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Refugiados rohingya sobreviven en medio del lodazal en un campo de Bangladesh. :: M. P. H. / Reuters
La Dama vuelve a dar la espalda  a la tragedia de los rohingyas

La Dama vuelve a dar la espalda a la tragedia de los rohingyas

La Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi reconoce un problema humanitario pero no evita ser acusada por las ONG de mirar a otro lado

ZIGOR ALDAMA

Miércoles, 20 de septiembre 2017, 01:05

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Por fin, ayer Aung San Suu Kyi rompió el silencio que tanta mella está haciendo en su imagen como adalid de la lucha por las libertades en Asia. La Nobel de la Paz se dirigió a los birmanos en lo que llamó «una alocución diplomática» para dar su opinión sobre la crisis humanitaria que están protagonizando los musulmanes rohingya, cuya persecución en Birmania ha provocado que casi medio millón se hayan desplazado hacia la frontera con Bangladesh. La ONU considera lo que está sucediendo «una limpieza étnica de libro», y se esperaba que Suu Kyi ofreciese algún tipo de solución e intercediese por la etnia que Naciones Unidas considera la más perseguida del mundo. Pero, una vez más, prefirió no hacerlo.

«Soy consciente de que la atención del mundo está ahora en la situación del Estado de Rakine y, como ya he dicho en otras ocasiones, Myanmar (Birmania) no teme el escrutinio internacional», comenzó Suu Kyi, que ostenta el cargo de consejera de Estado. «No es el objetivo del Gobierno delegar su responsabilidad. Condenamos todas las violaciones de derechos humanos y de violencia ilegal y trabajamos por restablecer la paz, la estabilidad, y el Estado de Derecho», añadió, antes de propiciar la polémica con el dibujo de una situación que tiene poco que ver con la que detallan las organizaciones que están sobre el terreno.

«La mayoría de los musulmanes no se han sumado al éxodo. Más del 50% de los poblados de musulmanes están intactos», afirmó, en contra de la evidencia de que miles de personas huyen de la violencia. Incluso imágenes por satélite prueban que decenas de localidades han sido reducidas a cenizas. «Entiendo que el mundo está preocupado por las noticias de pueblos incendiados y hordas de refugiados. Yo también estoy preocupada y me gustaría saber por qué huyen. Antes de actuar, debemos confirmar con pruebas sólidas lo que está sucediendo», apostilló.La Dama solo pronunció una vez la palabra 'rohingya', y fue cuando se refirió al grupo armado Ejército de Salvación Rohingya de Arakán (ARSA), cuyo ataque el pasado 25 de agosto dio inicio a la actual oleada de violencia. Según denuncian refugiados y ONG, el Ejército y extremistas budistas del estado de Rakine son los culpables de violaciones, asesinatos, y quema de poblados musulmanes.

Los militares, sin embargo, afirman que son los propios rohingya quienes prenden fuego a sus casas. Mientras tanto, los campos de refugiados de Bangladesh están completamente desbordados, y quienes allí residen se exponen a enfermedades y violencia. No obstante, las imágenes del horror no ablandan a los 55 millones de birmanos que profesan un profundo odio contra los rohingya. De hecho, la inmensa mayoría se niega a considerarlos una etnia propia del país -donde hay otras 135 oficialmente reconocidas- y se refiere a ellos como inmigrantes ilegales bengalíes que vinieron con los colonizadores británicos durante el siglo XIX.

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