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Imagen de la embajada de Estados Unidos en Cuba. :: Adalberto ROQUE / afp
Los diplomáticos de Estados Unidos ponen 'mercadillo' antes de dejar Cuba

Los diplomáticos de Estados Unidos ponen 'mercadillo' antes de dejar Cuba

El fin del deshielo acaba con medidas tomadas por Obama que supusieron cambios significativos en la vida de la isla

MILAGROS L. DE GUEREÑO CORRESPONSAL

LA HABANA

Domingo, 1 de octubre 2017, 00:42

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Ayer fue un sábado atípico para las familias de funcionarios estadounidenses que deben salir de Cuba 'cuanto antes' para cumplir la decisión del Departamento de Estado, tomada con objeto de protegerlos de los presuntos 'ataques acústicos' en la embajada. Una decisión que Cuba calificó de «precipitada». Ante sus residencias en los mejores barrios de La Habana extranjeros y cubanos hicieron cola para comprar palomitas, cervezas, papel higiénico, bebidas energizantes, ropas, bicicletas, juegos de mesa, sillas de jardín, electrodomésticos y una larga lista de enseres que los diplomáticos no van a poder llevarse a su país en la maleta.

Con la tristeza reflejada en el rostro, uno de ellos explica a este diario que los coches, que solo se pueden vender entre el cuerpo diplomático, los van a desmontar, vender por piezas y «entregar al Estado la matrícula junto con el motor y el bloque donde consta el número de chasis». No saben cuál será su próximo destino, si podrán regresar en algún momento, a qué colegio irán sus niños con el curso ya iniciado.

Sin explicación del origen de los fenómenos que supuestamente a uno lo dejaron sordo, a otros les causaron mareos, o náuseas o pequeñas lagunas mentales, las explicaciones sobre quién es el responsble difieren según el lugar de residencia. El exilio de Miami cree que detrás estaría la vieja guardia comunista cuban, que rechaza el acercamiento iniciado oficialmente el 17 de diciembre del 2014 y anticipado desde antes por medidas de flexibilización de Barack Obama.

El Gobierno de Raúl Castro ha sido enfático en negar cualquier responsabilidad en los hechos. En La Habana algunos opinan que es Donald Trump quien quiere 'complicar' las relaciones para complacer a la derecha de Miami. «Allí está la tecnología sofisticada, no aquí», comenta Santiago, un veterano defensor del castrismo.

Estudiosos le dan vueltas al quién y al porqué sin llegar a conclusiones que no alcanzó ni el FBI, que inspeccionó la sede. Lo concreto es que la 'evacuación' ordenada por el Departamento de Estado del 60% del personal diplomático -un centenar de familias- recrudece el embargo impuesto en 1962. En la legación solo quedan los 'marines' y un oficial consular para emergencias de estadounidenses que desafíen la recomendación de no viajar a la isla.

El edificio de siete plantas de cemento y cristal asomado al malecón volverá a quedar semivacío. Sin poder emitir visados, desaparecerán las colas diarias. También los negocios de los alrededores donde se rellenaban los formularios o las cafeterías que ayudaban a soportar las horas de espera. Nadie sabe cómo se gestionarán las salidas que aumentaron desde que en julio del 2015 se colgó en la fachada la enseña de embajada.

Pero sí hay registro de los resultados de la política de la 'zanahoria' de Obama cuyo fin también era democratizar Cuba. Aprobó paquetes de medidas para reducir el impacto del embargo y hacer irreversible el proceso de normalización, como la concesión de créditos para adquirir ciertos productos autorizados por Washington; permitir la exportación a la isla de tractores y pesticidas que no había que pagar en efectivo; flexibilizar los viajes de ciudadanos estadounidenses; eliminar la imposición de que buques extranjeros que atracaran en Cuba tuvieran que esperar 180 días para tocar puertos de EE UU; posibilitar la venta de medicamentos cubanos autorizados; que empresas de EE UU pudieran contratar a cubanos, siempre que no fuera a través del Gobierno de Cuba; exportar productos para autónomos que después pudieran reexportarlos; subvenciones, becas y premios... Y lo más reclamado por el castrismo: el fin de la política 'pies secos, pies mojados', que daba beneficios de residencia a cubanos que tocaran tierra estadounidense aunque fuera de manera ilegal.

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