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La bici de Damián decora el comedor de su casa.
La casa simple y sostenible de Damián López

La casa simple y sostenible de Damián López

El diseñador industrial de Le Blume aboga por lo funcional en sus creaciones. Su hogar es un tributo a lo esencial, puro, confortable y sosegado, en el que se materializa toda una filosofía laboral y personal: «Los mejores productos no necesitan ostentar»

Lorena Codes

Miércoles, 10 de junio 2015, 00:07

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En casa de Damián López, diseñador industrial y fundador del estudio Le Blume, no hay (casi) nada que no tenga una utilidad. Más aún, apenas hay elementos que no respondan a una necesidad. El discurso impoluto del blanco se ve interrumpido únicamente por algunos impactos de color estratégicamente distribuidos. Algún guiño divertido y símbolos de apego artístico componen el resto de ingredientes de un hogar que huye del ornamento gratuito, de lo oscuro o lo recargado. No es más que el reflejo de una actitud que Damián traslada a su trabajo como creador: «Los mejores productos no necesitan ostentar», asegura.

Lo de inventar a él le viene de fábrica. Su abuelo era carpintero y su padre, profesor de física. Lo de experimentar, construir, crear es un juego que aprendió desde muy niño. Ahora es su vocación y su forma de vida. El malagueño comenzó la carrera de Diseño Industrial en la Universidad de Málaga, pero se trasladó a Valencia para terminarla y especializarse en mobiliario. Al terminar su formación tuvo la oportunidad de trabajar durante dos años en el estudio de Lavernia & Cienfuegos, donde asegura que adquirió gran experiencia. El naufragio de la crisis lo arrastró de nuevo a Málaga, sin trabajo y sin expectativas: «en Málaga no existe una industria fuerte del mueble». Así que decidió inventar también su propio empleo. Así fue como nació, en el año 2013, Le Blume. «El impulso definitivo llegó cuando me seleccionaron para la Feria Hábitat Valencia, dentro del espacio Nude, donde expuse un sofá, unas lámparas y una papelera», explica. Éstas forman parte ahora de la primera colección de iconos de su propia firma. En cada uno de estos trabajos se hace patente una fórmula de respeto al medio ambiente, un intento de salir del juego de la masificación.

Sus artículos están realizados en madera de bosques sostenibles y en el proceso de creación siempre hay una pregunta previa que determina el siguiente paso: «¿qué pasa cuando un objeto cumple su vida útil?». Diseño inteligente y esencial, una máxima que también aplica en su propia casa: «no me interesa tener más de lo que necesito, creo en la seducción de lo que no pretende seducir». Esta austeridad bien entendida no es ni mucho menos fría ni distante. La atmósfera de la estancia principal de la vivienda, el salón comedor, se presenta acogedora y cálida, gracias al empleo de la madera desnuda, natural, bella. Algunas piezas son de fabricación propia, como la mesa de centro, realizada a partir de un palé pintado en algunas zonas al que se le añadieron unas ruedas para hacerla más práctica. En el mismo tono, un banco de dos peldaños hace las veces de mesa auxiliar. En el comedor, algunas piezas de Ikea sirven de base para construir el ambiente.

Damián rompe una lanza a favor de «la democratización del diseño». «Es genial llegar a tu casa y poder tener algunas piezas que te alegran la vida». De hecho, su trabajo va en la línea de que «un diseño no es del todo bueno si no se lo puede permitir todo el mundo». A fuerza de ingenio va puliendo cada prototipo en esta dirección. Su inquietud y ganas de hacer cosas lo han llevado también a involucrarse en otros proyectos de distinta índole, como la organización de PechaKucha Night Málaga, junto a Alfonso Fiz o, más recientemente, en las jornadas Málaga Design Walk. «En Málaga hay muchísimo talento, diseñadores, estudios y artistas que no se conocen y a los que es necesario dar más visibilidad», afirma.

Visibilidad, y mucha, le ha proporcionado a Damián su último «hijo», La Fresca, una silla que reinventa la técnica de la anea en un diseño contemporáneo y funcional que cosecha aplausos allá donde va.

Numerosas publicaciones y empresas se han interesado por el prototipo, que aún está en fase de desarrollo. Se trata de un proceso de Neo Artesanía que ha llevado a cabo junto con Granada Barrero y que les ha puesto frente al espejo de un nuevo reto, el de recuperar oficios que están a punto de desaparecer por falta de relevo generacional. «La primera silla la fabricamos entre mi padre y yo, cuando fuimos a visitar a diferentes artesanos para poner en marcha su producción nos encontramos con que no era posible darle salida, o bien eran mayores y no entendían bien el concepto o bien no manejan la técnica».

Finalmente dieron con un carpintero de Alhaurín el Grande dispuesto a darle vida. Ahora están perfeccionando el modelo, mejorando su funcionalidad. «No nos esperábamos una acogida así y para nosotros ha sido muy importante, más que una silla es un proyecto con el que pretendemos aupar a los artesanos». Además de La Fresca, en su casa también pueden encontrarse otros artículos diseñados por Damián, como la lámpara Icon Classic o la papelera White de su dormitorio. De nuevo este espacio recoge la misma fórmula, los muebles suficientes y necesarios sobre un lienzo puro que multiplica la luz. Síntesis de modernidad que se logra a través de piezas directas, naturales y de una estudiada desnudez.

Elegancia colmada de simplicidad. Ética y estética van de la mano en esta casa prototipo de una generación más lúcida y responsable, que busca la belleza en lo auténtico, en lo esencial.

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