 1963 contra una iglesia de Birmingham. La bomba causó la muerte de cuatro niñas de color y espoleó la lucha por los derechos civiles, que el martes recordó en las urnas los servicios de Trump.
Mientras el 68% de los blancos votó por el juez, el 96% de los negros apoyó al candidato demócrata, en un Estado que no había votado por un senador republicano en casi un cuarto de siglo. El asiento que se disputaba es el que ha dejado vacante Jeff Sessions, al que Trump nombró fiscal general convencido de que los conservadores no podían perder ese Estado que él ganó por 28 puntos. El expresidente no quiso incendiar a sus enemigos presentándose en este Estado sureño, como hiciera Trump el viernes con Florida, pero grabó un mensaje que muchos votantes recibieron por teléfono. «Estas elecciones son muy importantes, no puedes quedarte sentado», les conminó.
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