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MERCEDES GALLEGO CORRESPONSAL
NUEVA YORK.
Sábado, 21 de octubre 2017, 00:20
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La fórmula se ha vuelto universal para quien quiera tratar con Trump: adularle. Desde los pasillos de la Casa Blanca hasta los grandes foros internacionales, todo el mundo sabe que ese es el primer paso para conseguir su atención. A António Guterres, ex primer ministro portugués y astuto político antes de convertirse en secretario general de la ONU, no iba a pasársele por alto.
En sus nueve meses de gobierno Trump ha cumplido las amenazas que conllevaban sus descarnadas críticas a la ONU durante la campaña. Ha anunciado su retirada de los grandes acuerdos logrados bajo el paraguas de esa institución, como los Acuerdos de París para combatir el cambio climático o los antinucleares con Irán, para los que prevé una salida en dos pasos, ha retirado a su país de la Unesco como represalia por haber aceptado a Palestina, ha cortado su contribución al Fondo de Población, ha propuesto una reducción del 25% a la financiación de los Cascos Azules y del 44% a su contribución a la ONU.
A Guterres le ha hecho esperar nueve meses para recibirlo en el Despacho Oval, mucho después de invitar a los embajadores de los países del Consejo de Seguridad. Con todo, el secretario general le estrechó la mano con una sonrisa de oreja a oreja y le agradeció públicamente su «apoyo» a la organización que, según Trump, «tiene un tremendo potencial». El mandatario estadounidense ha controlado los hilos a través de su embajadora Nikki Haley, que, frente a un secretario de Estado débil como Rex Tillerson, ha adquirido relevancia internacional. Por ella sabe el presidente que Guterres está haciendo «un trabajo espectacular», según dijo el propio Trump. «Nikki está en una clase única», añadió paternalista sobre la 'formación' que está recibiendo su embajadora.
El portugués sabe que para conseguir cualquier cosa en la ONU necesitará «una cooperación muy sólida con EE UU», recordó. Falta ver que tengan las mismas metas, porque la promesa que hizo Trump de que el potencial de la ONU se va a desarrollar «como no se ha visto jamás» podía sonar inquietante. Por ahora el mandatario norteamericano está satisfecho con que el Consejo de Seguridad haya apoyado en dos ocasiones las sanciones que él ha propuesto contra Corea del Norte, pero el futuro es incierto. «Os lo diré en siete años», advirtió a los periodistas.
Trump trabaja en su campaña de reelección desde el día siguiente a ganar las elecciones y está decidido a continuar en el poder hasta el año 2025. Al haber asumido el cargo prácticamente a la vez, la suerte de Guterres está inevitablemente ligada a la suya.
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