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Una larga fila de vecinos de Daraya carga con algunos de sus enseres mientras abandonan la ciudad, liberada ayer de cuatro años de asedio. :: reuters
Final al cerco más largo de Siria

Final al cerco más largo de Siria

Los bombardeos y el hambre obligan a rendirse a la oposición armada en Daraya, bastión opositor a las puertas de Damasco

MIKEL AYESTARAN

Sábado, 27 de agosto 2016, 01:05

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Un largo pasillo de soldados despidió a los autobuses de línea que evacuaron a miles de civiles y combatientes de la oposición armada de Daraya. Al grito de «¡Daremos nuestra vida y nuestra alma por ti, Bashar!», los militares, con su AK-47 en alto, celebraron la salida de cada autobús en medio de la devastación absoluta en la que ha quedada convertida esta ciudad después de cuatro años de cerco. ¿Puede haber victoria en medio de semejante destrucción? Sí para los leales al Gobierno, que ven cómo se silencia uno de los focos enemigos más cercanos a Damasco.

Situada a apenas 7 kilómetros de la capital, Daraya fue uno de los primeros lugares en levantarse contra el presidente Bashar el-Asad en la primavera de 2011 y su situación estratégica tan próxima a la capital hizo que la respuesta fuera muy dura desde el primer instante. El Ejército cerró todos los accesos en junio de 2012 y ese mismo verano los opositores denunciaron la aparición en las calles de «320 cuerpos, entre ellos varios de mujeres y niños, y la mayor parte con claros signos de ejecución» y difundieron vídeos y fotografías en internet donde se podían ver decenas de cadáveres de «las víctimas de las redadas que hacen casa por casa las milicias leales al régimen». El Gobierno negó las acusaciones.

Prácticamente hasta la víspera de la firma del acuerdo, que se cerró el jueves, no han parado los bombardeos de la aviación o artillería. La única vez que se permitió la entrada de ayuda humanitaria fue en junio de este año y organizaciones como Amnistía Internacional han denunciado en repetidos informes el uso del hambre como arma de guerra en lugares como Daraya. Sin comida, agua corriente, ni electricidad, y con bombardeos diarios, los opositores se han visto forzados a deponer las armas. «Estamos obligados a salir porque nuestras condiciones de vida se han deteriorado hasta ser inaguantables. Hemos resistido cuatro años, pero no podíamos más», confesó Hussam Ayash, activista de la oposición, a la agencia AP durante la evacuación.

Fuentes consultadas por la cadena Al Jazeera aseguraron que en esta ciudad, que antes de la guerra tenía 250.000 habitantes, quedan unos 8.000 civiles y 800 milicianos. Los medios oficiales sirios, sin embargo, reducen a la mitad el número de civiles. Este tipo de acuerdos han sido frecuentes en los alrededores de Damasco en el último año, lo que ha permitido aumentar la sensación de seguridad en el bastión del régimen. A aquellos opositores que no quieren dejar las armas se les ofrece la oportunidad de viajar a la provincia norteña de Idlib, fuera del control del Gobierno y dominada por Jabhat Fatah Al Sham, el antiguo Frente Al-Nusra, el brazo de Al-Qaida en Siria. Los que optan por dejar la lucha armada, junto a los civiles, tienen como destino refugios temporales levantados por el Gobierno en localidades próximas a la capital. Naciones Unidas denuncia que casi 600.000 personas viven en poblaciones sitiadas de Siria, la mayor parte en zonas bloqueadas por el Ejército.

Cumbre en Ginebra

El final del cerco de Daraya coincidió con la reunión en Ginebra entre el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, y su homólogo ruso, Sergei Lavrov. Naciones Unidas, que aseguró que nadie les había informado desde Damasco del acuerdo entre el Gobierno y la oposición para la evacuación de Daraya, presiona a ambas potencias para que entre en vigor un alto el fuego que les permita distribuir ayuda humanitaria.

Moscú y Washington, sin embargo, parecen más preocupados por coordinar sus operaciones militares contra el grupo yihadista Estado Islámico (EI), a cuyo califato solo le quedan las ciudades de Raqqa, en Siria, y Mosul, en Irak. Las conversaciones de paz sobre Siria están en suspenso desde abril y la salida dialogada al conflicto parece cada día más lejana.

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