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James Malone, en su despacho.
El étnico chic de James Malone

El étnico chic de James Malone

Llegó a Málaga desde su Londres natal con 19 años con la intención de aprender español. Un anuncio en el periódico buscaba administrativo bilingüe para una tapicería y él pensó que se trataba de un negocio de tapas, una anécdota que fue el germen de la que hoy es una de las firmas de textiles más prestigiosas del país, con distribución internacional

Lorena Codes

Domingo, 18 de septiembre 2016, 01:25

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Hay en la manera de ser de James Malone (Jaime para los amigos de Málaga) una impronta de elegancia anglosajona que va más allá del cabello rubio y los ojos azules que lo delatan. De su Londres natal conserva bastante más que una afición desmedida por el té. Seis tazas al día, concretamente. Sin embargo, por encima de sus raíces británicas hay un barniz mediterráneo, un toque malagueño que reluce a poco que se cruzan dos palabras con él. «Vivo en el lugar que me acogió en un momento muy solitario de mi vida, muy joven, algo que siempre agradeceré», afirma Malone, mientras rememora su llegada a Málaga con solo 19 años.Su doble nacionalidad lo había llevado a realizar el servicio militar un par de años antes en la Marina española y la provincia la conocía desde niño, pues había veraneado con sus padres en Calahonda.

La sombra alargada de una adolescencia rebelde y la profunda huella que le dejó un viaje a Nueva York para visitar a un familiar se aliaron para que James aparcara temporalmente la carrera de Empresariales y se plantara en Málaga en busca de aventura y con la intención de aprender español. Repasando la sección de anuncios de un diario gratuito encontró una reseña que decía: «se busca empleado con altos conocimientos de inglés y servicio militar finalizado para tapicería». Malone, pensando que tapicería venía de «tapas», se plantó en la dirección indicada. Una divertida anécdota que, caprichos de la suerte o del destino, fue el germen de la que hoy es una de las firmas editoras de textiles más prestigosas de nuestro país, con implantación en medio mundo.

Los pasos intermedios hablan de una persona perseverante, que se apasiona con el aprendizaje, instalada en una búsqueda constante de la innovación y con un imparable espíritu emprendedor. Con la mayoría de edad recién estrenada comenzó a trabajar para la empresa tapicera local como administrativo y traductor. En un año James pasó a tratar de cerca con tejedores, casas de tinte y acabadores en el desarrollo de las colecciones propias de la empresa. El negocio lo había atrapado pero su mente creativa le pedía hacer cosas nuevas, diferentes o, como él mismo dice con un simpático acento guiri aún: «soy un culo inquieto». En 2006 se presentó la oportunidad de comprar la empresa textil a sus antiguos dueños y un año más tarde nació James Malone Fabrics, su propia insignia con un carácter completamente nuevo y personal dentro de la industria. «Seguir haciendo todo conforme a las normas no me hacía plenamente feliz, yo quería desarrollar mi propio producto, innovar, y al principio nadie creía que lo que tenía en mi cabeza se pudiera hacer», relata.

Pero el empeño y su conocimiento previo de todo el proceso de producción le dieron la razón y acabó haciendo las telas que tenía en mente, que a la postre fueron todo un éxito. Textiles de estilo étnico chic, con un toque mediterráneo pero siempre sofisticadas, elegantes. En definitiva, el reflejo de esa personalidad forjada a medio camino entre una educación inglesa y el espíritu mediterráneo. «Le digo a mis amigos que mi humor ya es más malagueño que el de muchos de ellos, amo mi Londres natal pero soy mestizo, de aquí es mi mujer y aquí son felices mis tres hijos», dice.

Las sucesivas colecciones de James Malone Fabrics poseen el sello de alguien que maneja los códigos de la moda, que está al día de las tendencias aunque no las siga a rajatabla, que demuestra una sensibilidad especial hacia el arte. Y entusiasmo por lo que hace, grandes dosis de entusiasmo. «No hay un día en que no me levante feliz por venir a trabajar», destaca, enfrascado ya en la nueva colección y en su última aventura, el lanzamiento de una línea de papeles pintados. «No sé si funcionará, en realidad nunca lo sabes, pero necesito hacerlo», añade.

En este sentido, sus colecciones son como un recorrido sensorial por varios continentes, tanto en estampados y colores como en texturas, olores incluso. Kilims, geometrías, dibujos africanos...un viaje por el mundo pero sin estridencias, como la suave caricia del jazz. Sus tejidos encajan por igual en ambientes refinados y en decoraciones más actuales o rompedoras. Tradición y modernidad, herencia e innovación, delicadeza y trasngresión.

James Malone ha logrado unir en su sello diferentes formas de estar en el mundo con coherencia y estilo, pero sobre todo ha hecho suya la máxima de que «tu gran oportunidad se puede encontrar justo donde estas ahora mismo» (Napoleón Hill).

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