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M. GALLEGO
Sábado, 3 de diciembre 2016, 00:26
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En la ONU no es frecuente escuchar disculpas. El remordimiento suele llegar a final de mandato, cuando toca volver la vista atrás y evaluar el legado. Al antiguo secretario general Kofi Annan le consumió el remordimiento por su impasibilidad ante el genocidio de Ruanda de 1994 y el jueves le ocurrió otro tanto a su sucesor Ban Ki-moon por la desidia ante la epidemia de cólera que los cascos azules nepalíes introdujeron en Haití en 2010, cuando la isla sufría el azote de un terremoto apocalíptico.
«Lamento profundamente el papel que hemos jugado», dijo contrito Ban, a un mes de terminar sus diez años de mandato. «En nombre de Naciones Unidas, quiero decirlo muy claramente: le pedimos disculpas al pueblo haitiano».
Lo dijo en francés, para que pudiera entenderle la mayor parte del país que le escuchó en directo por la televisión nacional con lágrimas en los ojos. La epidemia de cólera prendió como la pólvora en el territorio más pobre de Occidente y ha dejado en seis años cerca de 10.000 muertos y 800.000 afectados. Durante todo ese tiempo la ONU ha evadido su responsabilidad y todavía no reconoce abiertamente que fueran los soldados nepalíes los que introdujeron la enfermedad en la isla. Ban sólo se disculpó «por no haber hecho lo suficiente».
Los análisis relacionan la cepa de la bacteria directamente con el brote registrado en Nepal el mismo mes en que ese país envío un contingente a patrullar en Haití y las investigaciones han detectado con claridad los escapes en las cañerías de su campamento que filtraron los desechos al río.
Con todo, ha hecho falta mucha presión de organizaciones como el Instituto para la Justicia y la Democracia en Haití, que incluso llevó el caso a los tribunales estadounidenses, para que la ONU dé la cara y se comprometa a recaudar 400 millones de dólares (375 millones de euros) en los próximos dos años para combatir la epidemia. A pesar de los esfuerzos que han hecho países como Cuba y Venezuela, con los que se ha logrado reducir el impacto en un 90%, Haití sigue siendo el país con más casos cólera en el mundo. «Tenemos la responsabilidad moral de actuar», reconoció Ban.
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