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Un niño se hace un selfi con el Papa Francisco en Lima. :: Vincenzo PINTO / afp
«¿Qué pasa en Perú, que todos los presidentes van presos?»

«¿Qué pasa en Perú, que todos los presidentes van presos?»

En su visita a Lima, Francisco se mostró preocupado por la «decadencia y corrupción» que afligen a América Latina

DARÍO MENOR ENVIADO ESPECIAL

LIMA.

Lunes, 22 de enero 2018, 00:47

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Dentro de tres años Perú celebra el bicentenario de su independencia de España. Los miembros del comité encargado de preparar las actividades de cara a los festejos de 2021 lo van a tener difícil para juntar a los expresidentes con vida en un evento, como han hecho otros países de la región cuando festejaron este mismo aniversario. En Perú no queda ni un antiguo mandatario limpio. Excepto los fallecidos Fernando Belaúnde (1980-1985) y Valentín Paniagua (2000-2001), el resto de los hombres que han pasado por la Presidencia de la República peruana en los últimos 25 años tienen las manos manchadas por la corrupción o por crímenes de lesa humanidad. Ante este panorama no sorprende la frase que dijo ayer al Papa durante un encuentro con obispos peruanos en Lima: «¿Qué pasa en Perú que todos los presidentes van presos?».

En un diálogo con los prelados del país andino, Francisco se mostró preocupado por la «decadencia y corrupción» que afligen a América Latina. Citó en particular el escándalo de sobornos protagonizado por la empresa brasileña Odebrechet y lo consideró sólo una «parte chiquita» de un problema mucho mayor en el que incluyó los paraísos fiscales. Lamentó lo «muy enferma» que está la política y citó los casos de dos exmandatarios peruanos: el encarcelado Ollanta Humala (2011-2016) y Alberto Fujimori (1990-2000), indultado por el actual presidente Pedro Pablo Kuczynski la pasada Nochebuena después de que fuera encarcelado en 2009 con una condena a 25 años de prisión por crímenes de lesa humanidad.

Además de Humala y Fujimori, también están en el punto de mira de los jueces por su posible implicación en el 'caso Odebrecht' otros dos presidentes: Alan García (1985-1990 y 2006-2011) y Alejandro Toledo (2001-2006), que escapó a Estados Unidos para evitar ser procesado. Tampoco se libra Kuczynski, al que se ha implicado en las mordidas entregadas por la corporación brasileña. La empresa reconoció haber pagado al menos 29 millones de euros en sobornos a autoridades peruanas. En otros países de la región se comportó durante años de manera similar, construyendo la mayor trama de corrupción de América Latina.

«Filtros de colores»

No solo habló Jorge Mario Bergoglio de política durante su último día en Perú, en el que ofreció un curioso consejo a los jóvenes. Les dijo que «los filtros de colores y la alta definición solo van bien en las fotos y vídeos», pero no se pueden aplicar a los amigos. «El corazón no se puede 'photoshopear' porque ahí es donde se juega el amor verdadero, ahí se juega la felicidad. Jesús no quiere que te 'maquillen' el corazón». Dejó este mensaje antes de dirigir la oración del Ángelus desde el balcón central del Palacio Arzobispal de la céntrica plaza de Armas de Lima, donde se congregó una enorme cantidad de fieles que no tuvieron problema en empujarse y apretujarse para estar lo más cerca posible al Papa.

La última misa de Francisco antes de regresar a Roma fue en la base aérea Las Palmas de la capital peruana ante 1,3 millones de personas, a las que habló de la grave inequidad que se da en la sociedad del país andino. «El problema está en que son muchísimos los 'no ciudadanos', 'los ciudadanos a medias' o los 'sobrantes urbanos' que están al borde de nuestros caminos, que van a vivir a las márgenes de nuestras ciudades sin condiciones necesarias para llevar una vida digna y duele constatar que muchas veces entre estos 'sobrantes humanos' se encuentran rostros de tantos niños y adolescentes. Se encuentra el rostro del futuro», denunció.

Había feligreses que esperaron hasta 14 horas a la intemperie para participar en la misa. No les importó pasar primero la noche al raso y luego sufrir durante horas el fuerte sol (no había ni una sombra) con tal de poder ver al obispo de Roma.

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