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La infraestructura, que une las dos partes del municipio separadas por la garganta del río Guadalevín, se abrió al tráfico el 4 de noviembre de 1787. JD VELASCO
La salud del Puente Nuevo de Ronda

La salud del Puente Nuevo de Ronda

Sufre filtraciones de agua y manchas en sus paredes y presenta estalactitas y estalagmitas en el interior

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Domingo, 25 de marzo 2018, 00:40

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El 4 de noviembre de 1787 se abrió al tráfico el Puente Nuevo de Ronda. Costó levantarlo, en lo económico, porque incluso tuvieron que colaborar distintos municipios; y en lo arquitectónico, porque el primer intento se derrumbó, tras seis años en pie. Se construyó, como alternativa, el Arco de Felipe V, rompiendo las Murallas árabes, pero la fuerte pendiente no convenció a los conductores de carruajes, por lo que se retomó el proyecto de unir con esta obra de ingeniería, bajo la dirección de José Martín de Aldehuela, las dos partes de la población: La Ciudad, donde residía la aristocracia; y el barrio del Mercadillo, en el que se había asentado la burguesía.

Casi 231 años más tarde, el Puente Nuevo sigue cumpliendo su función, a la vez que se ha convertido en un símbolo de Ronda y de Andalucía, en un emblema patrimonial y turístico, en uno de los monumentos más fotografiados y visitados, motivo de orgullo para el rondeño. Pero esta situación contrasta con la aparente desidia, en cuanto a su mantenimiento y conservación, a la que está sometido. El Puente no se va a caer, su estructura es sólida, según un informe que recientemente encargó el Ayuntamiento al Instituto Geológico y Minero de España (IGME) y tras la inspección de expertos de este ente; pero esto no significa que la infraestructura, que salva la garganta del río Guadalevín, esté exenta de problemas.

Sufre, desde hace años, filtraciones de agua, pluviales y residuales, falta de limpieza, manchas negras y blancas en sus caras y no cuenta con ninguna protección específica, aunque se sitúa dentro del ámbito del conjunto histórico, declarado Bien de Interés Cultural (BIC).

«La estructura del Puente es buena... no es que esté en excelentes condiciones, pero es sólida. Básicamente, el problema es la falta de mantenimiento que se extiende al conjunto histórico de Ronda y la falta de conservación y de la planificación, que dependen de nuestros representantes. No se va a caer, pero necesita mantenimiento», explicó Pilar Delgado, arqueóloga del Ayuntamiento rondeño.

A su juicio, la parte superior de la infraestructura, es decir, el tablero y la zona del Centro de Interpretación del Puente Nuevo, están en muy mal estado. Recientemente, el Ayuntamiento ejecutó, con fondos de la Diputación, obras en la zona del Convento de Santo Domingo, al producirse un hundimiento por la rotura de tuberías, una actuación que ha solucionado la situación en este punto pero, según Delgado, el agua se filtra por todo el adoquinado. «Llevamos diez años haciendo informes al respecto. Hay estalactitas y estalagmitas, formadas por la filtración lenta de aguas con carbonato cálcico en disolución, dentro del Centro de Interpretación. El Puente está funcionando como un roca, como una cueva, como un elemento natural, y sufre los mismos procesos. El tipo de material que se utilizó se disuelve», dijo Delgado.

Otro de los problemas se refiere a la situación del adoquinado que se colocó, sustituyendo el asfalto, con idea de diferenciar esta zona peatonal, en 1992. «Los adoquines, con el paso de los vehículos, se han ido separando, y aunque el tablero se impermeabilizó, esa impermeabilización se ha ido perdiendo», explicó esta arqueóloga. Los mechinales del Puente, cuya función es evacuar el agua, de lluvia, han provocado también, al estar sucios, que el agua se quede retenida en el tablero, favoreciendo las filtraciones.

