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Menchu y David, los ‘hermanos coraje’ de esta historia SUR
«Hemos sufrido mucho, sabíamos quién había matado a mi hermana y no podíamos hacer nada»

«Hemos sufrido mucho, sabíamos quién había matado a mi hermana y no podíamos hacer nada»

La familia de María José, la mujer cuyo crimen ha dado por esclarecido la Guardia Civil nueve años después del suceso en Alhaurín de la Torre, rompe su silencio

Domingo, 18 de febrero 2018, 02:00

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Hace poco más de un año, Menchu recibió una llamada del juzgado, la primera en mucho tiempo. Era una funcionaria que estaba a punto de jubilarse. Le dijo que había encontrado el expediente de la muerte de su hermana, María José Calvo Fernández, asesinada en abril de 2009 en la barriada Peñón de Zapata, en Alhaurín de la Torre. El caso llevaba años archivado y, para colmo, el abogado de la familia había fallecido, así que hacía demasiado tiempo que en el juzgado no se movía un papel sobre el tema. La funcionaria la animó a pasarse en busca de la documentación, porque de lo contrario «acabaría en la papelera».

Menchu y David, los ‘hermanos coraje’ de esta historia, interpretaron aquello como una señal. Había que volver a mover el asunto. Revisando la documentación, recordaron algo que hasta entonces se había pasado por alto. La gargantilla de oro que María José siempre llevaba puesta –«no se la habría quitado ni aunque le cortaran el cuello», apostilla gráficamente Menchu– no estaba en el cadáver de su hermana. Nunca apareció tras el crimen. Ese fue el hilo del que la Guardia Civil comenzó a tirar hace un año y que ha llevado al presunto autor de la muerte a prisión. Ahora, la familia ha decido romper el silencio que ha mantenido desde 2009 y relatar a SUR cómo ha sido el calvario que han vivido los últimos nueve años.

Los familiares de la víctima, acompañados por al letrado que les representa, José Lorenzo Segovia, del despacho Abogados Lorenzo Segovia y Asociados, se sientan alrededor de una mesa para contar su historia. Entre ellos está la hija de María José, que era una adolescente de 15 años cuando su madre fue asesinada, y a la que siempre le ha costado mucho hablar de todo lo ocurrido. Quizá por ello ha convertido su cuerpo en el lienzo en el que expresar sus sentimientos. La tinta dibuja en su piel la fecha de nacimiento de María José, su nombre, el apodo con el que se llamaban o frases como: «Mi primer amor lo conocí al nacer».

La Guardia Civil busca la gargantilla de la víctima, que se ha convertido en una pista clave para resolver el caso

El que toma la palabra es David, el menor de los tres hermanos de María José, y que hace las veces de portavoz de la familia. Tenía 30 años y una vida por delante cuando ocurrieron los hechos. Explica que el considerado como presunto autor del crimen por parte de la Guardia Civil era la pareja sentimental de su hermana. «A mí no me gustó desde el principio, pero mi hermana era mayor y, si era lo que ella quería, no podía hacer nada». Relata que, al principio había cierta compatibilidad entre ambos, pero que con el paso del tiempo ella fue viendo ciertas actitudes en él que no le gustaron.

El ahora sospechoso oficial quería que la relación diera algún paso más hacia delante, pensando incluso en el matrimonio, según relata el hermano de la víctima. Sin embargo, David insiste en que ella no quería y que la intención de él era aislarla de la familia.

María José Calvo Fernández.
María José Calvo Fernández. SUR

Los días previos a la desaparición de su hermana, a la que se le perdió la pista el 12 de marzo de 2009, transcurrieron con normalidad: «Ella estaba a solas con él en la casa en la que vivía, en la barriada Peñón de Zapata, porque su hija se fue con su tía Menchu a pasar el fin de semana».

Cuando David llevó a su sobrina de vuelta a casa, no había nadie. La llamaron, pero no respondía al teléfono. Así que se marcharon a cenar y luego volvieron a intentarlo. Al ver que la vivienda seguía vacía, comenzaron a preocuparse y empezó «el calvario de la familia». David recuerda una conversación telefónica que mantuvo con el presunto autor del crimen: «Me aseguró que él no sabía nada, que habían discutido y que se había marchado de la casa. Noté que había algo extraño y le avisé de que iba a llamar a la Guardia Civil».

