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La victoria de Donald Trump ha sido objeto de numerosas bromas en internet.
La campaña de las mil mentiras

La campaña de las mil mentiras

Internet ha sido clave en la victoria de Trump, cuyos mensajes se han comprobado falsos en un 70% de las veces

ÓSCAR B. DE OTÁLORA

Jueves, 10 de noviembre 2016, 01:02

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Uno de los extraños compañeros de viaje de la victoria de Trump es un oscuro personaje que presuntamente se llama Marc Chacon y que hace unos meses creo la página 'Realtruenews' -traducible como «reales y verdaderas noticias». Chacon sería un republicano moderado que, harto de las mentiras de Trump, decidió abrir su propia web de noticias falsas, pensada en exclusiva para difundir locuras a través de las redes sociales y desacreditar así el mensaje del magnate. El equivalente en España podría ser 'El Mundo Today' y sus titulares del tipo «desarticulan una red criminal que ofrecía a Arturo Pérez Reverte para dar palizas». Chacon por ejemplo, se inventaba noticias sobre una orden de Obama al Estado Islámico para que actuase contra Donald Trump o que las grandes corporaciones querían que, al contratar a un becario, se le tatuase en la cara el logo de la empresa.

El gran éxito de 'Realtruenews' se produjo cuando la propia cadena Fox dio por buenos sus delirios y consideró cierta una información inventada en la que Hillary Clinton llamaba «ramillete de perdedores· a los seguidores de Bernie Sanders, el rival al que venció en las primarias. La presentadora que validó esta mentira fue Megyn Kelly, la misma a la que Trump había insultado con referencias a su menstruación durante un debate. Kelly tuvo que disculparse. Pero ese gesto no supuso que Interner pusiera coto al resto de las irónicas chifladuras de Chacon.

Según un estudio de Politifacts, una organización que comprueba la veracidad de las afirmaciones de los políticos, los mensajes de Trump en la campaña han sido falsos en un 70% de los casos -los de Hillary Clinton, en un 25%- . Esta mentira se ha extendido sin ningún tipo de cortafuegos por las redes sociales, hasta conformar un estado de opinión radical contra la aspirante demócrata. Cuando Trump arremetía en su mítines contra los medios de comunicación lo que estaba pidiendo a sus seguidores es que acudiesen directamente a la red, en la que sus bulos se difundían sin una mínima ética. Para Trump esta estrategia era una apuesta segura ya que, según un estudio del centro Pew, especializado en medios de comunicación, 6 de cada 10 norteamericanos se informan en exclusiva a través de las redes sociales.

Autoflagelación

Ayer, grandes medios como el New York Times o el Washington Post, comenzaron a flagelarse. Ambos gigantes no solo han apoyado a Hillary Clinton de forma abierta sino que han sido hostiles a Trump. Pero el gran pecado que ambos confesaron fue su incapacidad para interpretar la realidad. En su necesidad de castigarse ante sus lectores ninguno de los dos mencionó que llegaron a conseguir que la campaña pivotase alrededor de sus exclusivas. En el caso de New York Times, cuando informó sobre las deudas fiscales de Trump. El Washington Post, por su parte, fue quien sacó a la luz el vídeo más machista de Trump, que supuso que hasta los republicanos valorasen la posibilidad de retirarle en medio de la campaña. Pero aún así, el magnate ha vencido.

La autocrítica que ha comenzado a practicarse en Estados Unidos afecta también a las estrategias de los gurús de la comunicación política. Las campañas de Obama fueron el triunfo de la denominada 'minería de datos' -bucear en la estadística hasta identificar los intereses de sectores sociales minúsculos para adecuar los mensajes de campaña a sus inquietudes- y el 'storytelling'. Esta última es una forma de narrar que busca conseguir empatía en vez de convencer desde la racionalidad. La victoria de Trump ha demostrado que estas sofisticadas herramientas son inútiles. Cabrear más a los ya cabreados, utilizar para ello cualquier dato, aunque sea inventado, y dinamitar las convenciones de lo políticamente correcto han sido los ingredientes suficientes para la campaña de la victoria.

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