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Manifestación en demanda de la dimisión o destitución del presidente brasileño. :: Nacho Doce / reuters
Brasil se plantea ya la era después de Temer

Brasil se plantea ya la era después de Temer

La oposición reclama elecciones mientras el Parlamento estudia el nombramiento de un presidente provisional hasta 2018

MARCELA VALENTE

Sábado, 20 de mayo 2017, 00:19

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Paralizado por la catarata de denuncias en su contra, el presidente de Brasil, Michel Temer, que es objeto de una investigación penal por autorizar la compra del silencio de un testigo, se mantenía ayer aferrado a su cargo en procura de ganar tiempo y de aplazar así un desenlace que se anticipa inevitable. Según el editorial de O Globo de ayer, Temer «perdió las condiciones morales, éticas, políticas y administrativas para seguir gobernando Brasil». El periódico, que dio a conocer los audios que delatan al presidente, advirtió que si no renuncia «arrastrará al país a una crisis política aún más profunda».

En este marco, comenzaron las especulaciones sobre cómo encausar la crisis una vez que Temer esté fuera de la escena. Analistas, legisladores y dirigentes especulan sobre la posibilidad de adelantar elecciones o de hacerlas en el Congreso. En este segundo caso, la convocatoria debería partir del presidente de Parlamento, Rodrigo Maia, que ayer estaba reunido con expertos en técnica legislativa. Si Temer renuncia, Maia debe llamar a una Asamblea Legislativa para que designe a un presidente provisional. Ese eventual presidente completaría el mandato hasta las elecciones de 2018.

Pero en la oposición -y en manifestaciones callejeras que hubo las dos últimas noches- lo que se exige es elecciones directas este mismo año. Al menos así lo pedía hasta ahora el expresidente Luiz Inacio Lula da Silva, que junto su sucesora, Dilma Rousseff, también fueron mencionados en el escándalo que está arrastrando a Temer. El Supremo Tribunal Federal -que autorizó la difusión de las revelaciones del empresario de la carne Joesley Batista, del grupo JBS- investiga a Temer, al senador Aecio Neves y al diputado Rodrigo Rocha por corrupción pasiva, obstrucción a la justicia y organización criminal.

La decisión de suspender a los legisladores de sus escaños y de investigar a los tres surgió a raíz del contenido de los audios y vídeos registrados por Batista en diálogo con los políticos citados. Las conversaciones evidencian la anuencia de Temer ante diversos delitos. Además, el Supremo autorizó que se conozcan las declaraciones de los empresarios del grupo JBS ante la justicia. Uno de ellos aseguró haber depositado 150 millones de dólares «a su favor» en una cuenta en el extranjero para Lula y Dilma. La expresidenta salió a desmentirlo. Según el empresario, el intermediario habría sido el exministro de Hacienda Guido Mantega.

Pero la carga mayor recae ahora sobre Temer. Batista entregó un audio en el que el presidente aprueba que el directivo de JBS pague una mensualidad al expresidente de la Cámara baja, Eduardo Cunha, que está preso por corrupción. «Temer quería tener controlado a Cunha», dice en su escrito ante el Supremo el fiscal general, Rodrigo Janot. Cunha fue el impulsor del juicio político que derivó en la destitución de Dilma y el ascenso de Temer.

El hombre de confianza

Batista no solo pagaba para silenciar a Cunha. También pagó el equivalente a 800.000 euros a cinco diputados para que votaran contra Dilma en el juicio político, dijo. Y su director de relaciones institucionales, Ricardo Saud, asegura haber pagado antes el equivalente a ocho millones de euros para la designación de Cunha como presidente de la Cámara de Diputados y cuatro millones al propio Temer. Temer le dijo en marzo a Batista que su hombre de la «más estricta confianza» era el diputado Rocha, con quien le dijo que podía hablar «de todo». Batista se reunió con Rocha días después y le entregó dinero por las gestiones que el diputado realizaba a su favor. El empresario ofreció además el 5% de sus ganancias para el presidente en uno de los negocios conseguidos con la intermediación de Rocha, y el diputado aceptó.

No obstante estas revelaciones, que son apenas la punta del iceberg, Temer asegura que no renunciará. Su estrategia es la de ganar tiempo. En principio, envió los audios a un perito para que analice si fueron manuipulada. El jefe de la Casa Civil, Eliseu Padilha, admitió que «sería mejor que los audios no existieran» pero aseguró que «la tempestad cesó». Los mercados abrieron ayer con un alza de 2,8%, mejor que en la víspera, cuando se desplomaron 10% y hubo que interrumpir las operaciones durante media hora. Sin embargo, el Gobierno tiene pendientes la aprobación de una reforma laboral y una provisional que considera claves para sentar las bases de la reactivación económica.

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