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José e Inma Ruiz, en el salón de su casa.
Repintar para repensar la vida

Repintar para repensar la vida

Inma y Jose Ruiz se encargan de resucitar viejos muebles y artículos inservibles para darles una segunda oportunidad. Su hogar es un ejemplo de la filosofía que aplican en ‘Bless this mess’, eclecticismo e imaginación para que cada pieza encuentre su lugar, bien recuperada, bien convertida en algo completamente nuevo e inspirador

Lorena Codes

Lunes, 29 de febrero 2016, 01:06

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Dice Inmaculada Ruiz que «no todo ha sido malo en esta crisis económica». En su caso y el de su marido, José Ruiz, por ejemplo, la recesión ha supuesto el impulso sin el cual no se hubiesen planteado reinventarse y emprender una actividad con la que ahora se sienten a gusto.Ella, arqueóloga, y él, relacionado con el sector comercial, decidieron hace casi cuatro años convertir en actividad laboral lo que hasta entonces había sido sólo un hobby: dar una nueva vida a las cosas, renovar muebles, inventar una nueva función para objetos aparentemente inservibles. En 2012 inauguraron su tienda taller, Bless this mess (Bendice este desastre), en pleno centro.

Y tal como indica su nombre, la primera parte de esta nueva etapa de sus vidas fue un poco lío. Conscientes del auge de lo retro y lo vintage, incluyeron en su oferta todo tipo de artículos, hasta ropa y accesorios. «Aunque esta moda no es nueva en América y buena parte de Europa, hasta ahora en España la segunda mano no estaba bien considerada, no se le daba valor», indica Inma. Ante la imposibilidad de adquirir muebles de calidad, las nuevas generaciones se han visto en la disyuntiva de escoger muebles baratos o reutilizar los de herencia familiar. El mueble de la casa de la abuela que antes les parecía un horror empieza a ser un artículo de culto «con muchas posibilidades». En este punto han comenzado a apreciar el valor de estas piezas con historia. Por su parte, Inma y José se dieron cuenta pronto de que el negocio iba a ser inabarcable y se centraron en lo que más les gusta hacer: reinventar el alma de las cosas.

La propia demanda de la clientela de Bless this mess fue reconduciendo la idea inicial de negocio hacia la transformación de muebles y artículos, e incluso el diseño de piezas propias, muchas de ellas nacidas de otras partes de objetos viejos, pedazos de muebles, restos de lo que fue un hogar. Por entonces ya se había cruzado en sus vidas, aunque a nivel particular, el nombre de Annie Sloan, la estrella francesa de la pintura decorativa y creadora del chalk paint, la pintura que ha revolucionado el do it yourself (hazlo tú mismo) en todo el mundo.

Annie Sloan desarrolló su innovadora pintura Chalk Pain hace más de 20 años, aunque no ha sido hasta ahora, al calor de esta vuelta a las manualidades, cuando se ha puesto de moda en España. Y con ella, los talleres para aprender a sacarle todo el partido a este invento, fácil de usar y con una amplia paleta de colores inspirada, según dice «en la decoración y el diseño de los siglos XVIII y XX».

Cada fin de semana, la parroquia del diy (en inglés do it yourself, hazlo tú mismo) o lo que es lo mismo, los manitas y aspirantes a serlo, se congregan en el taller de Inma y José, dispuestos a descubrir el nuevo rumbo de sus viejos muebles a través de distintas técnicas como el decoupage, la transferencia o el estarcido, entre otras. En cierto modo, se trata de una tarea arqueológica también, pues, según indica Inma, «hay que saber cuándo mantener la esencia de la pieza, su autenticidad, y cuándo toca transformala por completo sin que pierda su esencia». Es algo que el matrimonio ha aplicado en su casa de Echeverría de El Palo, donde abundan los enseres restaurados y los rincones de creación propia. Amigos del eclecticismo, para la pareja «lo más imporante es que una casa sea el reflejo de quienes la viven, que respire verdad más allá de la estética».

En la suya, por ejemplo, conviven piezas heredadas con otras construidas por ellos mismos, artículos que han rescatado de un mal final y otros que han ido acumulando de sus viajes. Todo ello, adherezado con una buena dosis de literatura y música. Se confiesan incondicionales de los muebles auxiliares, «algo que casa también con el nuevo formato de los hogares, más pequeños y multifuncionales», explica José. Así, por ejemplo, fabrican cabeceros a partir de palets, hacen estanterías con televisores viejos, crean una lámpara a partir de un antiguo contador de la luz o convierten una silla sin asiento en un original macetero.

Todo vale con tal de proporcionar una nueva utilidad al material y, de paso, contribuir a concienciar a la sociedad de que los recursos del medio ambiente son limitados. Ahora mismo en el taller de Bless this mess una puerta estropeada y una cama hecha trizas se han convertido en un mueble para el recibidor en tono verdoso de campiña francesa, con estanterías y perchero incluidos; una vieja batería de música se reparte entre la base de una original mesa auxiliar acristalada y dos lámparas; las letras y chapas de los luminosos de locales desaparecidos se han restaurado para formar nuevas palabras y mensajes. Y así con un largo etcétera de ingeniosas salidas para alargar la vida útil a artículos que estuvieron a punto de engrosar algún vertedero. Por lo tanto, bendito desastre que resucita el alma de las cosas.

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