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MARCELA VALENTE
BUENOS AIRES.
Sábado, 16 de diciembre 2017, 00:18
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Cercado por un creciente desequilibrio fiscal, el Gobierno de Mauricio Macri intentará el lunes sacar adelante una controvertida reforma de pensiones que prevé una rebaja en los aumentos de pensionados y beneficiarios de la asistencia social. El primer intento fallido de aprobarla derivó el jueves en una protesta callejera reprimida por fuerzas de seguridad con gases lacrimógenos, golpes y balas de goma. Hubo 45 detenidos y numersoso heridos, entre ellos ocho diputados. A pesar del rechazo mayoritario a la medida entre la opinión pública, la iniciativa del Gobierno ya obtuvo media sanción del Senado. En la cámara alta, los legisladores resolvieron respaldar la reforma como condición para la vigencia de un acuerdo fiscal suscrito entre el presidente y los gobernadores provinciales, apremiados por las necesidades financieras.
Pero para su sanción definitiva, la norma -que permitiría al Ejecutivo ahorrarse unos 100.000 millones de dólares (unos 85,000 millones de euros) al año de pensionados y beneficiarios de ayuda social- debe ser aprobada por la Cámara de Diputados, donde se concentra la mayor resistencia. Algunos observadores cercanos al Gobierno sostienen que sin la reforma la economía puede colapsar debido al fuerte desequilibrio fiscal y el creciente endeudamiento.
Por temor a que el frágil consenso se diluyese y la reforma naufragara, el Gobierno adelantó sorpresivamente la sesión del 19 al jueves. De inmediato, las centrales de trabajadores, movimientos sociales y partidos políticos de oposición se apuraron a llamar a una movilización frente al Congreso.
En un clima de extrema tensión, los diputados gritaron, se insultaron y hubo amagos de golpes. Finalmente, el oficialismo levantó la sesión. Mientras tanto, los manifestantes que intentaban acercarse a la Plaza de los Dos Congresos en respuesta a la convocatoria eran repelidos por gendarmes y policías apostados en torno al Parlamento. Miles de uniformados impidieron a los activistas acercarse a la plaza. Hubo disparos de balas de goma y lanzaron agua y gases lacrimógenos. El presidente Mauricio Macri reunió a sus ministros. El gabinete firmó un decreto para aprobar la reforma sin más deliberaciones. El mandatario también parecía resuelto a hacerlo pero la Confederación General del Trabajo amenazó con una huelga general y aliados del oficialismo anticiparon que no iban a apoyar ese camino para la sanción.
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