Restos de aceites

Por otro lado, de un tiempo a esta parte, son más fácilmente visibles, manchas blancas y oscuras, en las paredes del Puente, que, al parecer, se deben a los restos de aceites y otros de los vehículos que evacuan, junto con el agua de lluvia, los mechinales, cayendo sobre el exterior del monumento. «Es como si fuese alquitrán, eso no se ha limpiado nunca», afirmó esta técnica municipal. Los restos blanquecinos están formados por el carbonato cálcico. «La estructura es sólida, como digo, pero la parte de arriba ha sufrido la desidia y las pocas ganas... no se le ha hecho caso», lamentó Delgado, que también apuntó a la falta de limpieza: «Durante años, la empresa municipal Soliarsa lo ha mantenido, pero no hay un calendario fijo de limpieza. También hay que tener en cuenta la anidación de aves en la zona, no se pueden limpiar en cualquier época», añadió, mientras aseguró que los enfoscados laterales del Puente, junto a los balcones, se han perdido.

Por otro lado, respecto a la nueva regulación del tráfico, que ha aplicado el Ayuntamiento restringiendo el paso de vehículos seis horas y media al día, Delgado explicó que Ronda está actualmente perdiendo subvenciones, principalmente, de la Unión Europea (UE). «Ronda no tiene Plan especial de protección del conjunto histórico y en todas las ayudas que se pueden solicitar, lo exigen. Dentro de los planes especiales figuran los planes de accesibilidad y movilidad. En las ayudas que te ofrece la Unión Europea figura la huella de carbono, que no es otra cosa que el tráfico», opinó.

En este sentido, también se refirió a las aspiraciones, frustradas por todo el trabajo aún por hacer, de Ronda en convertirse en Patrimonio Mundial de la UNESCO.

Polémica restricción del tráfico

Actualmente, el Puente Nuevo está en ojo del huracán de la actualidad rondeña por la regulación del tráfico que ha implantado el Ayuntamiento, consistente en cortar el paso por el monumento seis horas y media al día, de 10.00 a 13.30 y de 17.00 a 20.00 horas (menos para los residentes de La Ciudad), una medida que busca reducir el tráfico en este punto (que soportaba 11.000 vehículos al día, según el Ayuntamiento) y en el conjunto histórico en general.

A esta reordenación se opone un parte de los vecinos, del barrio de San Francisco y La Planilla, que consideran que supone el aislamiento de la zona sur de la ciudad. Demandan que antes de restringir el tráfico, se construya un vial alternativo, urbano, ya que rechazan el uso de la actual circunvalación al considerar que no se encuentra en buen estado.

Este colectivo, que ha defendido estar a favor de la protección del Puente y que la regulación es ilegal, al no publicarse el decreto que la regula, lo que ha negado el Ayuntamiento, organizó dos manifestaciones con 3.000 y 6.000 personas, según éste, y 1.500 y 3.000 personas, según la policía (la población de Ronda alcanza casi las 35.000 personas). Los partidos de la oposición han anunciado, que si gobiernan, suspenderán la medida.

Las cargas de un puente

ANTONIO GARRIDO. HISTORIADOR

Aeste Puente de inacabables patas de zancuda cigüeña y de dadivoso corazón, aunque el que presente a la mirada parezca de granítico pedernal, por su condición de grandullón sin paliativos, le abrumaron sus creadores con un mar de obligaciones que cumplir, más imaginadas que reales unas; como la de con sus fornidos brazos en cruz, ser el parapeto y sostén, a diestra y a siniestra, a ambos extremos del precipicio, al que costaba por interminable divisarle el fondo. Más materiales, otras, las de constituirse en indestructible pegamento que uniera de una vez por todas a dos ciudades que siendo hermanas, surgían desmembradas. Otras, la de más inverosímil cumplimiento, o así las proclamaron los azarosos años, la de mezclar las pisadas, que no las voluntades, por un mismo orden urbanístico, sin separación alguna, de heterogéneos sectores de esa desperdigada población, en sino y fortuna: de los humildes con los soberbios, del sabio con el que nada sabía, del burgués con el proletario, del aristócrata con el plebeyo, si se quiere, del pobre en dineros y conocimientos con el abundante en ellos. Transcurridos más de dos siglos, ahora que al Puente, comienzan a pesarle su edad y los agravios de los que debían ser sus adoradores, achacoso, maltratado, despreciado, más que prestar ayuda, pidiéndola anda, sin que unos ni otros, por los que tanto sufrió y dio, ni menesterosos ni poderosos, estos menos que ninguno, osen dar un ochavo por su maldecida suerte.

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