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La guerra de Siria explota de nuevo en el corazón de Turquía

La guerra de Siria explota de nuevo en el corazón de Turquía

El Gobierno atribuye el atentado al Estado Islámico y lo enmarca en una campaña para desestabilizar el país

MIKEL AYESTARAN

Lunes, 2 de enero 2017, 00:16

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La guerra en la vecina Siria volvió a traspasar la frontera para golpear en Estambul, corazón y espejo de Turquía hacia el mundo. El terror golpeó nada más estrenarse 2017 y apenas dos semanas después del asesinato ante las cámaras del embajador ruso, Andrei Karlov, en Ankara. Unas setecientas personas celebraban la entrada del Año Nuevo en la sala de fiestas Reina, a orillas del Bósforo, cuando un hombre que portaba un arma larga -podrían ser dos- irrumpió en este exclusivo recinto y abrió fuego contra la gente que disfrutaba de la fiesta. Al menos 39 personas perdieron la vida y 70 resultaron heridas - algunos hospitalizados en situación crítica- cuando apenas habían pasado 75 minutos desde que se despidiera 2016. Numerosas personas saltaron a las aguas del Bósforo para escapar y tuvieron que ser rescatadas por la Guardia Costera.

  • Rotos por el dolor.

  • Caos

  • Varios jóvenes que eludieron los disparos esperan ser atendidos en las inmediaciones de la discoteca.

  • En fuga

  • Angustiados

Las fuerzas de seguridad pusieron de inmediato en marcha una 'operación jaula' para dar con el autor del ataque. «Es un terrorista como los que conocemos. Disparó al policía de la puerta, entró y ametralló a personas inocentes. Abandonó el lugar durante el caos», relató horas después del jefe del Gobierno turco, Binali Yildirim, quien, como se ha convertido en regla habitual en estas situaciones, declaró el embargo informativo hasta el final de la investigación. Yildirim desveló que el atacante «no iba disfrazado de Santa Claus», como se había difundido en los instantes posteriores a la matanza.

Turistas extranjeros

La discoteca Reina es frecuentada por turistas extranjeros, pero también por diplomáticos. Por ello, entre las víctimas hay gente llegada de Israel, Líbano, Jordania, India, Bélgica, Canadá, Irak, Siria o Arabia Saudí para dar la bienvenida a 2017.

Tras el ataque, por unos instantes Estambul se convirtió en París y las imágenes recordaron a las de la sala de conciertos Bataclan, en la que un asalto yihadista dejó 130 muertos el 15 de noviembre de 2015. Como Francia, Turquía vive en estado permanente de alerta por una amenaza que volvió a superar los controles dispuestos para estas fechas.

Más de 17.000 agentes estaban desplegados en la capital para blindar las celebraciones de Año Nuevo -según informó la agencia Anadolu- ante las amenazas del grupo yihadista Estado Islámico, que hace un mes pidió a sus seguidores «golpear al Gobierno secular y apóstata turco». Los yihadistas también pusieron especial énfasis en la conveniencia de realizar las acciones terroristas durante estas fechas navideñas. En sus foros animaban a 'lobos solitarios' a golpear en «celebraciones y salas de fiestas» y ponían como ejemplo el ataque con un camión contra un mercado en Berlín.

Turquía también mantiene una guerra abierta con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), autor en el último mes de atentados como el cometido contra la Policía a las puertas del estadio del Besiktas (44 muertos) o en Kayseri, ciudad del centro del país donde perdieron la vida 13 soldados tras el ataque contra el autobús en el que viajaban. Sin embargo, acciones indiscriminadas contra población civil como la de ayer han llevado hasta ahora el sello del grupo yihadista Estado Islámico.

Estado Islámico

Aunque los seguidores del califa no reivindican sus acciones en suelo turco, que hasta este verano era su autopista hacia la guerra santa en Siria, las fuerzas de seguridad acusan a los yihadistas de atentados como el de junio contra el aeropuerto internacional Ataturk de Estambul, en el que murieron 45 personas.

De hecho, el presidente, Recep Tayyip Erdogan, no tardó en referirse al vecino sirio para contextualizar la oleada de atentados. «Están intentando desestabilizar nuestro país y destrozar la moral del pueblo creando el caos. Pero estamos decididos a eliminar estas amenazas en su punto de origen», señaló el dirigente islamista, que pidió calma a los ciudadanos y recordó que su país está «determinado a hacer lo que sea necesario en la región para mantener la seguridad y paz de los turcos».

Erdogan cambió de estrategia en verano, coincidiendo con el golpe militar protagonizado por una parte de las Fuerzas Armadas. Cerró su frontera con Siria, pactó con Rusia, principal aliado del presidente sirio, Bashar el-Asad, y, en lugar de apoyar a cualquier precio la caída del régimen, se centró en la lucha contra los kurdos, muy fuertes en toda la frontera, y el Estado Islámico. Desde hace cuatro meses el Gobierno de Ankara mantiene desplegadas sus tropas en Siria en el marco de la 'Operación Escudo del Éufrates' y se ha convertido en uno de los actores internacionales principales, junto a Rusia e Irán, en la búsqueda de una solución política a un conflicto que entra en su séptimo año y ya ha dejado más de 300.000 muertos.

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