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Silvio Berlusconi, el miércoles en el programa 'Porta a porta'.
Berlusconi resucita con  el 'no' al referéndum

Berlusconi resucita con el 'no' al referéndum

La posibilidad de una derrota de Renzi en la consulta constitucional abre el escenario en el que el líder derechista puede poner precio a su apoyo

DARÍO MENOR

Sábado, 3 de diciembre 2016, 00:26

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Con 80 años, la operación de corazón del pasado junio y la inhabilitación judicial para ejercer cargos públicos hasta 2019, Silvio Berlusconi llevaba los últimos meses en una discreta y tranquila segunda fila. Se lo pedía el cuerpo. «Yo hice mucho deporte de joven y tengo un corazón de atleta, pero en 22 años me han hecho sufrir 73 procesos y he tenido 3.600 audiencias. Me han dicho que ha sido la indignación que he tenido que aguantarme durante todos estos años la que me provocó el problema por el que me tuve que operar», contó en una de las múltiples entrevistas concedidas estos días, en las que parece ser otra vez el de siempre. Ha dejado atrás aquel período taciturno en el que decía que los problemas cardíacos le habían hecho mirar «con incertidumbre» al futuro y regresa a la primera línea. La ocasión lo merece: el referéndum constitucional que se celebra mañana puede brindarle la posibilidad de salir del ostracismo y volver a pintar algo en la política italiana.

Berlusconi se ha metido hasta las cachas en esta suerte de campaña electoral que se ha vivido en el país de cara al plebiscito. Cuando lo convocó, Matteo Renzi ligó su continuidad en el Gobierno al resultado de la consulta, y aunque luego trató de despersonalizar el voto, ya era demasiado tarde: la oposición había olido la sangre y no ha desaprovechado la oportunidad para intentar descabalgarlo del poder. El líder de Forza Italia (FI) se ha convertido en el campeón de ese variopinto frente del 'no' en el que caben desde Beppe Grillo y su Movimiento 5 Estrellas (M5E) hasta una parte de la propia formación de Renzi, el Partido Democrático (PD). «Es un referéndum que no reduce los costes de la política, que no reduce suficientemente el número de parlamentarios y que, sobre todo, y este es en mi opinión el riesgo más grande, puede abrir la posibilidad de una deriva autoritaria en nuestro país», comentó el magnate esta semana en una entrevista televisiva.

Como tantos otros ciudadanos anónimos, a Berlusconi le da miedo el cambio institucional que puede darse en el país con la combinación entre la reforma constitucional y la nueva ley electoral. La primera quita atribuciones al Senado y aumenta en teoría la gobernabilidad, mientras que la segunda, aprobada el año pasado, incrementa el premio para el ganador y prevé una segunda vuelta entre las dos listas más votadas.

«Con el 30% de las papeletas, que suponen el 15% de los ciudadanos con derecho a sufragio, porque la mitad se abstiene, quien gane las elecciones será el patrón de su partido, del Gobierno y del Parlamento. Podrá además nombrar al presidente de la República y a los otros más altos cargos del Estado», repite el octogenario político una y otra vez, advirtiendo de que en ese caso el país se convertiría en una «no democracia». «Existe un riesgo demasiado grande de que acabemos en una dictadura controlada por Renzi o por Grillo», dice, apuntando que si el referéndum es aprobado, quedará «poco más que hacer que irse a otro país».

Los sondeos prevén una victoria del 'no' en el plebiscito, lo que abre un escenario peligroso para la salud del corazón de Berlusconi pero muy atractivo para su ambición. La derrota podría llevar a la creación de un Gobierno técnico o al menos a la aprobación de una nueva ley electoral, pues ni siquiera en el PD dicen apreciarla ahora. En ambos escenarios el veterano político derechista tendrá algo que decir y pondrá un precio al eventual apoyo de los parlamentarios de FI a las decisiones que toque tomar.

El magnate no deja claro qué papel jugará a partir del lunes cuando se sepan los resultados, pero anuncia que tendremos «mucho que hacer» en caso de victoria del 'no'. Ganas de ceder el testigo del centro derecha parece no tener de momento: recientemente ha fulminado a Stefano Parisi, el candidato conservador derrotado en las elecciones municipales en Milán y que aspiraba a sucederle en el liderazgo de los conservadores. Pasa así a engrosar la lista de malogrados delfines de Berlusconi.

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