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El diario local 'Daily Star' difundió algunas fotografías que los terroristas habían publicado en redes sociales. :: r. c.
Las grietas de seguridad en Bangladesh

Las grietas de seguridad en Bangladesh

Las fuerzas del orden seguían la pista de cinco de los siete terroristas, pero fueron incapaces de detenerlos antes del ataque en el restaurante

ZIGOR ALDAMA

Lunes, 4 de julio 2016, 00:11

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La madrugada del pasado viernes al sábado no sólo dejó 28 muertos en Dacca, también evidenció las graves carencias en materia de Inteligencia y de recursos de las Fuerzas de Seguridad de Bangladesh. Un país que, como otros del subcontinente indio y de Asia central, está sufriendo una seria radicalización de diferentes grupos islamistas. Es lo que se desprende de los datos que van publicándose con cuentagotas en los medios locales, que han detallado cómo, para empezar, los primeros efectivos que respondieron al ataque estaban deficientemente equipados, razón por la que dos de los policías perecieron en un primer intento de retomar el control. Una foto en la que se veía a miembros del Batallón de Acción Rápida se hizo viral en internet porque certificaba esa falta de medios: varios de los paramilitares iban ataviados con casco y chaleco antibalas, pero calzaban chancletas.

En cualquier caso, la información más polémica es la que ayer dejó al descubierto un fallo que pudo haber sido determinante en la magnitud del asalto: los servicios de Inteligencia del país conocían a cinco de los terroristas y habían tratado de arrestarlos previamente sin éxito. Internautas de Bangladesh no tardaron mucho en descubrir las identidades y fotografías de tres de ellos, llamados Nibras Islam, Meer Saameh Mubasheer y Rohan Imtiaz. Todos son bangladeshíes -un dato que ayer corroboró el Gobierno- y habían desaparecido hacía unos meses. Dos de ellos aparecen retratados sujetando fusiles de asalto en imágenes que deberían haber bastado para lanzar una operación contra ellos.

Dudosa autoría

«La trágica crisis de los rehenes demuestra cómo la seguridad se ha deteriorado en el país y la falta de capacidad que el Gobierno tiene para remediarlo», comentó ayer Sarah Labowitz, codirectora del Centro Stern para los Negocios y los Derechos Humanos de la Universidad de Nueva York. Eso último ha quedado claro con las contradictorias declaraciones que se han sucedido por parte de las autoridades, que se muestran reticentes a reconocer el vínculo con el autodenominado Estado Islámico a pesar de que su agencia de noticias publicó el mismo sábado fotografías de los rehenes muertos. «Ha sido obra del grupo local Jamaat ul-Mujahideen (JMB)», afirmó el ministro del Interior, Asaduzzaman Khan, que descartó la implicación del EI o de Al-Qaida, algo que diferentes mandos militares no tienen tan claro.

En cualquier caso, la pobre imagen que está dando Bangladesh, sumada al hecho de que los terroristas han puesto a los extranjeros en su diana, hace temer una espantada en el principal motor económico del país: el sector textil, que supone el 80% de las exportaciones bangladeshíes y su principal fuente de divisas. «El ataque va a provocar mucho rechazo entre los trabajadores extranjeros. Eso va a ser muy dañino para la industria, razón por la que estamos extremadamente preocupados», comentó a la agencia AFP el vicepresidente de la Asociación de Fabricantes y de Exportadores del Textil de Bangladesh. Y el daño no es tanto por el ataque del viernes en sí, sino porque ese episodio supone la culminación de un escenario de violencia que va ensangrentándose cada vez más.

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