Trece detenidos tras la última oleada de robos registrada en Ronda

Tras la tormenta llega la calma. En este caso, el popular refrán no se refiere a los devenires del clima, sino al freno a la oleada de pequeños robos que ha sufrido Ronda. Y es que la sucesión de este tipo de delitos, que se han prolongado desde principios de año hasta hace poco, aproximadamente, ha generado cierta alarma en la ciudad del Tajo y ha mantenido en vilo a las autoridades y a los vecinos, sobre todo a los propietarios de negocios que han sido blanco de los cacos, pero también a dueños de garajes y de vehículos, entre otros.

Según los datos que han hecho públicos la Policía Nacional y la Policía Local, esta oleada de robos, ya que no es la primera vez que se da en la localidad, ha concluido con trece personas detenidas, hombres con edades comprendidas entre los 29 y los 45 años. Las investigaciones, llevadas a cabo sobre todo por la Policía Nacional, han esclarecido medio centenar de robos.

El botín en el que los ladrones habían fijado su atención, en la mayoría de los casos, ha sido de cuantía económica modesta, pero los robos han conllevado cuantiosos daños. En este sentido, la edil de Deportes del Ayuntamiento, María José Sánchez, cuantificó en 2.000 euros los destrozos de un robo que afectó al complejo deportivo del Fuerte, de donde el ladrón se llevó tan solo un equipo de música pero que dejó desperfectos en el bar de las instalaciones, puertas, cerraduras, cristales...

En las instalaciones de la Inspección Técnica de Vehículos (ITV) en Ronda también resultó afectada la puerta principal de acceso, lo que alteró el normal funcionamiento de la estación. El colegio Fernando de los Ríos, de donde se llevaron dinero y ordenadores; un locutorio, el Centro cívico de la barriada de Padre Jesús, donde el ladrón se apropió de aceite de oliva, entre otros, ya que en este espacio se guardan los alimentos que se reparten a familias necesitadas por parte de Cruz Roja, casas de campo, comercios y garajes, en los que la policía llegó a detener in fraganti al ladrón, con una vajilla en las manos, han sido algunos de los escenarios de estos delincuentes.

Pero sin duda, el robo más llamativo fue el de la Iglesia de los Descalzos, en la que dos individuos se hicieron con dinero y enseres, provocando enormes daños. Discutieron cuando intentaban huir, en plena calle, ante la mirada de vecinos, porque se habían dejado las llaves del vehículo dentro del templo.

Se da la circunstancia de que uno de los ladrones ha sido detenido dos veces por su implicación en diez robos en garajes y, después, en otros nueve en cocheras. Este tipo de delitos, estas oleadas, estarían relacionadas con la salida de la cárcel de delincuentes habituales.

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