Borrar
Emigrantes hacen cola en el exterior de uno de los centros de distribución habilitados junto a 'la jungla' de Calais. :: PHILIPPE HUGUEN / afp
La policía de Calais teme el 'efecto llamada'

La policía de Calais teme el 'efecto llamada'

Intentan impedir la llegada de personas atraídas por el trato que se da a los desalojados de 'la jungla'

ÍÑIGO GURRUCHAGA

Viernes, 28 de octubre 2016, 00:49

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Las autoridades regionales de Calais se enfrentaron ayer a «un momento delicado», según calificó la Prefectura al reto de disuadir a inmigrantes que se encuentran en otros lugares de Francia y de la Unión Europea de que acudan a 'la jungla' con la esperanza de recibir las mismas atenciones que los residentes desalojados. Porque estos han sido enviados a centros de acogida y orientación donde se les aloja y se les alimenta, y donde se les ofrece también una pequeña dotación económica.

Según la Prefectura de la región de Pas-de-Calais, que lleva a cabo la operación de desmantelamiento, ya se apreció en los últimos días que algunos de los entrevistados en el centro de distribución en autobuses no residían en el campamento. Aunque era evidente que buen número de los pobladores no deseaban alejarse de la posibilidad de cruzar ilegalmente el Canal de la Mancha, para otros inmigrantes la posibilidad de recibir albergue es una buena opción.

La situación es especialmente aguda en el caso de los menores de edad, por el acuerdo entre Londres y París que ha llevado a Reino Unido a ampliar el criterio de su acogida, antes limitado a menores que podían probar que tienen familia ya residente en suelo británico. La atracción en este caso para llegar hasta 'la jungla' se basa en que no sólo se les acoge en Calais sino que además pueden cumplir la ambición de cruzar el canal.

La consecuencia es un 'efecto llamada' y que unos cincuenta inmigrantes jóvenes durmieron en la noche del miércoles a la intemperie entre las ruinas y cenizas del campamento, y que en la mañana de ayer había al menos 250 congregados frente a las puertas del centro de acogida de menores, en la parte norte del campamento que se ha salvado de las llamas. El centro está abarrotado.

«¿Tú coges 'bambino'?», preguntaban a los adultos europeos que pasaban por el lugar, utilizando la palabra italiana que es de uso común entre los inmigrantes en estos días. Se trata en su mayoría de jóvenes africanos con edades en apariencia menores que algunos de los que han sido acogidos o transferidos a Reino Unido. Las organizaciones humanitarias se esforzaban ayer para darles abrigo a la espera de que se resuelva el lento registro de solicitudes.

El campamento es inhabitable. Las tiendas que se han salvado de los incendios de los últimos días, en torno a esta zona del centro de acogida de menores y el del Socorro Católico para mujeres y menores, están vacías y desoladas. Aún brotaban incendios muy cerca de allí, que se esfuerzan en apagar con medios insuficientes grupos de voluntarios. Los servicios del campo -lavaderos, letrinas...- están dañados. Las organizaciones humanitarias aún ofrecen agua y comida.

Nuevos traslados

Las excavadoras habían derruido ya un cuarto del campamento al mediodía de ayer. El acceso es impedido por un despliegue de la Gendarmería. Inmigrantes adultos venidos a Calais en la noche del miércoles habían sido conducidos a un centro de retención, con libertad restringida a la espera de la resolución de su caso, o a un centro de acogida que ya no podían elegir. A los que participaron en la operación de desmantelamiento se les ofrecían dos opciones.

La prefecta de la región, Fabienne Buccio, que representa a la Administración central y coordina la actuación de la fuerzas de seguridad, compareció de nuevo ante la prensa para afirmar que «a partir de hoy se aplica la ley ordinaria de todo el país en Calais». Los inmigrantes que sean encontrados en Calais pueden ser enviados al país europeo de procedencia, «porque no hay ninguna necesidad de venir a Calais para solicitar asilo en Reino Unido».

Un problema para evaluar la operación es la dificultad de obtener cifras fiables. Las organizaciones humanitarias estimaban en más de 8.000 el número de residentes. Como, según Buccio, han sido enviados a centros de acogida 5.400 adultos y 1.600 menores -más que los previstos-, la diferencia avala a quienes dicen que cientos, o incluso hasta 2.000 inmigrantes, se han marchado para evadir la operación de desmantelamiento, que debe terminar el lunes.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios