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Por primera vez, una mujer ha pasado a ocupar el cargo de directora artística de Dior
Dior se viste de mujer

Dior se viste de mujer

El ascenso de la italiana Grazia Chiuri a la cúspide de la mítica 'maison' reivindica la presencia femenina en las altas esferas de la moda

LUIS GÓMEZ

Lunes, 10 de octubre 2016, 00:46

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Nadie dijo que el negocio fuese fácil, pero es evidente que la moda es una cumbre mucho más difícil de alcanzar para las mujeres que para los hombres. Pocas son las grandes marcas fundadas por mujeres -Prada, Stella McCartney, Sonia Rykiel, Vivienne Westwood, Carolina Herrera...- y menos aún las creadoras que dirigen emporios ajenos. Phoebe Philo, al frente de Céline, y Sarah Burton, en Alexander McQueen, son una excepción. No sólo eso. Las riendas de compañías legendarias como Chanel, especialmente, y Elsa Schiaparelli, que revolucionaron la industria del diseño a principios del siglo pasado, perdieron para siempre el control femenino a la desaparición de sus creadoras, algo que no se repite, en cambio, a la inversa. Givenchy, Balmain e Yves Saint Laurent mantienen el brillo, si no lo acrecientan, otorgado por sus ilustres fundadores gracias al talento de Riccardo Tisci, Olivier Rousteing y Anthony Vaccarello. Todo hombres.

Por eso la última semana de la moda de París ha supuesto un acontecimiento histórico. Todas las miradas estaban puestas en la italiana Maria Grazia Chiuri. Por primera vez, una mujer ha pasado a ocupar el cargo de directora artística de Dior, unos de los mayores trasatlánticos del mundo del lujo. Chiuri, que ejerció 8 años este cargo junto a Pier Paolo Piccioli en otra etiqueta de envergadura -Valentino-, toma el relevo del sensible Raf Simons y pone fin a siete décadas dominadas por la visión masculina. Se incorpora a la nómina de un increíble universo de un solo género: Yves Saint Laurent, Marc Bohan, Gianfranco Ferré, John Galliano... Como subrayó la revista 'Vogue': «Hombres únicos, sí, con visiones distintas y cambiantes, pero hombres».

No han sido pocas las voces que han visto en este nombramiento un principio de igualdad, la oportunidad de fomentar un empoderamiento femenino. La directora de la edición española de 'Harper's Bazaar', Eugenia de la Torriente, dejó entrever que la moda podría estar enfrentándose «de verdad a las dudas y paradojas» que a menudo despierta su propia concepción de las mujeres. Al tiempo que Chiuri se convertía en la primera mujer que diseñará en el nombre de Christian Dior desde 1947, De la Torriente recuerda que otra mujer -Bouchra Jarrar- invocará el espíritu fundacional de la casa que Jeanne Lanvin abrió en 1889.

«Debemos ser feministas»

Con la llegada de Chiuri a la cúspide de la 'maison' francesa, cuyo fundador no sólo soñaba con volver más guapas a las mujeres sino hacerlas más felices, se abre un nuevo orden simbólico y empresarial. De su paso por Valentino se recuerda su perspectiva romántica y de gusto razonablemente masivo que se tradujo en un espaldarazo en ventas para una casa que hasta su llegada vivía un periodo de incertidumbre. En el desfile más esperado de la temporada, Chiuri dejó claro el traspaso de poderes con la presentación de camisetas en las que se podía leer 'Todos debemos ser feministas'. Sabe el terreno que pisa con la recuperación del logo que la casa utilizaba en los años setenta para su primera línea de bolsos. Un 'revival' que se advertía en otra de sus camisetas con el lema 'Dior (R) evolución'. También sabe que la han contratado para rejuvenecer la marca e impulsarla económicamente.

Que evolucione o revolucione el patio es algo que le provoca todo menos temor. Cuando llegó a su anterior destino tuvo que tragarse las pullas del 'emperador' Valentino Garavani, celoso de que pasara por alto su legado artístico. Casada y con dos hijos, esta discreta romana de 53 años, que lleva tres décadas trabajando en la sombra, había revitalizado antes Fendi con el lanzamiento del bolso superventas 'Baguette'. Apasionada por la historia del arte, sus creaciones lo mismo se inspiran en el rigorismo medieval y la delicadeza de los prerrafaelitas que beben de la psicodelia de los años sesenta y setenta o de la danza contemporánea. También manifiesta una querencia por la elegancia chapada a la antigua: «No importa si un vestido tiene mangas largas o enseña más o menos. Lo importante es que la mujer que lo lleve personifique una mezcla de elegancia y gracia», argumenta.

El futuro se vislumbra prometedor en torno a la figura de esta diseñadora adicta al WhatsApp y que se maneja con destreza en las redes sociales. Tanto, que Ben Stiller rodó una de las escenas de 'Zoolander 2' durante uno de sus desfiles: «Internet e Instagram han cambiado nuestra vida y la moda porque ahora todo va muy rápido, pero a la vez queremos mantener nuestra sensibilidad, cultura y artesanía. Es lo que marca la diferencia», reflexiona. Eso y que, por fin, una mujer se hace con una de las sillas más codiciadas de esta gran industria.

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