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Donald Trump, ayer, junto al presidente de Niger, Mahamadou Issoufou, mientras Angela Merkel y presidente tunecino Beji Caid Essebsi conversan. :: Jonathan Ernst / reuters
Trump se desentiende del resto del mundo

Trump se desentiende del resto del mundo

El presidente de Estados Unidos no aporta propuestas al G-7 e impide impusar la lucha contra el cambio climático

PPLL

Domingo, 28 de mayo 2017, 00:11

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El mundo comprendió ayer lo que significa el mensaje que Donald Trump utilizó durante su discurso de investidura cuando juró su cargo en el Capitolio de Washington el pasado 20 de enero: «America first» (América primero). Durante los dos días que duró la cumbre del G-7 en Taormina, el presidente estadounidense demostró que ha pasado la época en que Washington ejercía su liderazgo de puertas afuera.

En el encuentro en esta localidad siciliana con el resto de países más industrializados del mundo (con la excepción de Rusia, expulsada de estas citas tras la anexión de Crimea), Trump se desentendió de sus responsabilidades como hombre más poderoso de la Tierra. No solo se borró de hacer alguna propuesta, sino que además fue el lastre que impidió que el G-7 diera un impulso definitivo a la lucha contra el cambio climático con el respaldo a las medidas acordadas en la conferencia sobre el clima de París.

Quien más claro explicó cuál ha sido estos días la posición de Trump fue uno de sus propios hombres, el consejero económico de la Casa Blanca Gary Cohn. Reconoció sin cortarse que su jefe había venido a la cumbre «para aprender» y que aunque sus posiciones «evolucionan», no se va a alejar de aquella máxima con la que se presentó en el Capitolio. «Hará siempre lo que sea mejor para Estados Unidos», subrayó Cohn.

Esa postura de preocuparse solo por lo que ocurra dentro de sus fronteras puede ser peligrosa para el resto del mundo en un asunto como el calentamiento global. En Taormina los otros seis líderes internacionales le pidieron repetidamente a Trump que no retire a su país de los compromisos de París, pero las evasivas con que ha respondido no invitan a ser halagüeño.

Ayer el multimillonario volvió a utilizar las redes sociales para anunciar que la próxima semana anunciará su «decisión final» respecto al acuerdo sobre el clima aprobado en la capital gala en 2015. El hecho de que espere a estar de vuelta en su país para hacer saber su opinión hace pensar que prepara una bofetada a la comunidad internacional.

En Estados Unidos podría vender la eventual cancelación de las promesas hechas por Barack Obama en París como una muestra más de su America first: los intereses económicos nacionales están por encima de cualquier otra consideración. El mismo mensaje en Taormina hubiera provocado un terremoto internacional y, además, en la cara del resto de líderes mundiales, que ya parecen olerse lo peor.

Una de las mayores valedoras del acuerdo de París, la canciller alemana, Angela Merkel, dijo a las claras que la discusión sobre el tema del clima en Taormina «fue muy difícil, por no decir muy insatisfactoria». Trump solo hizo una concesión durante la cumbre del G-7: aceptó que la declaración final condene el proteccionismo económico, por lo que tal vez no imponga nuevos aranceles comerciales a las naciones europeas, como había amenazado con hacer durante la campaña electoral. Además de la declaración del día anterior sobre el terrorismo, esta fue la mayor aportación que deja el encuentro de Taormina.

Discurso a sus chicos

En una muestra más de su desinterés por la cita, el presidente estadounidense ni siquiera habló ante la prensa en el encuentro, optando en cambio por dedicar un discurso a los soldados estadounidense de la base siciliana de Sigonella, desde donde despegó el Air Force One para llevarlo de vuelta a Washington y celebrar en su país el Memorial Day.

Pese a los magros resultados de la cumbre, dijo estar «más esperanzado que nunca» para unir a las naciones civilizadas y a las religiones en la «causa común» de derrotar al terrorismo. «Venceremos», les dijo Trump a los militares norteamericanos.

El documento final de la cumbre también resultó insatisfactorio en el tema que más preocupaba a Italia, la gestión de la inmigración, pues no se adoptó medida alguna para hacer frente al problema. Sí que hubo en cambio unidad a la hora de condenar el delirio nuclear del régimen de Corea del Norte y de mantener las sanciones a Rusia por su posición en Ucrania, invitando a Moscú a que se pliegue a lo acordado en Minsk. La declaración conclusiva incluye finalmente una protocolaria mención para «desbloquear el potencial africano» que debió de dejar fríos a los cinco líderes del continente negro invitados a la cumbre para que hablaran sobre inmigración y desarrollo.

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