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Tres de los candidatos a la presidencia del Parlamento Europeo, Gianni Pittella, Guy Verhofstadt y Antonio Tajani. :: François Lenoir /reuters
Los eurófobos decantarán la batalla entre  la gran coalición por liderar la Eurocámara

Los eurófobos decantarán la batalla entre la gran coalición por liderar la Eurocámara

El nuevo presidente se decide mañana salvo sorpresa entre el popular Tajani y el socialista Pittella, ambos italianos

ADOLFO LORENTE

Lunes, 16 de enero 2017, 01:24

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bruselas. Hay siete candidatos en liza pero sólo quedarán dos y ambos, italianos. ¡Ay Italia! Viven en crisis permanente pero se mueven como pez en el agua en las altas esferas comunitarias... Ahí está Federica Mogherini al frente de la Política Exterior o Mario Draghi liderando el todopoderoso Banco Central Europeo. La nómina no queda aquí ya que mañana, salvo sorpresa mayúscula, el nuevo presidente del Parlamento Europeo hablará italiano. Será una moneda al aire que puede decantarse para cualquier lado. O Antonio Tajani, del Partido Popular Europeo (PPE), o Gianni Pittella, cabeza de lista de los socialdemócratas (S&D). La gran coalición ya es historia y su ruptura en mil pedazos hará que sean los eurófobos y euroescépticos, gente como el británico Nigel Farage o la francesa Marine Le Pen, los que decidan quién de los dos gobernará la institución durante los dos años y medio de la segunda parte de la legislatura. 2017 ha comenzado caliente en Bruselas.

751 EURODIPUTADOS

  • uPartido Popular Europeo 217.

  • uGrupo de la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas 189.

  • uConservadores y Reformistas europeos (tories británicos) 74.

  • uAlianza de los Demócratas y Liberales por Europa 68.

  • uGrupo Confederal de la Izquierda Unitaria Europea/Izquierda Verde Nórdica 52.

  • uGrupo de los Verdes/Alianza Libre Europea 51.

  • uEuropa de la Libertad y de la Democracia Directa (Farage) 42.

  • uGrupo Europa de las Naciones y de las Libertades (Le Pen) 40.

  • uNo inscritos 18.

Por partes. Pese a que las legislaturas en la Eurocámara duran cinco años, existe la tradición de que a mitad de mandato, se renueven las presidencias y las 14 vicepresidencias. Hasta ahora, la incertidumbre se reducía a qué aspirante nombrará el partido de turno al que corresponde la presidencia, es decir, a la derecha o la izquierda, que dada su holgadísima mayoría -ahora tienen 406 de 751 escaños- siempre se turnaban en el puesto. Sí, en pasado, porque el presente es bien diferente.

Todo comenzó a quebrarse a mediados de 2014 cuando el PPE aceptó que el socialdemócrata alemán Martin Schulz repitiese mandato en el marco de un gran acuerdo europeo que daba a los conservadores la Comisión, en la figura de Jean-Claude Junker (que ganó las elecciones), y el Consejo Europeo, con Donald Tusk. ¿Qué ha ocurrido? Que los socialdemócratas querían mantener a Schulz y el PPE se ha negado recordando que en 2014 pactaron entre ellos y junto a los liberales de ALDE que, ahora, la presidencia sería para ellos, lo que les daría un enorme poder al copar toda la cúpula comunitaria. Todo se ha roto y sólo queda esperar el resultado de una votación imprevisible.

Todo sucederá mañana, en la sesión plenaria de Estrasburgo. Habrá siete candidatos. Además de Tajani y Pittella pugnarán por el cargo Helga Stevens (Conservadores y Reformistas), Guy Verhofstadt (Liberales), Elenora Forenza (Izquierda Unitaria), Jean Lambert (Verdes) y Larentiu Rebega (Europa de las Naciones y la Libertad). Será presidente quien logre mayoría absoluta, algo que no conseguirá nadie. Será así durante las tres primeras votaciones, donde no se espera que los partidos alteren su posicionamiento lo más mínimo y mantengan a los suyos aún a sabiendas de que cinco de ellos no tiene la más mínima posibilidad.

Ya a la cuarta votación sólo pasarán dos candidatos y ganará el que logre un voto más que su contrincante. En caso de inesperado empate, será investido presidente el de mayor edad (en este caso, Tajani ganaría el duelo con Pittella). Este procedimiento de selección, unido al cantado adiós a la gran coalición (los socialdemócratas no tenían más alternativa para acabar con su sangría electoral por toda Europa), hará que todo el peso de la votación recaiga en los grupos minoritarios, la gran mayoría enemigos confesos de todo lo que huela a Europa. Paradójico, sí.

El papelón de Verhofstadt

Si a la cuarta votación, como se espera, llegan los candidatos popular y socialista, toda la atención recaerá sobre los liberales, la izquierda radical, los Verdes, los conservadores británicos y los extremistas liderados por Nigel Farage y Marine Le Pen. Todos podrán alegar aquello de que «me abstengo porque no creo en ninguno de los dos grandes partidos», pero esta interpretación, favorable al PP, es la baza que quieren jugar los socialistas. «¿Qué prefieren los Verdes o la Izquierda Unitaria (entre otros, está Podemos), al PP de Berlusconi o a nosotros? No van a tener más remedio que mojarse», asegura un alto cargo socialistas a este periódico. Y claro, todo ello aderezado con la magia del voto secreto, que siempre genera grandes sorpresas en una institución como la Eurocámara, donde la disciplina de voto no se lleva a rajatabla como en España. Vamos, que aquí es mucho más divertido. De hecho, es muy posible que muchos conservadores populares ni siquiera voten al excomisario europeo Tajani por ser delfín de Silvio Berlusconi.

«Todos aquellos que no respeten la asociación entre las fuerzas proeuropeas serán responsables de la influencia que puedan ejercer en el futuro las fuerzas antieuropeas y extremistas», censuró el jefe de filas del PPE, el alemán Manfred Weber, en referencia al acuerdo firmado con socialistas y liberales en 2014, a quienes se les acusa poco menos de participar en una traición. «No puede ser que el partido que tiene el 30% de los votos ciudadanos presida el 100% de las instituciones», contestó Pittella durante un debate a siete celebrado el miércoles pasado en Bruselas.

¿Cuál sería la sorpresa? Que el PPE recule a última hora y apoye a los socialdemócratas. La otra maniobra que se esperaba y que pretendía el ex primer ministro belga, Verhofstadt, era que dada la división entre ambos, la presidencia se diese finalmente a los liberales. Sin embargo, después del ridículo sufrido al intentar sumar al M5S del cómico Beppe Grillo a sus filas (su propio grupo le paró los pies), esta opción se ha difuminado.

Pero ojo que la partida no ha hecho más que comenzar y el tablero es mucho más amplio. Porque como gane Tajani, el polaco Donald Tusk podría tener los días contados en el Consejo ya que su mandato hay que renovarlo en mayo y el PPE ya no tiene la mayoría de antaño. «Si perdemos, la batalla se trasladará al Consejo», advierte Ramón Jáuregui, jefe de filas de los socialistas españoles.

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