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Hogares en armonía gracias al Feng Shui

Hogares en armonía gracias al Feng Shui

La experta Begoña del Rey desgrana las claves de este arte y muestra cómo la decoración puede influir en la felicidad de las personas que habitan una casa

Lorena Codes

Lunes, 2 de marzo 2015, 01:44

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Ocurre a veces que al entrar a una casa o espacio de trabajo nos invaden sensaciones, positivas o negativas, meramente intuitivas, sin que tengan una base concreta. Pero ahí están. Hay lugares que invitan a quedarse, que producen bienestar, sensación de armonía. Otros, por contra, a pesar de mostrarse aparentemente estéticos provocan desasosiego, una sensación de perturbación. Hace más de 3.000 años los chinos se propusieron estudiar las leyes que rigen estas intuiciones imprecisas. A través de una exhaustiva observación trataron de determinar en qué sentido influyen los elementos que nos rodean en nuestra felicidad. Filósofos como Lao Tse y Confucio fueron pioneros en el acercamiento a esta especie de ciencia del hábitat que durante siglos fue un asunto de Estado para la China Imperial. El Feng Shui (que traducido significa viento y agua) se basa en la creencia de que todo lo que nos rodea es energía (aliento vital o Chi).

Armonizar estas energías para vivir de una forma más próspera es el objetivo de sus preceptos. Ése es el trabajo de la experta Begoña del Rey, cuyos conocimientos sobre la materia, según asegura, le cambiaron la vida. En 1997 Begoña vivía en Londres y nunca había oído la palabra Feng Shui. Era una apasionada de la decoración y la arquitectura, lectora habitual de publicaciones de este tipo. Un día, en Victoria Station, le llamó la atención un título, Feng Shui for modern living, se lo llevó a casa y quedó fascinada al leerlo. Al día siguiente estaba llamando a un profesional para que realizara un estudio en su propia casa. El resultado fue tan espectacular, según precisa, que inmediatamente decidió estudiar y formarse para trabajar en ello. Estudió en Londres y luego en EEUU, San Francisco (California), titulada por la Escuela Imperial y Máster en las 4 escuelas del Feng Shui clásico con Área Feng Shui. «Me cambió la vida, no sólo encontré una vocación profesional, sino una filosofía de vida, estoy segura de que era mi destino», asegura Del Rey. Desde entonces, Begoña ha ayudado a decenas de hogares a experimentar el mismo cambio que ella percibió cuando aplicó los principios FengShui. Asegura que este arte «no es una varita mágica». De hecho, buena parte de sus análisis se rigen por reglas matemáticas.

«La clave del Feng Shui radica en el equilibrio, aprovechamos las energías positivas y neutralizamos las negativas creando así el armonía, el Ying Yang», indica Begoña, quien apunta que su desarrollo es mucho más complejo de lo que la mayoría de la población conoce. Y parece que estos estímulos funcionan, a tenor de la serenidad que la propia Begoña transmite con sus palabras, nada dadas al sensacionalismo ni a la ligereza. «Precisamente porque es un conocimiento exhaustivo y profundo y requiere de años de estudio no me atrevería a dar consejos básicos generales como en una lista de la compra», sostiene. Su proceso de trabajo puede conocerse a través de la actuación que realizó en este apartamento marbellí, decorado por La Albaida. El primer paso que siguió Begoña, antes siquiera de conocer físicamente el espacio, fue estudiar exhaustivamente el plano de la vivienda, junto con los datos de la ubicación de la misma y el año de construcción. Con esta información elabora un diagnostico Feng Shui, que según indica, ayuda a localizar los problemas y bloqueos del espacio: «Utilizando las cuatro escuelas del Feng Shui clásico liberamos y erradicamos los mismos y creamos espacio sanos y armónicos».La experta asegura que hay espacios tan viciados que es muy difícil contrarrestar las energías negativas, «en ese caso aconsejo cambiar de casa o local», dice. A pesar de la inexistencia de unas reglas universales, el Feng Shui se apoya en la existencia de cinco elementos en la naturaleza, principio y origen de todo lo armónico. Estos son la tierra, el metal, el agua, la madera y el fuego. Teniendo en cuenta que todos ellos están relacionados, su uso en los ambientes determinará la forma en que focalicen la energía positiva y anulen la contraria. Estos elementos pueden ser representados por texturas, colores o incluso elementos abstractos.

Así, en la casa que nos ocupa, en base a su ubicación general, la disposición de las puertas y ventanas y demás elementos, Begoña determinó que, por ejemplo, el salón principal necesitaba mucha agua para promover la carrera profesional y enraizar los proyectos en marcha. En este caso, el agua está presente en el color negro, el azul marino, azules petróleo y los espejos fundamentalmente. La zona de comedor también precisaba mucha agua para neutralizar un espacio complejo, así como formas de tierra (las formas cuadradas, los rectángulos, lo horizontal) para potenciar las relaciones entre sus habitantes. Por otro lado, en el dormitorio principal, por ejemplo, según su diagnóstico, era necesario mucho metal (blanco, plata, dorado, cobre, el gris claro) para equilibrar y potenciar la creatividad y la expansión.El rincón del escritorio, por ejemplo, favorece los viajes y el impulso profesional. No hay fórmulas exactas que sirvan igual para todos los hogares, si bien hay algunas que suelen repetirse en la mayoría de los casos. El orden, la limpieza y no acumular lo que no se necesita siempre favorece el flujo de la energía positiva, tal y como explica Begoña. Por contra, algunos tips como situar un espejo delante de la cama de matrimonio (favorece la infidelidad), sentarse de espaldas a una puerta, poner bigas de madera en el techo o situar un árbol, farola o papelera frente a la entrada de la casa son opciones normalmente erróneas. «Es toda una filosofía de vida, empiezas a ser consciente de lo que te rodea y a usar tu entorno de una manera más eficiente, armónica y beneficiosa», concluye.

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