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Trump se rodea de anticastristas que piden endurecer el embargo

Los grupos de presión que abogan por mantener la normalización imploran a Obama que ordene «el fin de todos los capítulos del bloqueo»

MERCEDES GALLEGO

Lunes, 28 de noviembre 2016, 01:21

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Anticipar las decisiones de Donald Trump se ha demostrado un negocio de alto riesgo, pero el senador Marco Rubio parecía ayer muy confiado cuando aseguró que el nuevo presidente electo revertirá las medidas de apertura que ha iniciado Barack Obama y endurecerá el embargo. «Conozco a la gente que le está asesorando y tengo plena confianza en ellos», dijo el cubanoamericano de Florida. La víspera, Rubio había calificado el comunicado de condolencias que envió la Casa Blanca a la familia Castro de «patético».

Si Fidel Castro seguía consciente y al tanto de las noticias cuatro días antes de su muerte, pueden tener razón quienes insisten en que «Trump le mató», decía entusiasmado Roberto Soto, editor de 'Dose of News'. El lunes pasado el nuevo presidente nombró como asesor del Tesoro en su Equipo de Transición a Mauricio Claver-Carone, un ultradefensor de la línea dura hacia Cuba que se dedica a hacer lobby en favor del endurecimiento del embargo. Según escribió la semana pasada, las empresas estadounidenses se han envalentonado violando el embargo porque se sienten «protegidas» por el Gobierno de Obama, «pero eso va a cambiar en 65 días», prometió.

Claver-Carone, un abogado y empresario de 41 años nacido en Florida pero criado en Madrid, es el director ejecutivo de Cuba Democracy Advocates, un grupo que promueve el endurecimiento del embargo como fórmula para lograr la transición a la democracia en la isla. Es también miembro del Consejo de Dirección del comité de acción política llamado US Cuba Democracy Political Action, que invirtió en estas elecciones más de 600.000 dólares (565.000 euros) en apoyo a candidatos que defendían el embargo, como el senador Marco Rubio. Y es también director de la página web Capitol Hill Cubans, dedicada a hacer lobby en el Congreso y a atacar las políticas del presidente Obama hacia Cuba, cuya apertura considera «una distracción que ha permitido al régimen de Castro fortalecer su puño económico y político sobre el pueblo cubano y su futuro».

Desde el Tesoro, ahora tiene también influencia directa sobre quién dirigirá la Oficina de Control de Bienes Extranjeros (OFAC, por sus siglas en inglés), que impone multas a las empresas que violan en el embargo. Pese a la apertura de Obama, esta oficina ha impuesto más de 14.000 millones de dólares (13.200 millones de euros) en multas durante su mandato.

Una oportunidad

Los grupos de presión que abogan por continuar la normalización de las relaciones con Cuba suplican estos días a la desesperada que Obama aproveche sus últimos días en la Casa Blanca para ordenar por vía ejecutiva «el fin de todos los capítulos del embargo que caigan bajo su jurisdicción», reclamó a través del Centro para Investigaciones sobre la Globalización Ollie Hopkins, en nombre de la Campaña de Solidaridad hacia Cuba. Algo que sería impropio del carácter de quien ha prometido darle una oportunidad a Trump, incluso cuando este amenaza con deshacer su legado.

Rence Priebus, el presidente del Partido Republicano que ha nombre su jefe de gabinete en la Casa Blanca, es otro partidario de la mano dura con Cuba. Ayer reiteró en la cadena Fox que el nuevo presidente revertirá las órdenes ejecutivas de Obama que han facilitado los viajes a la isla y el desembarco de negocios «a menos que Raúl Castro cumpla con sus demandas, incluyendo la liberación de presos políticos y la libertad política y religiosa», advirtió. «Las cosas tienen que cambiar».

Por el contrario, Priebus aseguró que si Castro está dispuesto a hacer los movimientos que le ha regateado a Obama, Trump estará encantado de continuar con la apertura comercial que, por otro lado, ha desatado la codicia empresarial de republicanos y demócratas. Ambos gobiernos dispondrán de un año para tantear esta nueva relación, porque Trump no accederá al poder hasta el 20 de enero y Raúl Castro ha prometido dejarlo en febrero de 2018. Entre esta ristra de viejos enemigos que rodearán a Trump se encontrará también a Newt Gingrich, que impulsase la Ley Helms Burton cuando era portavoz del Congreso, y a Rudy Giuliani, que se le menciona como posible Secretario de Estado. El deshielo peligra en el Estrecho de Florida.

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