La familia puso una denuncia y comenzó a buscar a María José. David asegura que se hicieron batidas y que incluso pasaba las noches en vela en la casa de su hermana por si regresaba. Mantenían la esperanza de encontrarla con vida, aunque los hermanos se repetían una y otra vez que María José nunca se hubiera marchado de la casa sin más, dejando a su hija y a los tres perros que tenía entonces.

«Siempre hemos confiado en la Guardia Civil, por más duro que ha sido el camino»

El mazazo llegó a principios del mes de abril, cuando los llamaron de la Guardia Civil para informarles de que habían encontrado el cuerpo de una mujer en las inmediaciones del domicilio de su hermana. El cadáver fue hallado en un aparcamiento de coches de alquiler y fue un trabajador, al ir a mover un vehículo de un cliente que pasaba largas temporadas fuera del país, el que lo descubrió. «En un primer momento no nos dejaron verlo, pero sabíamos que era ella. Esto lo acabaríamos confirmando después al ver sus joyas y con los resultados de la autopsia que se le practicó», precisa David.

En un primer momento, la familia no sospechó de la pareja sentimental de María José. Pero fue su actitud la que les escamó. Desde la desaparición, el hombre nunca volvió a aparecer ni a ponerse en contacto con ellos para interesarse sobre lo que había ocurrido, siempre según la versión de los hermanos. «Fue muy raro. A partir de entonces, empezamos a pensar que había sido él», afirma David, a la vez que añade que los investigadores de la Guardia Civil también le tenían como principal sospechoso: «Pero nos dijeron –aclara– que no tenían todo lo necesario para sentarle ante un juez, así que el caso acabó archivado».

Toda la situación dio un giro tras la llamada de la funcionaria. El expediente del caso volvía a estar en las manos de los familiares y cayeron en la cuenta de que la gargantilla de oro con un brillante incrustado, el teléfono móvil y las llaves de la casa de la víctima nunca habían aparecido tras el crimen. Asesorados por su nuevo equipo de abogados, no tardaron en ponerlo en conocimiento de los investigadores de la Benemérita. Los agentes realizaron nuevas pesquisas para en torno a la pista de la gargantilla. Así fue como descubrieron que en diciembre de 2012, tres años después del crimen, el principal sospechoso había vendido joyas de mujer en un ‘compro-oro’ , y concretamente una «gargantilla de oro sin inscripción», según reza en la investigación. Aunque esa pieza no ha sido localizada –la Guardia Civil y la familia siguen buscándola para comprobar si es la de María José–, los agentes elaboraron un informe con los nuevos indicios hallados y lo pusieron en manos de la titular del Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 3 de Málaga, que envió a prisión al que fue pareja de la víctima, investigado por un supuesto delito de asesinato, tal y como adelantó SUR en su edición del martes. «Está cometiendo un grave error», le dijo al abogado de la familia cuando se le notificó su ingreso en la cárcel.

Había pasado poco más de un año desde la llamada de aquella funcionaria, pero los familiares presentían que esta vez todo sería distinto. «Llamé a mi hermana y le pregunté si estaba de pie. Le pedí por favor que se sentara y le dije que el (presunto) asesino ya estaba en la cárcel», asevera David: «Hemos pasado muchísimas dificultades y hemos llorado muchísimo. Mi madre murió en 2012 con el dolor y la pena de no ver a este hombre entre rejas, ella siempre estuvo convencida de que había sido él».

El hermano de María José insiste en que todo lo ocurrido le ha quitado «toda la ilusión», hasta las ganas de arreglarse para salir a la calle: «Hemos sufrido mucho por saber quien había matado a mi hermana y no poder hacer nada». Pese a ello, siempre guardaron silencio y confiaron en la Guardia Civil, «por más duro que ha sido el camino». Ahora, al menos, respiran un poco más tranquilos.

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