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Antonio Castillo Lastrucci, con una de sus obras. Archivo municipal de Sevilla
Castillo Lastrucci: el imaginero de Dios

Castillo Lastrucci: el imaginero de Dios

Este año se cumple el 50.º aniversario de la muerte del escultor y varias hermandades con obras de su autoría barajan la posibilidad de rendirle homenaje

ALEXIS OJEDA

Domingo, 22 de enero 2017, 01:26

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«Todo un portento», «Unas manos como nunca nadie tendrá», «Un talento insuperable». Esas son solo algunas de la frases que profesionales de la Historia del Arte utilizan para describir la obra del imaginero Antonio Castillo Lastrucci. No todo el público conoce con exactitud su figura o los detalles de su vida pero sí que la mayoría, aunque ni siquiera sean conscientes de ello, veneran y rezan alguna de sus centenares obras. Este año se cumple el 50.º aniversario de la muerte del artista y varias hermandades de toda España que poseen obras de su autoría barajan la posibilidad de realizar homenajes a través de sus titulares, fiel reflejo del talento del imaginero.

Aunque de momento no hay ninguna confirmación oficial, ya existen algunas ideas en el seno de muchas de las juntas de gobierno de las hermandades. Tanto es así, que algunas cofradías de Ronda, Sevilla o Málaga barajarían la idea de realizar algunos actos conmemorativos. Entre ellos, tendrían cabida varias conferencias sobre el escultor, misas funerales en su memoria e incluso besamanos o besapiés extraordinarios con los Sagrados Titulares realizados por el célebre artista.

Antonio Castillo Lastrucci, escultor imaginero religioso, nació en Sevilla en 1882 y murió en la misma ciudad en 1967, a los 85 años. Tuvo ocho hijos. Su obra es muy valorada y es extensa por toda Andalucía y otras regiones españolas. Está considerado como uno de los más grandes escultores imagineros del siglo XX. Inició su aprendizaje como discípulo del escultor Antonio Susillo cuyo taller estaba en la calle donde vivía Antonio. Enseguida mostró una gran destreza en las tareas que le encomendaba. Cuando tuvo la edad adecuada ingresó en la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos de Sevilla. En su juventud ganó varios premios como escultor y en 1915 la Diputación Provincial de Sevilla le concedió una beca para estudiar en los museos de París y Roma, pero por culpa de la Primera Guerra Mundial solo pudo estudiar en París, y después, continuó en Madrid ampliando conocimientos.

En su primera etapa, como escultor, instaló un pequeño taller donde abarcó todo tipo de géneros y técnicas con una intensa actividad en relieves, bustos, grupos escultóricos, y toros. En 1922, la Hermandad de la Bofetá de Sevilla le encargó la construcción de las imágenes del Misterio de Cristo ante Anás. Al año siguiente las siete figuras del misterio salieron el Martes Santo y el éxito fue enorme, recibiendo todo tipo de halagos, llegándole el reconocimiento popular a los 41 años.

Al acabar la Guerra Civil (1936-1939) se dedicó de lleno a realizar imágenes procesionales, la mayoría para restituir imágenes destruidas durante los sucesos de la Segunda República y la Guerra, para hermandades de Sevilla, Andalucía y otras regiones y ciudades españolas. En Sevilla es el escultor que más imágenes realiza para su Semana Santa.

Su obra en Ronda

Dentro de su amplia gama imaginera, destacan los 37 crucificados que realizó entre 1935 y 1964, cada uno con su propio sello y expresando divinidad, relajación, serenidad y dulzura, característica propia del autor que evitó el dramatismo y el exceso de sangre en sus imágenes. Su producción global es superior a 450 imágenes y muchas de ellas se encuentran en la Semana Santa de Ronda.

En 1959, Castillo Lastucci recibió el encargo de realizar una nueva imagen del Cristo de los Remedios. El precio ascendió a 55.000 pesetas por un grupo escultórico que constaría de Cristo de Talla, la Virgen del Amparo, San Juan y María Magdalena. Con ese trabajo se completaría el conjunto de los titulares de la Hermandad del Viernes Santo que en 1948 ya habían adquirido a la Virgen de las Angustias -una de las vírgenes más hermosas de Ronda- y El Cristo de la Buena Muerte, ambas obras también del sevillano. El resto de imágenes que el autor realizó para Ronda son María Santísima Consuelo de las Tristezas de la Hermandad del Huerto, Nuestro Padre Jesús Nazareno y Nuestra Señora de los Dolores.

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