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Imagen de archivo de las urgencias del Hospital Comarcal de Antequera. SUR
«Le ha dado un ictus en el lugar donde uno querría que le diera: las urgencias de un hospital»

«Le ha dado un ictus en el lugar donde uno querría que le diera: las urgencias de un hospital»

La familia denuncia al Hospital de Antequera por no atender durante cinco horas a un paciente de 44 años mientras sufría un ictus

Jueves, 18 de enero 2018, 02:17

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Todo empezó por un dolor de cabeza. Ángel Burgos se tomó un ibuprofeno y trató de seguir con sus ocupaciones en la empresa de electrónica de Antequera donde trabaja como administrativo. Pero la jaqueca no remitió y comenzó a sentir «mareos» cuando hablaba por teléfono. Sus compañeros le aconsejaron que fuera a la farmacia a tomarse la tensión. «Tenía 150/120», recuerda su cuñado Bernardo Reina, por lo que en la botica le recomendaron ir al Hospital de Antequera. Y así lo hizo. Al no encontrarse mejor, evitó conducir. Lo llevó un compañero. Entró en urgencias a las 11.30 horas del día 11 y fue atendido por el primer médico a las 12.07 horas, siempre según la versión de la familia. «Le hicieron un análisis y un electro y le dijeron ‘siéntese ahí y desconecte el móvil’ (refiriéndose a la sala de espera de pacientes), cuenta Bernardo.

Y Ángel se quedó allí, esperando el resultado de las pruebas. Su compañero se marchó para volver al trabajo –«le dijo que lo llamara al móvil si necesitaba algo», aclara el cuñado– y él siguió esperando «cinco horas» durante las que sufrió un ictus. La familia, asistida por el abogado Francisco Damián Vázquez, de la Asociación El Defensor del Paciente, ha denunciado al hospital antequerano por «dejar abandonado» al enfermo, de 44 años, cuando seguía en la sala de espera.

Al ver que no tenían noticias de Ángel Burgos, su jefe en la empresa de electrónica comenzó a llamarlo, pero su teléfono móvil estaba permanentemente apagado, así que, alarmado, avisó a una de sus hermanas para comprobar si le había pasado algo. La familia, que es oriunda de Fuente de Piedra, se movilizó y llamó a hospital. Según la denuncia, allí les dijeron que Ángel se había «fugado», que se había marchado del hospital y no sabían nada de él; al parecer, lo habían llamado por megafonía y él, evidentemente, no respondió.

«Pese a ello, cogimos el coche y fuimos a urgencias. Allí, otros pacientes –dos personas de la zona que ahora son testigos en la causa– nos dijeron que acababan de llevárselo». Eran ya las seis de la tarde. Bernardo Reina continúa con el relato: «Según nos contaron (los pacientes), una mujer de Mollina vio que Ángel estaba solo y que no se encontraba bien, se lo dijo a otro hombre y este llamó a un celador. Ahí fue cuando reaccionaron y vieron que no podía ni sentarse en la silla de ruedas», detalla Bernardo, que asegura que su cuñado (soltero y sin hijos) no fumaba ni bebía y, además, se cuidaba bastante. «Fíjate si sería así que esta Navidad recuerdo que me decía: ‘Bernardo, la mahonesa mejor sin sal...’».

Desesperada por la ausencia de noticias, una de las hermanas de Ángel (son cuatro) se asomó por la puerta y vio cómo sacaban al paciente en una camilla hacia la calle. «Salimos detrás y vimos que lo iban a subir en una ambulancia. Le preguntamos a la enfermera qué le ocurría y respondió que ella no nos podía decir nada. Ahí él estaba consciente, porque al escuchar mi voz le dijo a la enfermera: ‘Es mi cuñado’».

Lo llevaron a Málaga, al Hospital Regional Carlos Haya. «Nos dijeron que había que operarlo inmediatamente. Había sufrido un ictus isquémico. La intervención acabó sobre las tres de la madrugada; en principio salió bien, pero no ha sido así. Está en coma inducido y, cuando le retiran la medicación, no reacciona por sí mismo. Los médicos no nos dan ninguna esperanza», explica Bernardo, que interrumpe por unos minutos la conversación ante la llegada del sacerdote, al que la familia avisó ayer tarde para que le diera el sacramento de la extremaunción por su estado crítico.

La tristeza se mezcla con la indignación en las palabras del cuñado de Ángel. «Esto no es normal en una sociedad como la española. Parece propio del tercer mundo. «Él hizo todo lo que tenía que hacer y como tenía que hacerlo. No cogió el coche, por si acaso, y fue a urgencias. Lo sentaron allí y tardaron cinco horas en atenderlo con un ictus. Y todo porque, al llamarlo por megafonía y ver que no aparecía nadie, presumieron que se había ido. Y yo pregunto: ‘¿Acaso miraron en el sitio donde le dijeron que debía quedarse (la sala de espera de pacientes)? No lo entiendo. A mi cuñado le ha dado un ictus en el lugar donde a uno querría que le diera, en caso de sufrirlo: las urgencias de un hospital».

Repuesta del hospital

Por su parte, la dirección del Hospital de Antequera hizo público ayer un comunicado en el que se indica que el jefe de la guardia informó a la familia y le transmitió que tanto los profesionales de urgencias como el centro lamentan lo sucedido. En la nota se dice que, tras analizar la historia del paciente, la atención que se le ofreció se ajustaba a la situación clínica que presentaba tanto en el momento de su llegada, cuando se hizo el triaje por parte del personal de enfermería, como tras su primera consulta médica, cuando se le realizaron diferentes pruebas, unas de resultado inmediato y otras en las que había que esperar a su procesamiento.

La dirección asegura que el estado general del enfermo no desaconsejaba su permanencia en la sala de espera. La nota añade: «Ni los síntomas que presentaba el paciente ni los resultados de la exploración y pruebas realizadas hacían prever que pudiera sufrir un accidente cerebro vascular».

El comunicado señala que «mientras está esperando los resultados, una usuaria alerta de que un paciente permanece sentado y ‘con tendencia al sueño’, por lo que rápidamente una profesional médico lo valora y se activa el código ictus con posterior traslado al Hospital Regional de Málaga, donde permanece hospitalizado».

La dirección del Hospital de Antequera precisa que la comisión de seguridad del centro está recabando toda la información clínica y los datos ofrecidos por los profesionales sanitarios sobre el caso para seguir analizándolo con mayor profundidad. Y de ese modo se le ha trasladado a la familia del enfermo.

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