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Kinuyo Ikegami, de 84 años, reza por la memoria de las víctimas de las bombas atómicas en el parque de la Memoria de Hiroshima. :: Toru Hanai / reuters
El G-7 ve en el 'Brexit' una amenaza mundial

El G-7 ve en el 'Brexit' una amenaza mundial

El grupo considera la hipotética salida de Reino Unido de la UE un «riesgo» para el crecimiento económico global

ZIGOR ALDAMA

Sábado, 28 de mayo 2016, 00:41

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A pesar de las sonrisas en las fotografías oficiales, los líderes del G-7 no están nada contentos. Los jefes de Estado de las principales potencias democráticas del planeta, que se reunieron hasta ayer en la pequeña localidad nipona de Ise-shima, reconocen su grave preocupación por el rumbo que toma el mundo. Es lo que se deduce del comunicado conjunto publicado para poner punto final a su cumbre anual, en el que destaca un punto: «El crecimiento global es nuestra prioridad más urgente. Porque, actualmente, está por debajo de su potencial. Para lograr un crecimiento fuerte, sostenible y equilibrado nos comprometemos a fortalecer en común las políticas económicas», afirmaron los mandatarios de este grupo que muchos ya consideran obsoleto, porque deja fuera a economías tan relevantes como las de China, India, Rusia o Brasil.

«Utilizaremos todas las herramientas a nuestro alcance -monetarias, fiscales, y estructurales-, de forma individual y colectiva, para fortalecer la demanda global y solucionar los problemas de la oferta, a la vez que continuamos propiciando que la deuda sea sostenible», añadieron en el comunicado conjunto. Dentro del apartado económico, la posible salida de Reino Unido de la Unión Europea se considera como una de las mayores amenazas para el crecimiento global. «El 'Brexit' supone un riesgo económico porque daría marcha atrás a la tendencia hacia un mayor comercio e inversión globales y a los puestos de trabajo que crean», sentenciaron.

Entre los sectores económicos que más preocupan está el del acero, uno de los que más fricción está creando entre China y Europa. «El exceso de capacidad en su producción requiere una reforma estructural urgente con implicaciones globales y es un problema que debe ser resuelto a través de medidas que eliminen las distorsiones del mercado», dijeron. Finalmente, los líderes del G-7 también se comprometen a continuar con las políticas liberalizadoras que han dado como resultado infinidad de tratados bilaterales de libre comercio y diferentes zonas regionales exentas de aranceles. «Queremos mantener los mercados abiertos y luchar contra todo tipo de medidas proteccionistas. También apoyamos la liberalización del comercio a través de tratados regionales incluyendo el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP) y la -muy polémica- Asociación Trasatlántica de Comercio e Inversión (TTIP)».

Por si todo lo anterior no fuese suficiente, el ámbito político a nivel global también está repleto de escollos según las conclusiones a las que ha llegado el G-7. Los movimientos migratorios, sobre todo el que parte de Siria e Irak hacia Europa, son uno de los más graves desde el punto de vista humano. «El G-7 reconoce la gran escala de los movimientos que protagonizan inmigrantes y refugiados y considera que es un reto global que requiere, por lo tanto, de acciones globales. Por eso, nos comprometemos a incrementar la asistencia para cubrir las necesidades a corto y medio plazo de los refugiados y pedimos a las instituciones financieras internacionales y a donantes bilaterales a que aumenten su ayuda», escribieron los dirigentes de Estados Unidos, Canadá, Japón, Alemania, Reino Unido, Francia e Italia sin concretar qué medidas tomarán para atajar la crisis.

Pekín, insatisfecho

En cualquier caso, no todo fueron palabras de comprensión. El G-7 también aprovechó para arremeter contra dos de sus principales rivales en el nuevo orden mundial que ha surgido tras la irrupción económica de los países emergentes: China y Corea del Norte. A Pekín enviaron un mensaje que no por viejo resulta menos irritante entre los miembros del Partido Comunista Chino. «Estamos preocupados por la situación en los mares del Este y del Sur de China y queremos enfatizar la importancia fundamental de una gestión pacífica de las disputas para alcanzar una solución».

A pesar de la aparente inocencia de estas palabras, la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de China, Hua Chunying, se apresuró a afirmar que el gigante asiático está «extremadamente insatisfecho» con las conclusiones del G-7. «Japón exagera las tensiones existentes por este asunto y el comunicado conjunto no es beneficioso para la situación en el Mar de China Meridional. Ni siquiera se corresponde con el objetivo del grupo, que debe ser una plataforma para las economías de los países desarrollados», añadió.

Para finalizar, a Corea del Norte el G-7 le dedicó palabras mucho más rotundas. «Condenamos en los términos más contundentes la prueba atómica realizada en enero y los subsiguientes lanzamientos utilizando tecnología propia de misiles balísticos. Estos actos suponen una gran amenaza para la estabilidad en la región y para la paz y la seguridad a nivel internacional. Exigimos por ello que Corea del Norte acate las diferentes resoluciones que Naciones Unidas ha adoptado al respecto y que deje de realizar tests nucleares». Sin duda, este discurso resonó con mayor fuerza por el lugar en el que se pronunció, cerca de la ciudad nipona de Hiroshima, que fue víctima de la primera bomba atómica utilizada en un acto de guerra. Todos los mandatarios del G-7 abogaron por la total desnuclearización del mundo.

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