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El Parlamento de Escocia pide el segundo referéndum

Los pocos sondeos publicados en los últimos meses indican que no hay un cambio significativo sobre la independencia

I. GURRUCHAGA

Miércoles, 29 de marzo 2017, 01:09

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El voto del Parlamento escocés en favor de la moción de Nicola Sturgeon cumplió ayer con lo previsto. Por diez votos, 69 de los independentistas del SNP y de los Verdes contra 59 de conservadores, laboristas y liberal-demócratas, la Cámara de Edimburgo avaló la petición a Londres para que transfiera la competencia de convocar una consulta sobre la independencia, entre el otoño de 2018 y la primavera de 2019.

Sturgeon añadió una información al empate entre la petición del Parlamento y el no de la primera ministra, Theresa May, mientras dure la negociación del 'brexit', que iniciará hoy. La líder escocesa dijo que, si el Gobierno de Londres no demuestra que tiene en cuenta la posición de su Gobierno favorable a permanecer en el mercado común, presentará más iniciativas tras la Semana Santa.

El condicional de Sturgeon es superfluo. May presentará hoy el documento que inicia el 'brexit' y hará una declaración en el Parlamento de Londres. La tensión de las dos últimas semanas con la autonomía del Norte puede ser reflejada en esos textos. También se anuncia una carta del ministro para la Marcha de la UE, David Davis, a su colega escocés, Mike Russell.

Pero parece imposible que el Gobierno británico incluya entre sus objetivos en la negociación con Bruselas lo que Surgeon desea: que Escocia permanezca en el mercado común, mediante una asociación con el Área Europa de Libre Comercio. May ha afirmado repetidas veces que su intención es lograr un buen acuerdo con la UE para el conjunto de Reino Unido. La decepción de Sturgeon también está ya anunciada.

Un choque constitucional

¿Qué puede hacer? En primer lugar, analizar los sondeos de opinión. No se ha publicado ninguno desde que pidió el nuevo referéndum y son pocos los que han ofrecido en los últimos meses un retrato de los sentimientos de los escoceses. Dicen que hay una división, mitad y mitad, sobre la segunda consulta y que no hay un cambio significativo sobre la independencia desde el referéndum del 'brexit'. La mayoría quiere mantenerse en Reino Unido.

En esas condiciones, Sturgeon y el SNP tendrán que calibrar la intensidad de su campaña de agravio y reclamación. En el horizonte surgen otras posibilidades. El Tribunal Supremo sentenció que Londres no debía contar con la aprobación del Parlamento de Edimburgo para iniciar el 'brexit', porque la firma de tratados internacionales es competencia exclusiva del Gobierno central.

Sin embargo, el proceso de ratificación del futuro acuerdo con la Unión Europea obligará a Londres a legislar en materias que afectan a las competencias de Escocia. La ley de autonomía dice que Westminster debe entonces obtener la aprobación de Edimburgo. Combinar una campaña ya repetitiva y esperar a un choque constitucional es el camino de Sturgeon hacia una consulta cuya celebración se pospone indefinidamente.

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