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Cadáveres de fieles en el interior de la mezquita, cuya salida aguardaban los terroristas para perpetrar el atentado. :: efe
Egipto clama venganza por el atentado más sangriento de su historia

Egipto clama venganza por el atentado más sangriento de su historia

Alrededor de 270 personas mueren en el ataque a una mezquita sufí del Sinaí atribuido al Estado Islámico

MIKEL AYESTARAN

Sábado, 25 de noviembre 2017, 00:29

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Los gobiernos de Siria e Irak insisten en que están en la recta final en su guerra contra el grupo yihadista Estado Islámico (EI), pero el mensaje de los seguidores del califa ha calado hondo lejos del califato y el Sinaí egipcio volvió a confirmarse como uno de sus bastiones.

Egipto vive el primero de los tres días de luto decretados por las autoridades después de que al menos 235 personas, según cifras oficiales, que el jefe local de Bear el-Abed elevaba a 270 anoche, perdieran la vida en un ataque con explosivos y armas de fuego contra la mezquita de Al Rauda, situada en citado distrito del extrarradio de Al Arish. Esta ciudad está situada en el norte de la península del Sinaí, que se ha convertido en una pesadilla para las autoridades de El Cairo, incapaces de frenar allí los ataques contra civiles y fuerzas de seguridad. A falta del comunicado oficial del EI para reivindicar la acción, los medios locales señalaron que el objetivo fue una mezquita de rito sufí, corriente del islam suní que los extremistas salafistas consideran herética y que ya ha sido objeto de más ataques del EI en el pasado reciente.

El de ayer fue más sangriento aún que el derribo del avión ruso de la compañía Metrojet, que causó 224 muertos en octubre de 2015, y demuestra que no hay líneas rojas para unos yihadistas que atentan por primera vez en el Sinaí en el interior de una mezquita.

Los problemas de seguridad en el Sinaí vienen de décadas atrás, pero se acentuaron en 2013, tras el golpe militar del general El-Sisi contra el gobierno de los Hermanos Musulmanes. Este golpe, unido al establecimiento del califato en verano de 2014 y a la lealtad que los yihadistas de la peninsula juraron al califa han convertido al Sinaí en la 'wilayat' (provincia) más activa del califato. Pese a la derrota militar del grupo yihadista en Siria e Irak, con este tipo de acciones vuelve a reivindicar su carácter de amenaza global.

Que esta zona de Egipto se encuentre en estado de emergencia desde octubre de 2014, tras una emboscada reivindicada por el EI en la que murieron 33 militares, no ha servido para frenar al comando que llegó en cuatro vehículos todoterreno hasta el templo. Los terroristas detonaron un explosivo -podría haberlo portado un suicida- a la salida del rezo del viernes, día grande para los musulmanes, y después rodearon la mezquita y ametrallaron de forma indiscrimanada a quienes trataban de escapar. También usaron lanzacohetes contra los fieles desarmados. No se libraron de los ametrallamientos ni las ambulancias que por decenas acudieron al auxilio de las víctimas, según revelaron testigos.

Malestar creciente

Las imágenes ofrecidas por las televisones egipcias mostraban docenas de cuerpos tirados dentro y fuera de la mezquita, escenas terribles que llevaron al presidente, Abdel Fatah el-Sisi, a clamar venganza. La incapacidad del dirigente para reconducir la maltrecha economía del país, y mucho mayor para frenar la oleada de atentados cuyo centro se sitúa en el Sinaí, ha provocado un malestar creciente entre la población. En un discurso ante las cámaras de la televisión nacional, El-Sisi aseguró que las Fuerzas Armadas y la Policía «se van a vengar por nuestros hijos para recuperar la estabilidad y vamos a responder a este acto con una fuerza brutal».

Hasta el momento el uso de la vía militar no ha sido suficiente para hacer frente al desafío yihadista. Las autoridades anunciaron también medidas de urgencia como el pago de indemnizaciones por valor de 200.000 libras egipcias (unos 10.600 euros) a las familias de las víctimas mortales y de 50.000 libras (unos 2.400 euros) para los heridos.

Las Fuerzas Armadas lanzaron una primera batida para intentar capturar a los culpables del ataque e informaron de operaciones aéreas contra posiciones yihadistas. Aviones no tripulados del Ejército egipcio habrían matado al menos a 15 presuntos implicados en la matanza de Al Rauda, según informaron fuentes de seguridad a la sección árabe de la cadena de televisión británica Sky News. Los bombardeos fueron efectuados contra dos vehículos todoterreno que circulaban por un área desértica cerca del lugar del atentado.

Analistas como Amr Kalifa recordaron en las redes sociales que «desde 2014 insistimos en que lo que ocurre en Sinaí es un problema enorme, un levantamiento insurgente y no una guerra convencional, pero en El Cairo nadie escucha y ofrecen siempre las mismas soluciones militares».

Apoyo internacional

Aunque El-Sisi se quejó de que «Egipto afronta el terrorismo solo, en nombre de la región y de todo el mundo», las muestras de apoyo internacional fueron inmediatas. El presidente de Estados Unidos, país aliado militar de Egipto, Donald Trump, lamentó en su cuenta de Twitter el «horrible y cobarde ataque terrorista contra fieles inocentes e indefensos en Egipto».

Su homólogo ruso, Vladímir Putin, uno de los principales aliados del Gobierno de Damasco en la lucha contra el EI, también condenó lo ocurrido, como lo hicieron la Liga Árabe, la Unión Europea y el vecino Israel, que iluminó un edificio de Tel Aviv con los colores de la bandera egipcia.

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