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Cameron y Miliband se suman al asedio a Corbyn

ÍÑIGO GURRUCHAGA CORRESPONSAL

Jueves, 30 de junio 2016, 00:29

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londres. El Partido Laborista entró en la noche de ayer sin saber si se enfrenta a una escisión, porque una procesión de personalidades del partido y el propio primer ministro, David Cameron, pidieron sin éxito al líder, Jeremy Corbyn, que dimita. Renunció a su puesto la responsable de Educación que había nombrado dos días antes. La primera fila de la oposición tiene seis vacantes y debe nombrar a otros cuarenta cargos parlamentarios; pero no los tiene.

Ed Miliband, que enmendó los estatutos cuando era líder, de tal modo que cada uno de los afiliados, más simpatizantes que paguen cuatro euros, puede participar en la elección, se sumó ayer a las peticiones a Corbyn, a quien había apoyado hasta ahora. Como Margaret Beckett, que le nominó como candidato a líder por simpatía personal, Miliband afirmó que «su posición es insostenible».

David Cameron le hizo un favor, según analistas del laborismo en los medios de comunicación. Corbyn reprochó al primer ministro la dirección de la campaña del referéndum. El líder conservador le acusó de no haberse entregado para convencer a los suyos. Y en el final de su intercambio le dijo: «El interés de nuestro partido es que siga, pero no es el interés nacional. Por todos los cielos, váyase».

Paul Mason, un experiodista de la BBC que apoya a Corbyn, ya ha recordado la penúltima línea del himno socialista 'Bandera Roja' -«aunque los cobardes se encojan y los traidores se burlen»- para describir las actuales circunstancias. Es la seguridad tradicional de la extrema izquierda en que, si realmente el partido tuviese una dirección genuinamente socialista, ganaría el voto popular y derrotaría a la derecha.

La alianza de diputados laboristas que quiere desbancar a Corbyn arrastra pesados fardos. En su inmensa mayoría votaron en favor de la guerra de Irak y el próximo jueves se publicará finalmente el informe que proyectará luz sobre la conducta del Gobierno de Tony Blair. No han sido capaces de regenerar el programa del partido tras dos derrotas consecutivas.

La estrategia de los diputados rebeldes, a los se sumó ayer la mayoría de los eurodiputados, era forzar la dimisión de Corbyn. Porque temen perder la elección de nuevo líder cuando voten todos los afiliados y simpatizantes. Como el líder no cede, la candidata más aireada, Angela Eagle, se hace esperar. La alianza corbynista de viejos izquierdistas y nuevos radicales cree tener el tiempo a su favor.

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