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Una ciudadana vota en un colegio electoral de Guayaquil. :: reuters
La izquierda de Latinoamérica se juega su futuro en Ecuador

La izquierda de Latinoamérica se juega su futuro en Ecuador

El resultado de las presidenciales del país andino influirá en la futura tendencia política del continente, que vuelve a mirar hacia EE UU

MILAGROS LÓPEZ DE GUEREÑO

Lunes, 20 de febrero 2017, 00:26

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Cerca de trece millones de electores ecuatorianos se acercaron hoy a las urnas para decidir entre continuar la «revolución ciudadana» puesta en marcha por Rafael Correa apoyando al candidato oficialista Lenin Moreno o girar a la derecha votando por el exbanquero y empresario Guillermo Lasso. Los otros seis candidatos a la presidencia jugaron un papel meramente complementario, sin opciones de poder competir con los favoritos.

La jornada electoral transcurrió sin contratiempos tras comenzar con un acto formal a las 6:30 horas -12:30 horas en España-. Media hora después abrieron las puertas de los centros de votación, en los que las papeletas pudieron depositarse hasta las 17:00 horas. Para tres horas más tarde se preveían los primeros datos a pie de urna. Las encuestas adelantaban la necesidad de una segunda vuelta en abril.

La jornada electoral fue seguida de cerca por la izquierda latinoamericana, ya que el resultado de Ecuador puede afectar a los bloques de fuerzas progresistas de toda la región. Lasso y el resto de los aspirantes de la derecha también han anticipado que, de llegar al palacio gubernamental, romperán con el bloque bolivariano -con lo que Venezuela, Bolivia, Cuba y Nicaragua quedarían en minoría tras el anterior cambio político en Argentina, Brasil y Perú- y se acercarán a Washington. También intentarán reforzar la comunidad regional Unasur, pero sin Caracas.

El inquilino Assange

También está pendiente de los resultados Julian Assange, asilado en la embajada ecuatoriana de Reino Unido desde junio de 2012 para evadir su extradición a Suecia y eludir responder a acusaciones de delitos sexuales que él niega. Es un inquilino incómodo para el Gobierno de Guayaquil. El año pasado se le impidió incluso el acceso a internet, ya que antes de las elecciones estadounidenses Wikileaks filtró documentos y miles de mensajes de la campaña de Hillary Clinton y del Comité Nacional Demócrata.

Lenin Moreno adelantó que, si llega a la presidencia, pedirá a Assange ser «bastante más delicado en el momento que trate la política internacional, principalmente con países con los cuales tenemos una buena relación». Lasso se muestra más enérgico: «Le diremos cordialmente que se marche de la embajada y buscaremos hacerlo dentro del marco del respeto al derecho internacional en los primeros treinta días del gobierno».

El presidente saliente, Rafael Correa, fue de los primeros en ejercer su derecho a voto. Ante la prensa ejemplificó el trámite de señalar cinco papeletas, cuatro para designar a su sucesor, al vicepresidente, a 37 legisladores de la Asamblea Nacional y a diputados provinciales y andinos, y una quinta para responder a la pregunta: «¿Está usted de acuerdo en que, para desempeñar una dignidad de elección popular o para ser servidor público, se establezca como prohibición tener bienes o capitales, de cualquier naturaleza, en paraísos fiscales?». Si gana el 'sí' en esta consulta, en el plazo de un año deberán ser reformadas las leyes y los funcionarios «que tengan capitales y bienes, de cualquier naturaleza, en paraísos fiscales, tendrán que acatar el mandato popular y su incumplimiento será causa de destitución».

Tras depositar su voto, Correa recordó que ha dado diez años de estabilidad institucional al país, que en la década anterior tuvo siete presidentes. Por ello, invitó «a votar con alegría, con optimismo, con fe», pero criticó la campaña. «Cuando se hace una tan negativa, tan sucia, significa que no hubo propuestas de los opositores. El pueblo sabrá reflexionar y decidir en las urnas», dijo.

En varias ocasiones, el presidente saliente recordó que están en juego «dos visiones de la sociedad, dos visiones del desarrollo, dos visiones de Estado». El carismático economista de 53 años formado en Harvard supo capitalizar la bonanza petrolera -produjo en 2015 de 543.000 barriles diarios, la mitad de las exportaciones de un país con 4.000 millones de barriles de reservas probadas- para reducir la pobreza y generar crecimiento económico.

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