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ÍÑIGO GURRUCHAGA
Viernes, 24 de marzo 2017, 01:19
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El extraordinario viaje de Martin McGuinness terminó ayer en su ciudad natal, Derry, en lo que pareció un funeral de Estado. Se celebró en la catedral de San Columba, la primera no católica que se construyó en Europa. Ofició el funeral un sacerdote católico con ayuda de su obispo, e intervinieron uno metodista que colaboró en el desarme del IRA y otro presbiteriano, amigo de McGuinness, a quien el oficiante calificó como «un firme creyente». Estaban el presidente de Irlanda, Michael D. Higgins; el primer ministro, Enda Kenny; el expresidente de EEUU Bill Clinton, el ahora diputado Gerry Adams y el firmante del Acuerdo de Viernes Santo en nombre del Gobierno de Dublín, Bertie Ahern. Y estaba Arlene Foster, la hasta ahora ministra principal de Irlanda del Norte, cuya continuidad depende de que se reconstruya el Ejecutivo compartido, para lo cual hay un plazo que expira el lunes.
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