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FERNANDO ITURRIBARRÍA
Martes, 30 de mayo 2017, 00:31
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El presidente francés, Emmanuel Macron, avisó ayer en presencia de su homólogo ruso, Vladímir Putin, que todo uso de armas químicas en Siria será objeto de represalias militares inmediatas de París. En una variante de la posición gala, el nuevo inquilino del Elíseo apostó por una solución política que preserve un Estado sirio y se mostró dispuesto a discutir con todas las partes, incluidos los representantes de Bashar el-Asad. Los dos mandatarios acordaron en Versalles convocar una próxima reunión del cuarteto de Normandía con vistas a una desescalada en Ucrania y crear un grupo de trabajo común sobre la lucha contra el terrorismo yihadista.
Macron y Putin restañaron heridas con el propósito común de reanudar el diálogo al máximo nivel entre París y Moscú. Lo hicieron con la disculpa de inaugurar una exposición dedicada al zar Pedro I el Grande en el tricentenario de la instauración de relaciones diplomáticas entre los dos países. La carga simbólica de la conmemoración de aquella visita hace tres siglos a Versalles del zar que quiso abrir Rusia a Europa marcó la primera recepción del nuevo presidente francés a un jefe de Estado extranjero.
La reunión sirvió para cerrar la glaciación de las relaciones bilaterales durante el mandato en París del socialista François Hollande, aunque la frialdad, no exenta de una medida cordialidad en los gestos, contrastó con el calor reinante en Versalles. «Compartimos desacuerdos pero al menos vemos cómo construir concretamente una acción común», dijo antes de apostar por un «diálogo franco y sincero sin en el que no llegaremos a ningún avance».
En el capítulo sirio, Macron definió dos líneas rojas: la utilización de armas «por quien sea» que dará lugar a una respuesta francesa de inmediato y la garantía de todos los accesos humanitarios a las poblaciones civiles. «Quiero, más allá del trabajo que conducimos en el marco de la coalición internacional, que podamos reforzar nuestra asociación con Rusia», planteó.
Menos locuaz, Putin subrayó que «lo más importante es la lucha contra el terrorismo» y aceptó la propuesta francesa de crear un grupo de trabajo con expertos de ambos países. «Nosotros estimamos que no podemos luchar contra la amenaza terrorista destruyendo el Estado», añadió el tradicional aliado sirio.
Macron coincidió en la necesidad de preservar «un Estado sirio» en la transición democrática, pues en esa región «los Estados quebrados son una amenaza para nuestras democracias». Reconoció que habrá que discutir con todas las partes, «incluidos los representantes de Asad», pero matizó que la reapertura de una embajada en Damasco no es una prioridad.
Cuarteto de Normandía
En la reunión preconizada con Alemania y Ucrania del cuarteto de Normandía para el seguimiento de los acuerdos de Minsk, París y Moscú desearon tener acceso a un informe detallado de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE). Putin aprovechó la ocasión para reiterar que las sanciones a Rusia no contribuyen «de ninguna manera» a resolver la crisis en el este de Ucrania. «Hay que luchar por la supresión de todas las restricciones en la economía mundial», sentenció.
Macron y Putin eludieron evocar las sospechas de injerencias rusas en las elecciones al Elíseo. «Soy pragmático y cuando he dicho las cosas una vez no necesito repetirlas», dijo el presidente francés tras revelar que había abordado el tema en privado con el líder del Kremlin cuando le telefoneó para felicitarle por su victoria. No obstante, arremetió por su nombre contra los medios Russia Today y Sputnik, cercanos al poder de Moscú, por considerarlos «órganos de influencia y de propaganda embustera» que propalaron durante la campaña «mentiras infamantes sobre mi campaña y mi persona».
Putin se vio en la tesitura de tener que justificar la audiencia ofrecida el 24 de marzo en el Kremlin a Marine Le Pen, entonces candidata de la extrema derecha al Elíseo. «Su opinión sobre la salvaguardia de las identidades europeas no está desprovista de fundamento, es algo que yo siempre he expresado», alegó. «Si ella lo pide, no veo por qué deberíamos negarle esa visita, tanto más cuando ella misma siempre ha trabajado por las relaciones entre nuestros países», objetó. «Eso no quiere decir que hayamos intentado influir en las elecciones», apostilló.
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