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Pence y Merkel abandonan la sala en la que todos los mandatarios asistentes posaron para la fotografía oficial de la Conferencia de Seguridad. :: Christof STACHE / afp
Pence ratifica el vínculo de EE UU con la OTAN
Angela Merkel Sergei Lavrov

Pence ratifica el vínculo de EE UU con la OTAN

El vicepresidente tranquiliza a los europeos al garantizarles que su país siempre será su «más fuerte aliado»

JUAN CARLOS BARRENA

Domingo, 19 de febrero 2017, 01:18

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berlín. El vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, fue el encargado ayer de tranquilizar a los aliados de la Alianza Atlántica y traducir las contradictorias y hasta preocupantes señales emitidas desde Washington tras la llegada al poder de su nuevo presidente, Donald Trump. «Los Estados Unidos apoyan intensamente a la OTAN y cumplirán de manera firme con sus compromisos ante la alianza transatlántica», dijo Pence ante los asistentes a la 53 Conferencia de Seguridad de Múnich en su primera intervención ante un escenario internacional, en la que subrayó que su país «fue y lo seguirá siendo siempre el mas fuerte aliado» de los europeos.

En su esperada alocución en un foro que acogió a una treintena de jefes de Estado y Gobierno y más de ochenta ministros de Exteriores y Defensa no habló de una alianza «obsoleta» ni «superflua», como había hecho Trump nada más llegar al poder, pero insistió, como lo había hecho antes el secretario de Defensa de su país, James Mattis, en que los aliados en el viejo continente deben asumir mas responsabilidades e incrementar su gasto militar.

«Permítanme decirlo claro: el presidente de Estados Unidos espera que nuestros aliados cumplan su palabra y sus compromisos», afirmó Pence, quien advirtió de que «para la mayoría eso supone que ha llegado el momento de hacer más». El nuevo vicepresidente de EE UU se permitió incluso una amenaza velada al comentar que «en la medida en que nos apoyen con el presidente Trump, les seremos también fieles». Pero asimismo tuvo palabras claras para el Gobierno de Moscú cuando comentó que la nueva administración norteamericana «continuará exigiendo responsabilidades a Moscú, también aunque a la vez tratemos de buscar puntos en común que, como saben, a juicio del presidente Trump, podrían encontrarse».

La intervención del nuevo número dos de la Casa Blanca, que no admitió preguntas tras su discurso, cosechó un educado aplauso, mucho más moderado que el recibido por la canciller federal alemana, Angela Merkel, encargada de abrir la segunda jornada de la reunión en el Hotel Bayrischer Hof de Múnich.

Frente a las generalidades y vaguedades de Pence, la jefa del Gobierno alemán fue más concreta al subrayar que, un cuarto de siglo después del final de la Guerra Fría, hay que desarrollar aún «un nuevo patrón de orden mundial».

Retos

Merkel habló de retos como el terrorismo, las amenazas asimétricas, las guerras civiles, el cambio climático o la preocupación ciudadana y subrayó que, frente al aislacionismo o el nacionalismo egoísta que promocionan algunos, la solución de esos problemas solo puede alcanzarse con la ayuda de «organizaciones multilaterales» como Naciones Unidas, la Unión Europea o la OTAN. Y en el turno de preguntas y respuestas, al que no dudó en presentarse, defendió la meta presupuestaria para Defensa del 2% del PIB acordada por la OTAN, también dijo que Alemania no puede permitirse aumentar su gasto en Defensa a la velocidad que exige Trump y que la ayuda a los países en desarrollo y para la prevención de crisis debe entrar en el futuro en los cálculos de Washington.

Todo esa discusión careció al parecer de interés para el titular ruso de Exteriores, Sergei Lavrov, para el que «la OTAN sigue siendo una institución de la Guerra Fría, tanto de pensamiento como de corazón». Fiel a la cita de Múnich desde hace años, afirmó que a la larga «un club elitista de estados» no puede pretender seguir dirigiendo los destinos del mundo. El Kremlin aspira a «un nuevo orden mundial postoccidental», en el que «cada país se defina por su propia soberanía», dijo el jefe de la diplomacia rusa.

Pero también ofreció al nuevo Gobierno estadounidense bajo Donald Trump una mejora de las relaciones bilaterales. «Es de interés para ambas partes reforzar las relaciones ruso-estadounidenses», dijo el titular ruso de Exteriores, que planteó como condiciones para ese acercamiento «el respeto mutuo y el reconocimiento de nuestra responsabilidad para la estabilidad mundial».

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